El 14 de mayo comenzará el nuevo periodo de la Asamblea Nacional del Ecuador, pero solo 13 curules de las 137 que tiene seguirán ocupadas por las mismas personas. El resto ya no estará y deberá buscar otra cosa que hacer.
De los 137, 48 buscaron la reelección, pero la suerte y los votos les fueron esquivos. Uno de ellos es el presidente del Legislativo durante los últimos dos años, César Litardo, asambleísta de Alianza PAIS por Los Ríos, quien aspiraba a entrar como legislador nacional, pero no se dio.
Publicidad
Litardo menciona que acepta lo ocurrido con tranquilidad, además de que entiende el momento político que vive el país.
Al consultarle sobre qué hará luego de que acabe el periodo esta semana, Litardo comenta que dedicará más tiempo a la familia, volverá a la cátedra en la Universidad Técnica Estatal de Quevedo y pondrá en marcha varios proyectos privados, incluyendo volver a la consultoría.
Publicidad
“Voy a priorizar la familia y las actividades privadas. Si decido regresar luego a la política, será en mi provincia, Los Ríos”, afirma.
En tanto que Amapola Naranjo, asambleísta de Centro Democrático por Pichincha y parte de la Comisión de Educación, Cultura y Ciencia y Tecnología, tampoco pudo concretar su reelección y culpa a la aplicación del método de votación usado (Webster) de impedir que continúe. Para ella, el votar por listas y no candidatos no fue correcto.
Naranjo comenta que al no estar en lo político se dedicará a la academia y al libre ejercicio de la abogacía.
“Me encanta la docencia universitaria, así que por ahí van mis planes”, dice Naranjo, quien no descarta volver a la política, pero no cree que lo haga dentro de su provincia -las elecciones más cercanas-, sino en el plano nacional.
También están quienes no pudieron postularse porque ya habían cumplido dos periodos y por ley no podían aplicar a un tercero. Entre ellos está Fernando Flores, de CREO, asambleísta por los migrantes de América Latina, el Caribe y África, quien además era parte de la Comisión de Soberanía, Integración, Relaciones Internacionales y Seguridad Integral.
Flores vivió 26 años en Venezuela. En 2009 llegó a la Asamblea en una alianza entre el entonces partido Prian y el movimiento Hermandad Ecuatoriana, que nació entre ecuatorianos que residían en el país petrolero. Luego, en 2013, pasó a CREO, en donde se ha mantenido y por el cual volvió al Parlamento en 2017.
Cuenta que tras la finalización de su mandato buscará volver a su carrera privada de publicista, que desarrolló más en Venezuela, pero por la crisis en ese país él y toda su familia ahora viven solo en Ecuador -antes viajaban entre los dos países-, pero afirma que estará dispuesto a participar en el gobierno del líder de su partido, Guillermo Lasso, quien asumirá la Presidencia el próximo 24 de mayo.
Flores añade que en el futuro piensa participar para algún cargo en las elecciones seccionales de su ciudad natal, Quito.
La asambleísta Marcela Aguiñaga, de la bancada Revolución Ciudadana, también dejará los cargos públicos tras dos periodos en la Asamblea Nacional y catorce años en distintas funciones y cargos, incluyendo ministra de Ambiente.
Aguiñaga dice que ahora le toca reinventarse luego de ese tiempo en Quito, al volver a su ciudad, Guayaquil, para trabajar de nuevo en la abogacía.
“Yo retorno al ejercicio privado como abogada. He tratado siempre de demostrar que he sido más abogada que política, por lo tanto, vuelvo a ese escenario... Regresar es todo un desafío personal, desde volverme a instalar, abrir la oficina, buscar clientes -porque no estaba dedicada a eso-, pero creo que hay experiencias y habilidades adquiridas en la Asamblea y las pondré de manifiesto en mi nueva faceta privada”, dice Aguiñaga, quien añade que eso no significa que se aleja de la política.
Al consultarle si le gustaría participar en las elecciones seccionales, comenta que es algo que no descarta, pero que en su momento se deberá analizar eso viendo a los mejores candidatos y los mejores números, ya que la “Revolución Ciudadana tiene en Guayas un voto importante y va a participar en las seccionales a todo nivel”.
En su primer periodo, Aguiñaga fue segunda vicepresidenta de la Asamblea. En su último periodo fue parte de la Comisión de Derechos Colectivos, Comunitarios y la Interculturalidad.
También están los que no corrieron por la reelección, como es el caso de la asambleísta Encarnación Duchi, quien asumió su curul por Cañar en 2017 con Pachakutik. También es parte de la Comisión de Soberanía, Integración, Relaciones Internacionales y Seguridad Integral.
“Dentro de nuestro movimiento, al menos yo como mujer y joven profesional siempre he dicho que tiene que haber alternabilidad y tienen que ir nuevas personas para continuar con el proyecto político”. Esas son las razonas que, afirma Duchi, hicieron que no buscara un segundo periodo.
Ella menciona que siempre ha estado cerca de la política para sumar al proyecto del Sumak Kawsay, de la plurinacional, de la interculturalidad. Además menciona que aunque la cabeza de la Conaie estaba un poco desprestigiada, las bases siempre han estado ahí para el pueblo.
En lo personal menciona que buscará seguir preparándose y capacitándose, por lo que es probable que piense hacer una maestría.
“Voy a seguir estudiando. Necesitamos cambiar de modelos de desarrollo y hacer gobiernos para el desarrollo sostenible”, dice Duchi, quien agrega que espera no haber defraudado a quienes votaron por ella en su provincia.
Respecto de los resultados obtenidos, lo que se ha criticado a la Asamblea en los últimos años, varios legisladores reconocen que la institución ha caído en desprestigio por el accionar de algunos asambleístas, pero afirman que otros sí trataron de aportar.
Todos dijeron esperar que la próxima legislatura puede ayudar a enfrentar la difícil situación que vive el país en temas de salud y economía.
En materia legislativa, la Asamblea saliente tramitó y aprobó 74 proyectos de Ley, de los cuales 38 reforman leyes vigentes y 36 son nuevas. Y trató 13 juicios políticos en el pleno. Tuvo tres presidentes, todos de Alianza PAIS: José Serrano, Elizabeth Cabezas y Litardo.
La Asamblea termina con el 10,7% de aprobación y la credibilidad de los asambleístas quedó en un promedio de 7,6%, según Cedatos/Gallup. (I)