La búsqueda incansable de la individualización en la sociedad conduce a las personas a un consumo exagerado, donde hay muy pocos ganadores y muchos perdedores en el aspecto social, económico y político. Lo crítico de esta individualización es el aumento viral de mentes básicas, visualizado en la pérdida de facultades cognitivas, que engloban procesos como la percepción, el pensamiento, la conciencia, la memoria, la imaginación, la creatividad, entre otros, que no permite crecer en valores. Y que generalmente se traduce a un trastorno de personalidad caracterizado por la exacerbación de tendencias repetitivas e imitativas, ansia de notoriedad, resignación a la concepción de la información que le llega, incapacidad para desempeñarse adecuadamente con pensamiento crítico.

Coincido con autores cuando manifiestan que una persona que posee una mente básica presenta una especial incidencia político-social porque mantiene disfuncional al sistema del país, donde las oportunidades potenciadoras del desarrollo y del progreso se convierten en limitadoras, generando un retroceso. ¿En cuántas ocasiones no hemos leído, observado y palpado que personas de mentes básicas han accedido a un cargo o función laboral a través de relaciones de amistad, parentesco familiar o sentimental? ¿Cuántas veces más seguiremos escuchando casos de corrupción, de odio, de segregación, de exclusión, de injusticias, de inequidades en todos los aspectos, justificaciones sin fundamentos por falta de capacidades? Y así puedo formular mil preguntas más, lo que se traduce a un incremento tipo virus cultural de mentes básicas, que a pesar de tener la oportunidad de transformar la realidad social, no pueden hacerlo porque su individualismo los lleva a preservar y defender la integridad de su propia personalidad enfermiza.

La mente básica está rodeada de cierto dogmatismo, conservacionismo y radicalismo, que no le permite a la persona mirar más allá de la realidad que conoce. Generalmente son personas ambiciosas de escasa valía personal que aprovechan las oportunidades para entorpecer o eliminar a una persona más calificada. Se valen de mecanismos bastante lamentables como la mentira y la manipulación para progresar y escalar niveles en las organizaciones e instituciones donde se desempeñan. Están en la búsqueda de puestos de poder. Esto quiere decir que utilizan la perversión institucional.

El narcisismo, la paranoide y psicopatía acompañan la personalidad de mentes básicas, lo que hace que esa persona sea peligrosa y esto no solo conduce a altos niveles de mediocridad y retroceso, sino también a la falta de valores morales, éticos y deterioro del tejido social.

Es hora de que empecemos a cambiar nuestra actitud pasiva y mostremos pensamiento crítico, no asumamos las cosas, exploremos a fondo lo que escuchamos, leemos o lo que nos comentan. No te dejes convencer fácilmente por otras personas que basan su discurso en frases hechas y no justificadas, aunque implique transformar tu mente en un proceso más cognoscente de descubrimiento, conocimiento, investigación y estudio. Si queremos lograr una transformación real de la sociedad, empecemos por detener este virus de mentes básicas que evitan el progreso y desarrollo del país. (O)