La irrupción de un grupo armado a las instalaciones de un canal de televisión, la retención de funcionarios públicos en las cárceles, la incineración de vehículos y una serie de ataques, que causaron la muerte de al menos doce personas en Guayaquil, marcaron una jornada de terror el pasado 9 de enero. Ese día, los ecuatorianos se refugiaron en sus casas y lugares de trabajo, intentando escapar de una escalada de violencia criminal que alcanzó niveles de terrorismo y que -según expertos- se expandió desde Esmeraldas, financiada por el narcotráfico, a partir del 2018.