“Siempre he sido una persona de pocas palabras, pero siempre he sido un joven de acción, como son la mayoría de las ecuatorianas y de los ecuatorianos, que lo único que piden es una oportunidad, la misma oportunidad que yo tuve y que ustedes me la dieron”. Esa fue una de las frases que pronunció en su discurso, de un poco más de siete minutos, el presidente Daniel Noboa, este jueves 23 de noviembre en el pleno de la Asamblea Nacional.
Noboa se dirigió a sus mandantes en su primera intervención oficial tras asumir el poder y comenzó subrayando todos los retos y situaciones difíciles por las que está atravesando el país y que hicieron que pocos candidatos quieran tomar las riendas del país en estos momentos.
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El presidente fue posesionado este jueves y antes de su discurso recibió la condecoración de la Orden Nacional Al Mérito en el grado de Gran Collar, otorgada por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Esta ceremonia de cambio de mando ha sido considerada una de las más cortas de la historia y estuvo marcada por la ausencia del padre del presidente, Álvaro Noboa Pontón, empresario que intentó llegar a la Presidencia cinco veces, y no asistió por motivos de salud.
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No obstante, el mandatario lo recordó al contar que creció junto al servicio social de su madre, la doctora Annabella Azín, y a la lucha política de su padre, lo que lo llevó a recorrer el país muchas veces, y que a base de éxito y disciplina ha forjado su carrera profesional y política, sin olvidar el amor por su país.
“Le he puesto el corazón a esta campaña y a todo lo que he hecho en mi vida y lo mismo haré ahora como su presidente”, dijo.
Noboa se posesionó con un estricto operativo de seguridad
Para la investidura de Noboa, el Palacio Legislativo estuvo rodeado de un estricto operativo de seguridad policial, militar y de restricciones de tránsito. El expresidente Guillermo Lasso fue el último en llegar, con quince minutos de retraso, y asistió acompañado de su esposa, María de Lourdes Alcívar.
Lasso fue recibido con honores militares, pero Kronfle no salió para acompañarlo hasta el hemiciclo, pues la sesión estaba lista para instalarse. El ahora expresidente concentró la mirada hacia el frente y no saludó ni sonrió con nadie.
Asistieron también autoridades como la titular de la Fiscalía General, Diana Salazar; el presidente de la Corte Nacional de Justicia, Iván Saquicela; del Consejo Nacional Electoral (CNE), representantes del cuerpo diplomático acreditado en el Ecuador, asambleístas, familiares y amigos.
De su círculo familiar, la primera en llegar fue la empresaria y su tía Isabel Noboa Pontón, quien en una breve declaración hizo un llamado a la “unidad” nacional con “un solo motivo: que el Ecuador triunfe” frente a la crisis de inseguridad.
El presidente llegó pasadas las 11:00 de la mano de su esposa, Lavinia Valbonesi, quien lucía un vestido de tono amarillo y un abrigo largo de color morado, como el que usó la alianza electoral ADN para cobijar la candidatura de su esposo.
Lavinia llevaba de la mano a su hijo Álvaro y Daniel a su hija Luisa. En medio de la alfombra roja, a Álvaro se le salió su zapato y luego tocaba el bastón de uno de los oficiales, pero su madre lo protegía.
Minutos antes llegó su compañera de fórmula, Verónica Abad Rojas, quien posó para las cámaras y dirigió un mensaje de agradecimiento. Habló de un acuerdo, ”el acuerdo con el pueblo ecuatoriano se dará… El acuerdo… mi acuerdo es para devolverles la paz por la cual votaron”, dijo emocionada.
En su intervención, el presidente contó que la visión renovada y joven que posee lo motivó a buscar la Presidencia y que está consciente de que pocos pensaban que tenía posibilidades y que su resultado lleva reflexiones importantes para aquellos que ven la política como una realidad de extremos y revanchas y que no tendrán el respaldo popular.
“Soy un hombre libre y pragmático que busca con empatía mejorar la vida de los ecuatorianos como son todos aquellos jóvenes ecuatorianos que depositaron su esperanza en mí. Creo en la fuerza de la juventud y a muchos les costará encasillarme en viejos paradigmas políticos o ideológicos”, apuntó.
