El 1 de enero del 2016 es uno de los días más tristes para la familia Gómez Benavides. En esa fecha fue asesinado en Lita, población donde se unen las provincias de Esmeraldas, Imbabura y Carchi, Miguel Ángel Gómez Benavides.
Era el tercer hermano de cinco de esta humilde familia de Alto Tambo, donde su padre se dedicaba a la agricultura, y la madre, Carmen María Benavides, administraba una pequeña tienda.
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En medio del desconsuelo, la mujer, que sigue exigiendo justicia tras siete años y nueve meses de la muerte de su hijo, recuerda que ese fatídico inicio de año él salió por última vez a casa de la que era su enamorada.
“Mi hijo se fue a pasear y a visitar a su enamorada en Lita. Lamentablemente, no retornó jamás. Después del 31 de diciembre del 2015, nos llamó para desearnos un feliz año. Estaba contento y jamás esperábamos que iban a asesinar a Miguel Ángel”, reseña la mujer.
Horas más tarde, los familiares fueron informados de que Miguel Ángel había sido asesinado a las 05:00, durante una persecución, cerca de unos sitios de diversión, donde la gente del lugar presenció el hecho.
Los habitantes del sector contaron que era perseguido por aproximadamente siete personas que buscaban golpearlo, sin explicar por qué lo perseguían. Según los moradores, los atacantes se aprovecharon de que Miguel Ángel estaba solo y era foráneo.
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Quienes vieron el hecho aseguran que, tras tropezar y caer en la calzada, cuando huía del grupo de atacantes, habría sido golpeado por aproximadamente siete miembros de una misma familia (padre, hijos y sobrinos), quienes presuntamente le dieron varias puñaladas que le causaron una hemorragia aguda interna y le provocaron la muerte.
La Fiscalía, dentro de la audiencia de segunda instancia, indicó que el 1 de enero de 2016, aproximadamente a las 05:00, en la parroquia Lita, en el parque principal, en la calle s/n, habría perdido la vida Miguel Ángel Gómez Benavides, luego de haber recibido nueve puñaladas.
Tenía heridas principalmente en el hígado, intestino y pulmón, lo que le causó una hemorragia aguda interna.
Según el informe de la Fiscalía, estas lesiones las habrían provocado Marco Antonio H.N. y Wilson H. N., con un pico de botella y con un arma blanca (cuchillo), por lo que ambos eran procesados de acuerdo con el artículo 144 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), esto es, el delito de homicidio.
En el informe se indicó también que el grado de participación de Marco Antonio H.N. y Wilson H. N. era de autoría directa y que, además, su participación, al haber sido conjunta, se enmarcaba en lo establecido en el artículo 47.5 del COIP.
“Es decir, los hechos ocurridos y de la prueba practicada en el juicio nos da razón de la responsabilidad de los procesados, por lo que Fiscalía solicita que se revoque la sentencia del Tribunal de Garantías Penales de Imbabura y se declare la culpabilidad de los procesados que le perforaron el intestino, páncreas y el corazón, entre otras partes del cuerpo, perdiendo la vida y quedando tendido en la calle”, señaló Jefferson Ibarra, fiscal del caso.
Los presuntos asesinos habrían llegado tiempo atrás a Lita, donde eran identificados por reacciones violentas, agregó el funcionario.
Julio César, hermano del ahora occiso, cuenta que Miguel Ángel posiblemente mantuvo alguna desavenencia con uno de los miembros de la familia sospechosa y ese quizás fue el motivo del brutal ataque que terminó con la vida de su hermano.
Tras el asesinato, misteriosamente los siete miembros de la familia desaparecieron de esta parroquia, por lo que la familia Gómez Benavides interpuso una denuncia en la Fiscalía de Ibarra.
Los escasos recursos económicos no les han permitido defenderse con un profesional particular y hacer un seguimiento más riguroso del caso.
Miguel Ángel murió a los 18 años, a pocos meses de graduarse de bachiller. Gustaba de la pintura y quería estudiar Diseño Gráfico.
La madre de la víctima sostiene que la justicia, pese a que había las pruebas y varios testigos que venían siendo amedrentados, falló en contra de su tercer hijo, a quien recuerda porque era un muchacho respetuoso y muy cariñoso con sus padres, hermanos y tías.
Los jueces de este caso dictaron orden de prisión preventiva contra el padre e hijos de los posibles autores, quienes eran buscados en el país.
Seis años después, Wilson H. N. (hijo) y Tulio H. (padre) fueron aprehendidos en Loreto, en el Oriente, donde fueron a residir después del incidente. Fueron trasladados hasta la cárcel de Ibarra, donde permanecieron varios meses, mientras duraba el proceso.
El Tribunal de Garantías Penales de Imbabura, en sentencia de 27 de abril de 2023, a las 19:45, ratificó por unanimidad la inocencia de Wilson H. N. En cuanto al procesado Tulio H., en voto de mayoría, también se ratificó el estado de inocencia.
Mientras, con el voto salvado del juez Miguel Solá Íñiguez, se los declaró culpables como autores directos del delito de homicidio, imponiéndoles la pena de 10 años de privación de la libertad y una multa de 40 salarios básicos unificados.
Los dos detenidos: Wilson H. N. (hijo) y Tulio H. (padre) fueron puestos en libertad.
La resolución dejó un amargo dolor en Carmen Benavides, quien junto con Julio César anuncian que no descansarán hasta ver en la cárcel a los responsables de este suceso violento, que les arrebató a su hijo y a su hermano, respectivamente. (I)