Los Choneros y Los Lobos, con influencia de carteles, mantienen disputa en Manabí: por qué es clave esta zona para bandas

Manta se ha convertido en el epicentro de una disputa territorial entre dos de las organizaciones criminales: Los Choneros y Los Lobos.La confrontación por el control de actividades irregulares en la ciudad ha desatado una serie de actos de violencia que incluyen atentados fallidos contra figuras clave de estos grupos y un creciente número de muertes violentas, dejando incluso en medio a víctimas colaterales.Uno de los blancos recientes de esta confrontación ha sido Antonio Adolfo F. M., alias Toñito , sobrino de Adolfo Macías Villamar, alias Fito , cabecilla prófugo de Los Choneros.En las últimas semanas, Toñito ha sobrevivido a dos atentados que reflejan la intensidad de la lucha por el poder. El primero ocurrió el 16 de marzo de 2025 en una gasolinera en la vía a San Mateo, cuando sicarios dispararon contra un vehículo blindado en el que viajaba, causando pánico entre los presentes.Dos días después, el 18 de marzo, ocurrió una persecución armada en la parroquia Los Esteros, una de las zonas más transitadas de Manta. El vehículo de Toñito recibió más de 50 impactos de bala, dejando a cinco ocupantes con heridas leves, aunque el objetivo logró escapar con vida.La Policía sospecha que estos ataques, atribuidos a Los Lobos, buscan eliminar a figuras cercanas a Fito para debilitar a Los Choneros en Manabí. En cantones cercanos también se han replicado los hechos violentos. Renato Rivera, miembro del Observatorio del Crimen Organizado , señaló que Manta se ha consolidado como un punto clave para el lavado de activos y las conexiones con organizaciones criminales transnacionales dedicadas al narcotráfico, marcando una diferencia significativa con la dinámica de violencia observada en Guayaquil.En el Puerto Principal , la disputa entre bandas se concentra en el control de barrios populares ; en Manta , el conflicto trasciende a una lucha por el liderazgo regional en el crimen organizado.“En Manta, la violencia no se limita a barrios específicos; puede ocurrir en una zona hotelera o en Jaramijó”, destacó.Rivera explicó que, a diferencia del puerto de Guayaquil, enfocado en exportaciones, el de Manta, más orientado a la importación, no es el principal motor del tráfico de drogas. Sin embargo, la ciudad se vuelve atractiva como un “centro del crimen organizado” debido a su relevancia para operaciones de lavado de dinero y el movimiento de cocaína, a través de puertos artesanales, como San Mateo y el cantón Jaramijó.El experto señaló que Manta es actualmente un ‘bastión’ de la banda Los Choneros, cuya hegemonía está siendo disputada por Los Lobos, grupo de delincuencia organizada aliada con el cartel mexicano Jalisco Nueva Generación.Esta organización buscaría desplazar al cartel de Sinaloa, que mantiene una alianza con Los Choneros. “Si Jalisco logra controlar el tráfico de drogas a través de embarcaciones pesqueras, sería un gran avance, y lo está intentando mediante Los Lobos y sus operadores, conocidos como los Pepes”, afirmó Rivera.Rivera cuestionó la efectividad de la militarización como solución al problema. “ Si el interés de los grupos delictivos organizados (GDO) es conectar con cárteles y lavar activos, la presencia militar no resolverá la raíz del conflicto” , aseguró.En su lugar, recomendó fortalecer la investigación criminal para identificar a los líderes de estas organizaciones y mejorar las pesquisas sobre lavado de dinero.