Dos sujetos que aparentemente extorsionaban a moradores del sector Voluntad de Dios, en el noroeste de Guayaquil, fueron detenidos.
La Policía aprehendió a los sospechosos tras denuncias ciudadanas que señalaban a estos sujetos por exigir dinero por el supuesto servicio de guardianía a los moradores que habitan en el sector Voluntad de Dios.
Los sospechosos aparentemente pedían dinero a los moradores y si no pagaban los amenazaban con desalojarlos de sus viviendas.
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Dentro del operativo se decomisaron un arma de fuego, 3 celulares, 6 cartuchos, 1 motocicleta y dinero.
Las extorsiones en el sector de Monte Sinaí, que aglutina a decenas de cooperativas, se repiten bajo esta modalidad de dar supuesta seguridad en los vecindarios.
En moto, los vacunadores van a los barrios de esas zonas y piden dinero, según sea la estructura de las viviendas. El valor depende de si la casa es de caña, mixta o de cemento.
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Incluso en unas zonas los vacunadoras exigen que sean dirigentes barriales los que cobren a los vecinos y luego les entreguen lo recaudado.
Unos cuentan que ante la intimidación y para evitarse problemas con estas bandas, los dirigentes barriales acceden a recaudar para estos vacunadores.
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“Los dirigentes que antes ejercían influencia en los barrios han perdido liderazgo y casi están sujetos a estos extorsionados que buscan tener el control y dominio de territorios”, comentó un morador.
Y esa es solo una modalidad. Las bandas también obtienen dinero cobrando una especie de peaje a camiones que distribuyen productos en esas zonas.
Los vacunadores tienen ‘campaneros’ en los ingresos para alertar sobre la presencia de carros repartidores o que no son conocidos y que están accediendo a esas cooperativas. Los siguen y los retienen para que paguen o les roban.
Incluso empresas privadas, de servicios o las ONG que hacen voluntariado en esas zonas han tenido complicaciones con bandas que exigen dinero a los vehículos que entran con donaciones o a realizar trabajos de ayuda social.
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La complicación es que el área es tan extensa y hay pocos policías que no alcanzan a cubrir el área.
Por el estado de excepción hay policías y militares que entran a ciertas horas por las calles de las cooperativas para realizar operativos. (I)