Por varios meses, un “equipo de rastreadores” que esperaba recibir $ 200.000 por la “cabeza de Fernando Villavicencio” logró eludir la seguridad estatal del excandidato presidencial y concretar su asesinato el 9 de agosto de 2023, cuando salía de un coliseo luego de participar de un mitin político, en el marco de las elecciones generales anticipadas de ese año.