“En Manta hay un flujo de dinero que no pasa por los bancos, hay compras de casas en efectivo, lo que está directamente relacionado con el lavado de activos. La clave está en investigar a miembros de los GDO con influencia en Manta y cómo operan”, concluyó.Rivera dijo además que Los Lobos están aprovechando la debilidad en el liderazgo de Los Choneros, tras la muerte de Jorge Luis Zambrano y la fuga de alias Fito. Este grupo busca la eliminación de cabecillas para desarticular a la banda y fragmentarla. Esta situación, según el experto, también se replica en provincias como Esmeraldas y Santa Elena.Luego de la huida de alias Fito de la cárcel de Guayaquil, las autoridades identificaron como cabecilla del grupo delictivo en Manabí a Walter Fernando Burgos, alias Pecho Amarillo. En medio de esta escalada de violencia, el 24 de marzo de 2024, las autoridades lograron capturarlo. El operativo, ejecutado por el Bloque de Seguridad en el barrio La Pradera de Manta, permitió la detención de catorce personas, entre ellas Burgos, quien estaba acompañado de armamento pesado, incluyendo catorce armas de fuego, granadas y municiones. Pecho Amarillo , recluido actualmente en la cárcel de La Roca, era visto como un posible sucesor de Fito tras su fuga en enero de 2024. Sin embargo, su captura no ha frenado la violencia, ya que Los Lobos han intensificado sus esfuerzos por aprovechar la aparente debilidad de sus rivales.De acuerdo con información de inteligencia de la Policía, la ciudad no es un objetivo cualquiera para estos grupos delictivos. Su ubicación geoestratégica en la costa del Pacífico, con trece playas y a solo 25 millas náuticas de las rutas internacionales de tráfico, la convierte en un punto clave para el narcotráfico.La ciudad sirve como zona de acopio y tránsito de drogas, especialmente cocaína, hacia mercados internacionales como México, Centroamérica y Europa. Además, la presencia de pescadores y lancheros facilita operaciones logísticas, incluyendo el abastecimiento de combustible en “gasolineras flotantes”.Esta relevancia ha hecho de Manta un bastión histórico de Los Choneros, aunque Los Lobos buscan ahora arrebatarles el control para dominar esta ruta del crimen organizado. José Luis Erazo, jefe de la Policía en Manta, defendió la imagen de la ciudad al afirmar que no debería ser catalogada como un lugar “violento”, a pesar de los recientes episodios de criminalidad que han captado la atención pública. Erazo destacó que los indicadores delictivos muestran una tendencia a la baja en seis de los siete delitos que la institución monitorea constantemente , incluyendo la extorsión, que pasó de 130 denuncias en los primeros tres meses del 2024 a solo 31 en el mismo periodo de 2025, una reducción significativa del 76 %.Sin embargo, los homicidios intencionales siguen siendo un desafío. Según datos policiales, enero de 2025 fue un mes particularmente violento con 52 asesinatos, pero la cifra disminuyó a 35 en febrero y a 26 hasta el 25 de marzo, reflejando un decremento progresivo.A pesar de esta tendencia, eventos como el ataque a alias Toñito han opacado los avances, señaló el oficial. El incidente comenzó con un tiroteo en una gasolinera, seguido por otro ataque en un redondel que dejó cinco heridos, y culminó con una muerte en un hotel de cinco estrellas. La víctima, un empleado del hotel que funcionaba también como residencia, fue identificada como un objetivo selectivo en una investigación en curso, agregó.Erazo vinculó estos hechos a una pugna entre dos grupos delictivos organizados (GDO) ya identificados, que buscan eliminar a una figura clave.Otro evento violento que también acaparó la atención es el asesinato de un niño de 2 años, el pasado martes, 25 de marzo, en el barrio 15 de Abril de la parroquia Eloy Alfaro. Ocurrió en medio de una balacera donde mataron a un hombre.Justamente, la parroquia Eloy Alfaro es un sector foco de reclutamiento para estos grupos delictivos debido a la impunidad y la falta de oportunidades económicas, señaló Erazo.“La prosperidad aparente de quienes integran estos grupos motiva a otros a unirse”, afirmó, subrayando que la delincuencia es también un reflejo de problemas sociales estructurales.Erazo llamó a una unión entre instituciones y ciudadanos para contrarrestar esta percepción negativa, que afecta la imagen de Manta como ciudad productiva y turística. Propuso mejoras en iluminación pública y la recuperación de espacios comunitarios. (I)

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