Los 16 días que restan de la campaña electoral serán determinantes para que Andrés Arauz, de UNES, y Guillermo Lasso, de CREO-PSC, captar el voto de los indecisos. Algo que no logró definir el debate obligatorio que organizó el Consejo Nacional Electoral (CNE), creen analistas consultados por este Diario.

Los “ataques” entre Arauz y Lasso, que no los obligaron a profundizar en cómo aplicarán políticas públicas para reactivar la economía del país golpeada por la pandemia. Un espacio “aburrido”, “sin fluidez”, con una dinámica con videos introductorios de hasta tres minutos sobre los cinco ejes temáticos. Hasta cuatro preguntas en una sola, para que respondan en un minuto y 30 segundos. Y una moderadora, en la figura de Claudia Arteaga, que no “logró conducir” esta controversia son, entre otras, las críticas que dejó este debate presidencial.

Pero ahora, el escenario es el “posdebate”, opina el consultor político Daniel Molina. “Si el debate definió un ganador o si los indecisos tomaron una postura, no creo. No fue un debate decisivo, la gente esperaba más claridad, más precisión en los temas”.

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Para Molina, la estrategia comunicacional en los siguientes días será concluyente, ya que Lasso, por ejemplo, posicionó la frase ‘Andrés, no mientas otra vez’, que ayer aparecía en lonas colgadas en puentes y calles, por lo que Arauz tendrá que responder con un “manejo inmediato de crisis”.

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Sin embargo, nada es decisivo porque “el voto izquierdista-correísta, como el voto derechista-lassista está definido. Este debate apuntaba a los indecisos y en los siguientes días se verá cómo cambió y hacia dónde está apuntando”, añade el consultor.

Las estadísticas de la empresa Eureknow, con base en 1.400 encuestados entre el 1 y el 12 de marzo, señalan que los indecisos estaban en 15,7%.

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Así, para el estratega político Andrés Seminario, los resultados de quién ganó o perdió después del debate se verán en los comicios del 11 de abril.

Él esboza siete reglas del debate, y esto no fue una controversia, sino “un duelo”. “Se dedicaron a criticarse. No estuvieron atentos a la importancia que tenía tratar de persuadir a aquellos votantes que ninguno de los dos había logrado en la primera vuelta”.

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Explica que se instituyeron narrativas negativas, en las que “quedó claro que Lasso es banquero y Arauz es dependiente del expresidente Rafael Correa”.

Según Seminario, no transformaron esa narrativa en positiva porque el electorado votó por ellos porque cree que “tienen la experiencia para gobernar, pero no reafirmaron esa creencia positiva, sino que apuntaron a las posturas de banquero y privilegiado”.

A esto se suma que “no se habló de derechos reproductivos, del planeta, de las cosas que les interesan a los jóvenes. Tampoco sobre seguridad ciudadana, cómo contrarrestar la corrupción. La gente podía cambiar de canal, porque estaba realmente aburrida. No fue un debate fluido, demasiado estructurado”, agregó.

Para lo que resta de la campaña, el analista político Gustavo Isch cree que los dos presidenciables deberán distanciarse de Correa y el saliente gobierno de Lenín Moreno.

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“Los dos deben apartarse, aunque les va a ser difícil. La cercanía, si efectivamente la tuvo, con el gobierno de Moreno es perjudicial para Lasso. Y si bien Arauz tiene la fortaleza de estar vinculado a Correa, su debilidad es la actitud autoritaria (de Correa), que generó el rechazo de sectores que no son militantes del correísmo. Deben cuidar esos flancos”.

Analiza que Arauz es “fuerte en el sector popular” y Lasso en los “sectores de la clase media”; y es “probable que antes que el voto nulo, ese voto se traslade, incluso como voto vergonzante, a la candidatura de Lasso”.

A su criterio, este debate y los anteriores que se hicieron para estas elecciones “han sido un fiasco desde lo operativo. El del domingo fue un constante juego de ataques y donde la moderadora se limitó a leer las preguntas, cuando lo que se esperaba era una conducción. Sumados estos hechos, definitivamente, este debate no va a cambiar el panorama electoral en términos sustantivos”. (I)