Los filósofos alumbran el mundo cuando se hacen entender y los buscamos. El gran Sócrates decía: “No soy ateniense, ni griego, sino un ciudadano del mundo”. El maestro Séneca, siglos después lo siguió en otra tierra: “No he nacido para un solo rincón, mi patria es todo el mundo”.

A despecho de los escépticos, algún día todos seremos y nos sentiremos ciudadanos del mundo, porque la humanidad, para sobrevivir, debe ser una sola. Hasta tanto, gregarios como somos y por necesidad, nos unimos a nuestros semejantes. Lo propio han hecho los pueblos aunados por los mismos fines, más aún con identidad de rasgos culturales e históricos.

Francisco de Miranda, el precursor de la independencia americana, idealizó la integración de los países sometidos al yugo ibérico. Simón Bolívar abrazó el ideal y promovió la creación de la Gran Colombia, de la que formamos parte y nos benefició. Bolívar vio que ello era imperioso, por la amenaza hegemónica del coloso del norte. John Adams, secretario de Estado estadounidense y futuro presidente de ese país, declaró que la Gran Colombia estaba llamada a ser una de las naciones más poderosas del planeta. Eloy Alfaro tomó después la bandera integracionista y antes de que llegue al poder y ya en él, intentó reconstruir dicha entidad, que había muerto por las rencillas de los líderes regionales y la escasa comprensión popular de la importancia de mantener unidos a sus países.

El presidente Moreno ha anunciado que pedirá a la Unión de Naciones Suramericanas, que devuelva a Ecuador el edificio sede de la organización ubicado en Quito, “para darle un mejor destino, porque fue una buena idea –el ente– que lastimosamente, por fallas humanas e ideológicas no se ha cristalizado”. No explicó cuáles eran las fallas humanas a su juicio y si las ideológicas aluden a la ideología que mostró como candidato y del paraguas que lo cobijó o a la que ahora exhibe. Además, es común en algunos comunicadores y políticos demonizar la ideología y pretender que lo bueno carece de ella, es “técnico” y “práctico”. Bolivia, que tiene la presidencia temporal de Unasur, le recordó al presidente que, conforme al Acuerdo de la sede, todos los Estados miembros de la entidad deben pedir el cambio de país de la oficina o Ecuador separarse del Tratado que constituyó la organización o extinguir esta por la voluntad de todos los miembros. ¿Engañó el jefe de Estado a los indígenas maltratados por su predecesor, al ofrecerles construir en ese lugar una universidad?

Bolivia, que tiene la presidencia temporal de Unasur, le recordó al presidente que, conforme al Acuerdo de la sede, todos los Estados miembros de la entidad deben pedir el cambio de país de la oficina o Ecuador separarse del Tratado que constituyó la organización o extinguir esta por la voluntad de todos los miembros.

Unasur se constituyó el 2008 y entró en vigor el 2011. Catorce países lo conforman, que constituyen el 68% de la población de América Latina. Tiene estatus de observadora en la ONU. Sus objetivos son construir de modo participativo un espacio de integración en lo cultural, social, económico, político y comercial, con miras a una mayor integración, mediante el diálogo político, las políticas sociales. Buscan eliminar la desigualdad social y económica, lograr la inclusión social, la participación ciudadana y fortalecer la democracia. Se inspiraron de alguna manera en la Unión Europea, que después de siglos de guerras advirtieron que no podían seguir esa locura y debían converger a la paz y el progreso.

¿Solo aspiraciones? No, se construyeron algunas obras: una carretera interoceánica, un anillo energético, un gasoducto. Se convino dar visa a todo ciudadano sudamericano para circular entre los países miembros, por 90 días, bastando presentar la cédula de identidad. La meta es la plena libertad de movilización de las personas, sin pasaporte, sean o no nacionales de los Estados miembros. Sócrates y Séneca asentirían. Se estableció la defensa regional mediante la cooperación militar, para evitar el contrabando de drogas y otras actividades ilícitas. La iniciativa de Argentina en la ONU a fin de determinar un marco legal para los procesos de reestructuración de deuda soberana, recibió el apoyo unánime de los integrantes de Unasur.

¿Qué ocurrió? Que algunos países boicotearon a la organización, empezando cuando Venezuela ejerció la presidencia de turno. Luego, vacante el cargo de secretario general, Macri propuso un candidato que fue vetado por dicho país, Bolivia y Surinam. Entonces, en conjunto con los presidentes de Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Perú, en acción concertada, suspendieron su participación hasta que se acepte al candidato argentino. El cargo no tiene poder decisorio, pero el incidente sirvió para que afloraran las diferencias y los pretextos para controlar unos la entidad y otros para minarla, a lo que veladamente se adhiere ahora Ecuador. El problema es que toda decisión debe ser adoptada estatutariamente en consenso, deseable pero difícil de ejecutar. En el Consejo de Seguridad de la ONU ningún país descontento con la aplicación del veto ha dejado el organismo. Acá somos menos tolerantes. El canciller de Chile declaró que espera la continuidad de la presencia de México en la Alianza del Pacífico, a pesar de que el presidente electo es de un signo ideológico distinto. Igual deberían proceder en Unasur, herida de muerte.

Le canta Serrat a la utopía: “No pases pena, que antes que lleguen los perros, será un buen hombre el que la encuentre y la cuide hasta que lleguen mejores días”. (O)