‘Volver del progreso una costumbre’
Noboa subrayó que cree en un Estado que tiene como primer objetivo reducir la violencia y volver del progreso una costumbre y que más allá de los retos cree en los cambios.
El mandatario reconoció que a muchos viejos esquemas políticos les cuesta entender su éxito electoral y que agradece a la gente que se sumó a su corriente ya que el resultado electoral es el reflejo de la necesidad de cambio que tiene el país y que es urgente y a la que los jóvenes deben responder con audacia.
“Mi familia y yo hemos experimentado persecuciones políticas a lo largo del tiempo y a pesar de no olvidar los malos ratos vividos, siento la obligación de poner a mi país primero y romper este ciclo de revanchas. Como lo dije en campaña, no soy un antinada, soy un pro-Ecuador y para muchos eso es difícil entender y simplemente la realidad de estos resultados se imponen”, aseveró.
Noboa hizo énfasis en que el país “no puede seguir repitiendo las mismas políticas del pasado”, esperando tener un resultado distinto y que por eso los ciudadanos votaron por un nuevo Ecuador.
‘Su juventud no es sinónimo de ingenuidad sino de fuerza’
Asimismo, subrayó que muchos creen que la juventud es sinónimo de ingenuidad, pero que para él es sinónimo de fuerza para vencer los retos y que tiene en claro que para combatir la violencia hay que atacar a la desocupación y que el país necesita empleo, lo que prevé lograr con las reformas que enviará de inmediato a la Asamblea Nacional, las que pidió se traten con responsabilidad y pensando en el país.
El presidente reconoció que muchos lo pueden ver como una generación distinta y que si algo distinto hay en él es que le gusta “planificar, poner objetivos y medir todo para ver los avances”.
Agradeció la visita de las delegaciones extranjeras en estos momentos particulares de la historia del país y les extendió la mano amiga sin condiciones, pero con el compromiso de poder pedirles apoyo para luchar en temas comunes.
El mandatario afirmó que quienes busquen gobernar desde los viejos esquemas fracasarán y aseguró ser un hombre libre de prejuicios y políticamente distinto. Se comparó con el país, del que dijo es joven, libre y emprendedor.
Sobre su gabinete de ministros, dijo que pocos han sido tan diversos como lo será el suyo con una alta participación de mujeres y de jóvenes.
“Es una rica mezcla que representa a todo el Ecuador y es lo que el país necesita para crecer. Un Ecuador que incluya a todos”, indicó.
En la ceremonia estuvieron presentes futuros ministros como Niels Olsen, de Turismo; Mónica Palencia, en Gobierno; Andrés Guschmer, del Deporte; el secretario de Comunicación, Roberto Izurieta.
Noboa finalizó haciendo un llamado para sumar esfuerzos, trabajar en conjunto, y recordó que “el anti tiene un techo y el pro es infinito” y pidió dejar de lado los viejos esquemas políticos y concentrarse en los problemas que aquejan al Ecuador.
Agradeció a su esposa, la primera dama Lavinia Valbonesi, a su familia y a sus hijos por los sacrificios que deberán hacer por la lucha que está iniciando. Pero que siempre les recordará que “esos sacrificios son pocos comparados con los que hacen cada día las familias ecuatorianas en un país con violencia, miseria y marginación”.
“El éxito no es haber llegado aquí, sino que en el día que nos toque marchar, tener el respeto y cariño de la mayoría de los ecuatorianos y ese éxito solo va a ocurrir si nos unimos. La tarea es dura y difícil y los días son pocos. Manos a la obra y a trabajar, y que viva el Ecuador”, concluyó su discurso.
Luego de este acto, el presidente acudió al Palacio de Carondelet y fue recibido con honores militares, alfombra roja y los Granaderos de Tarqui, para iniciar este periodo de gestión de menos de 18 meses, producto de la disolución de la Asamblea Nacional que decretó Lasso.
A su llegada a Carondelet fue recibido por grupos de simpatizantes que llevaban ropa, banderas y banners morados. Ellos tuvieron acceso hasta la Plaza Grande para que el presidente los saludara desde el balcón. (I)