Han pasado algo más de tres años y la desaparición de Carolina Pérez Cuasquer, una joven universitaria oriunda de San Pedro de Huaca (Carchi), a 20 km de Tulcán, sigue sin resolverse.

La búsqueda de la mujer de 22 años (a la fecha actual) está a cargo de investigadores y fiscales en Quito.

Sus padres, familiares, vecinos y amigos exigen, incluso con plantones en los exteriores de la Fiscalía General del Estado, resultados de ese proceso de búsqueda de la joven.

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Este caso ha llamado la atención en San Pedro de Huaca, un pequeño poblado con 7.624 habitantes.

Un amplio mural pintado en la fachada de una vivienda, junto a la Panamericana, en Huaca, con la figura de la chica y en la que se lee la frase: “Mi alma está contigo hasta que mi cuerpo te encuentre”, evidencia la intranquilidad que existe.

El autor asegura que buscan que alguien de entre los 17.000 conductores que circulan diariamente por esta vía proporcione información en caso de haberla visto.

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Varios plantones en los exteriores de la Fiscalía General del Estado, en Quito, han realizado los parientes y amigos de la joven. Foto: El Universo

Salió de su tierra para estudiar en Quito

Ilusionada, Carolina Pérez Cuasquer viajó a continuar sus estudios universitarios en el 2020 desde su natal San Pedro de Huaca hasta Puembo, donde vivió con su padre, Carlos Pérez, por aproximadamente un año.

El 9 de marzo del 2020, día de su cumpleaños, salió de su casa sin previo aviso. Su papá trabajaba en aquella fecha.

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La joven tomó un bus que se dirigía a Quito a las 13:00 y desde ese momento su familia no sabe qué sucedió.

El padre recuerda que la tarde y noche anterior celebraron juntos el aniversario 19 de su hija, adelantando el festejo ya que el domingo tenía que trabajar.

Su madre, Oliva Cuasquer, habría dialogado y saludado a la joven antes de las 11:00.

Una vez que retornó el papá del trabajo a la casa, después de las 16:00, él se percató de que su hija no estaba. Con el paso del tiempo se inició la búsqueda, hasta El Arenal, a 5 minutos de Tumbaco, donde viven unos primos, pero allí no estaba la joven.

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Pérez cuenta que luego decidió llamar a la Policía Nacional para reportar la desaparición.

Previamente la impaciencia hizo que se dirigiera por la Ruta Viva hasta el puente del río Chiche para verificar si algo extraño sucedió.

A las 22:00 del 9 de marzo del 2020 interpuso la denuncia en la Dirección Nacional de Investigación de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Secuestro y Extorsiones (Dinased).

Y al otro día, durante un mes, con familiares, compañeros de la universidad de Carolina, amigos, vecinos de Puembo y trabajadores municipales de Huaca, continuaron la búsqueda por los dos puentes de la Ruta Viva, en Pifo, Tumbaco y Quito.

La incertidumbre les hacía pensar lo peor, incluso que la chica habría atentado contra su propia vida.

Imágenes captadas por la cámara de videovigilancia de la estación de Puembo revelaron que ella se subió al bus número 20, a las 13:15, sin equipaje ni celular.

Ese indicio los llevó a revisar cámaras de videovigilancia del trayecto entre Puembo y Quito. Preguntaron en las diferentes paradas si vieron a una persona con las características de su primogénita, pero no obtuvieron resultado alguno, dice el hombre.

Lamenta que las cámaras de video internas del bus no estuvieran operativas ese día. El chofer no ha dado mayor aporte.

Otros dispositivos de las paradas que hacen regularmente esta línea de buses tampoco habrían estado funcionando para conocer dónde se bajó, situaciones que tornan misterioso este viaje sin retorno de la joven Carolina Pérez Cuasquer.

Oliva Cuasquer, madre de la chica, afirma que no descansarán hasta saber qué pasó con la mayor de sus dos hijas.

El dolor la embarga y es evidente la tristeza que siente ante la ausencia de quien fue parte de su entorno y decidió radicarse en la capital con la ilusión de graduarse como ingeniera química.

Esta madre desesperada, todos los días ata cabos, busca pistas, pide información a la Dinased y suplica a la Virgen de la Purificación que su hija llame o escriba, que dé señale de vida.

No pierde la fe y tiene la esperanza de que Carolina estará tarde o temprano con ellos, porque presiente que está viva.

