Esta es la oportunidad para los regentes y la población del Ecuador: Vicepresidencia vacante. Ya que somos tan tímidos con la democracia y no nos atrevemos a escribir en las leyes que el vicepresidente debe ser en todo término elegido por voto popular, tenemos la elección entre la sabiduría y la politiquería.

Aristóteles decía que la sabiduría era un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad. No estamos en prosperidad señores regentes. Necesitamos ciudadanos sabios en la gestión, y recordar a Montesquieu quien nos prevenía que una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.

El vicepresidente debe ser honesto, técnico capaz y, sobre todo, no estar comprometido con el pasado reciente.(O)

Carlos Efraín Montúfar Salcedo,

doctor en Medicina, Quito