El trabajo de identificación de los reos asesinados en las últimas masacres registradas en la Penitenciaría del Litoral ha tomado semanas debido al deterioro de los restos.

Medicina Legal incluso debió trasladar temporalmente a peritos y antropólogos a Guayaquil para agilitar el trabajo. La tarea no ha resultado fácil, pues los especialistas han tenido que unir piezas para tratar de identificar cuerpos que habían sido descuartizados.

En las dos masacres (28 de septiembre y del 13 de noviembre) llegaron al laboratorio de Criminalística un total de 187 cuerpos. De esa cifra aún hay 18 en un contenedor refrigerado que fue habilitado y que permanece en los patios de Medicina Legal.

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Nueva masacre en la Penitenciaría del Litoral: 68 reos asesinados y 25 heridos, según la Fiscalía

El mayor Rubén Terán, jefe del Laboratorio de Guayaquil, explicó que en la primera masacre llegaron 122 cuerpos, de los cuales se han entregado 114.

Al resto les hicieron pruebas de ADN, cuyos resultados ya llegaron y esperan que esta semana la Fiscalía y la Unidad de Muertes Violentas (Dinased) ya notifiquen a las familias que faltan.

Peritos de Criminalística analizan los restos calcinados de los reos asesinados en la Penitenciaría. Foto: cortesía

De la más reciente matanza llegaron 65 cuerpos al laboratorio. Aunque al inicio se había informado que eran 62 cadáveres, algunos descuartizados, Terán aclara que la cifra se elevó, no porque tres heridos hayan muerto, sino porque los restos humanos habían sido incinerados y calcificados con los colchones y había más piezas de las pensadas.

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De los 65 cadáveres, se han identificado 55 y se han entregado 54. Hasta el mediodía del viernes los peritos esperaban que llegara una familia para retirar el último de los cuerpos identificados mediante sus huellas y características morfológicas.

“41 fueron identificados por sus huellas y 9 por antropología forense y 5 por ambas técnicas. Los otros 10 cuerpos van a ser sometidos a pruebas de ADN, los resultados estarían en 40 días”, detalló el mayor Terán.

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El número de muertes violentas de reos reportada este año en las cárceles del país ha sido la cifra más alta de la última década: 327. El año pasado fueron 52.

La crisis carcelaria de Ecuador, que las autoridades ligan a una disputa entre bandas que buscan tomar el control de pabellones, ha dado la vuelta al mundo en este año.

Preocupada por los hechos de violencia que se han registrado en las cárceles de Ecuador, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) anunció que vendrá al país para una visita de trabajo del 1 al 3 de diciembre entrante.

Ahí analizará la situación que enfrentan los internos o privados de libertad en los centros de detención de Ecuador, que han estado marcados por altos índices de violencia, “por lo que agradece al Estado su apertura y aceptación para realizar dicha visita”.

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¿Cómo fue el proceso de identificación?

Solo para identificar a los 122 reos asesinados en septiembre se realizaron al menos 600 entrevistas a familiares de reos para la identificación. En muchos casos acudían a la morgue de Guayaquil familiares preocupados de que sus allegados figuren entre las víctimas. En paralelo, los peritos seguían con otras labores de biometría.

Estableció varias complicaciones en este trabajo la falta de un listado definido de los ausentes en los pabellones, lo cual hizo que el universo de comparación sea mucho más amplio.

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Otro inconveniente son las malas condiciones de un grupo reducido de cadáveres que llegaron a la morgue, que no permitirían establecer la identidad a través de huellas dactilares o reconocimiento facial.

En el proceso de identificación no se hizo una “autopsia común” por el estado en que arribaron los cadáveres, varios incinerados e incluso decapitados.

Para ello se pide a los familiares información sobre el reo, como detalles físicos como color de piel, tatuajes, cicatrices, fracturas y piezas dentales. (I)