Luego de dos años en el poder, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, vive su primera gran prueba electoral en las legislativas de este domingo, en las que podría perder la mayoría en el Congreso.

Un total de 34,3 millones de electores está habilitado para acudir a las urnas en estas elecciones legislativas, que renovarán 127 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 bancas del Senado. En Argentina, el voto es obligatorio para los ciudadanos de 18 a 69 años y optativo para los jóvenes de 16 y 17 años y quienes tengan 70 o más años.

Mariano Riorda, politólogo argentino y presidente de la Comisión de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales, comenta que, de repetirse los resultados de las primarias, habrá gobierno dividido y con menos maniobrabilidad, lo que puede poner en jaque al presidente.

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“Frente a la debilidad en la opinión pública del Gobierno de Alberto Fernández, con una negatividad agravada (más de dos partes de negatividad por una de positividad) y una disconformidad abrumadora con el rumbo del país, se suma la debilidad interna en el seno de la coalición de Gobierno. Ello, sumado a una crisis económica estructural que el país viene arrastrando y que se profundizó en ocasión de la pandemia”, apunta Riorda.

En las primarias de septiembre pasado, que sirvieron para elegir a los candidatos a diputados y senadores, la coalición opositora de Juntos por el Cambio obtuvo más del 40 % de los votos en todo el país, mientras que el oficialista Frente de Todos cosechó poco más del 30 %. En caso de que se repitan estos resultados, el oficialismo perdería el cuórum propio en el Senado y podría reducir su presencia en Diputados hasta prácticamente quedar en igualdad numérica o, incluso, por debajo del bloque del primero, recuerda EFE.

Eugenia Mitchelstein, profesora asociada de la Universidad de San Andrés, comenta que “si el oficialismo pierde el control de Diputados y del Senado va a tener que ceder a algunos de los temas de agenda de la oposición”. Aunque menciona que, pese a la probable victoria de la oposición en estas legislativas de mitad de término, el resultado no está definido.

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Ella añade que hay descontento en la ciudadanía y eso ya provocó que la participación en las primarias fuera baja, pero la expectativa es que aumente para este domingo.

El analista político argentino Sergio Berenzstein también opina que el escenario más probable es la victoria de la oposición, aunque apunta que hay cautela porque los sondeos en los últimos años ya no permiten tener precisión. Eso sí, se espera que vote más gente que en las primarias, pero no hay evidencia hasta el momento de que ese caudal vuelque el resultado a favor del oficialismo, el más afectado por el ausentismo.

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“Si los pronósticos se cumplen, el presidente Fernández va a tener un revés significativo que evidenciaría un debilitamiento mayor en la coalición gobernante, que es heterogénea; es probable que haya un nuevo balance dentro de esta. Y ver qué pasa, principalmente, con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien es la que ideológicamente sesga el perfil del Gobierno hacia una postura populista de izquierda tradicional latinoamericana”, según Berenzstein, quien agrega que esto es algo a tomar en cuenta en el escenario de crisis económica que vive la Argentina, que está estancada desde 2011.

“Aparte, tenemos una negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) (del préstamo de 45.000 millones de dólares realizado en la presidencia de Mauricio Macri, 2015-2019) que implica que pronto se tiene que presentar un programa de estabilización... con una gran inflación y pocas reservas fruto de la desconfianza que existe y mal clima de inversión. Se necesita un gran vuelco a la política económica y eso requiere un alto nivel de pragmatismo. Por ello, hay que ver si el presidente va a tener la resiliencia, la energía, la capacidad, el presidente en particular y el Gobierno en general, como para reinventarse luego de esta derrota”.

Hay un gran cansancio y pesimismo en la población por la larga crisis, la pandemia y cómo empeoró todo; hay una inmigración de jóvenes y más de 50.000 se fueron en el último año de un país que ofrece pocas oportunidades, con un Estado grande y poco eficaz. “No hay una ola antipolítica como hace 20 años, pero hay como un desacople entre la agenda política y la agenda de la sociedad”, afirma Berenzstein, para quien el lunes se abre un panorama crítico y habrá que ver cómo lo resuelve la clase política.

Todo esto en medio de la peor pandemia en un siglo, que provocó que la ya interminable crisis, que no han podido superar los últimos tres Gobiernos (Fernández de Kirchner, Macri y Fernández), se ahonde y ponga en aprietos a su población. (I)

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