Su vida cambió desde ese día. Sus actividades se desarrollan entre la docencia y viajes a Quito, donde hace activismo con los investigadores o colectivos de derechos humanos que tienen también a seres queridos desaparecidos.

Dos fiscales y dos investigadores de la Dinased que fueron cambiados han indagado el caso en estos casi 1.100 días que cumple la desaparición de la estudiante de San Pedro de Huaca.

Los padres comentan que en los seis últimos meses, tras ser recibidos por Diana Salazar, fiscal general del Estado, la investigación ha avanzado y es más técnica y científica.

Las pericias realizadas a las cámaras

Tres fiscales y dos agentes han estado al frente del proceso investigativo. El primer fiscal habría descuidado algunos detalles, no siguiendo la ruta de los primeros momentos que son importantes, aseguran los familiares.

Álex Pérez, quien inició la indagación hace dos años, habría sostenido que Carolina Pérez Cuasquer salió del país, desde Guayaquil y estaría en el extranjero.

Sin embargo, los padres manifiestan que su hija dejó los documentos en la casa. Una memoria que le compró la madre no aparece, no descartan que quizás habría subido en el dispositivo la documentación, si es que prospera esa conjetura.

No obstante, los progenitores creen que pudieron haberle robado la memoria de archivos en la universidad o probablemente se le extravío.

Estaría descartada la posibilidad de que haya sido víctima de robo o asalto porque no portaba nada de valor (celular, reloj, joyas o dinero), según los padres de la chica.

A las dos semanas de reportarla como desaparecida, los responsables de la pesquisa hicieron la reconstrucción de los hechos y semanas después organizaron la búsqueda con canes y drones.

Los expertos indican que si hubiera portado el celular habría permitido rastrearla, pero el teléfono estuvo dañado y lo dejó en la casa.

Del celular y computadora que utilizaba, que aún son analizados, se habría extraído información valiosa para la investigación del caso.

Carolina era buena estudiante, estaba a ocho días de terminar el preuniversitario en la Escuela Politécnica Nacional e iba inscribirse en la Universidad Central, donde quería seguir Ingeniería Química y ya no Industrial, que era su aspiración inicial.

Actualmente están al frente del caso la fiscal Verónica Murgueitio y el agente Daniel Romero.

La semana anterior estuvo prevista una reunión entre la fiscal, el agente y un técnico de Criminalística para conocer los avances. Mientras, en los próximos días fijarán fecha para informar a los padres.

Plantones en Quito

El último plantón realizado hace un año en Quito ha agilizado el proceso de investigación, señalan los padres de la joven desaparecida.

El proceso está en la Fiscalía número 1, que en Quito aborda casos de desaparecidos.

Carlos Pérez, padre de la chica, tiene reparos al trabajo de la Dinased. Dice sentirse angustiado, pero no concibe la idea de dejar de lado una lucha de más de tres años.

Hace seis meses fue asignado un analista con bastante experticia, con el que las indagaciones han sido más técnicas y ágiles, a criterio de los progenitores de la joven.

El controlador del bus que abordó Carolina fue llamado a declarar y aseguró que nadie se bajó en el sector del puente del rio Chiche, ni en El Arenal. No hay tampoco registros de ella en las cámaras de Tumbaco, Cumbayá o estación de la Río Coca.

Un amplio mural pintado en la fachada de una vivienda, junto a la Panamericana, en Huaca, con la figura de la chica. Foto: El Universo

El padre refiere que, tal vez, se habría bajado en una parada donde no había videovigilancia.

Se presume, además, que en la Y de Puembo, a 1 km de la estación de buses, pudo haberse bajado, ya que allí no estaban operativas las cámaras.

Estafadores han intentado acosar a la familia pidiéndole dinero para pasajes y otras necesidades. Cuentan que hace un año recibieron una llamada con un código de Bolivia, en la que hacían creer que Carolina estaba regresando.

No obstante, los investigadores creen que la llamada habría sido realizada desde una de las cárceles del país.

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Hace dos años, agrega Oliva Cuasquer, entregaron unas muestras óseas con el ADN de ella para que un antropólogo de la morgue de Quito coteje con unos 200 cadáveres que existen en ese lugar para desvirtuar la posibilidad de que estaría muerta.

Esa información será entregada a los familiares en el encuentro de esta semana.

“Los jóvenes siguen desapareciendo y eso nos angustia, porque en ese grupo pudo estar nuestra hija”, enfatiza la mujer. (I)