‘Tienen prohibido hablarle o pierden el empleo’: mujer sufrió acoso laboral por su compañero de trabajo; hay más de 300 denuncias en Ecuador

Miriam (nombre protegido) tiene 49 años y los dos últimos fueron los “peores”. Ella trabajó como profesional de la salud en una institución privada por diez años. Tenía el cargo de coordinadora y siempre mantenía contacto con las demás áreas. Eso era a diario. Cuando tenía dos años laborando, ingresó su compañero Marco (nombre protegido) y la relación laboral era excelente a tal punto de volverse amigos. Fueron siete años de armonía. Hasta que en noviembre de 2023 tuvieron sus diferencias personales, pero esto migró al trabajo. “Fue una amistad que me dolió perder. Él me dejó de hablar, no saludaba, tenía comentarios malintencionados, cuando le hablaba por trabajo no me respondía ”, cuenta Miriam. Un mes después decidió ir al psiquiatra porque se sentía mal, además que la mujer estaba enfrentando el cáncer que padece su madre. “Me diagnosticaron ansiedad y depresión”, dice. Con esa valoración acudió a su jefe en enero de 2024 para notificar lo que pasaba, también lo hizo por correo electrónico. Le pedía un llamado de atención a su compañero porque ya más personas estaban en su contra. “Le dije que cualquier error que haya podido cometer fue personal, pero nunca laboral. Le decía que emocionalmente y mentalmente no estaba bien y le conté todo “, indica Miriam, quien ya no quería participar de reuniones sociales porque recibía malos tratos. Sin embargo, era obligada a asistir. Cuando el área de Talento Humano compartía el cuestionario psicosocial Miriam expresaba todo, pero nunca se acercaron a ella. El comentario que recibió de la psicóloga de la empresa fue el siguiente: “ Te recomiendo buscar otro trabajo, porque en la hora del almuerzo siempre se están riendo de ti ”. Esa rutina de recibir calificativos, que la señalen y hasta que le alcen la voz llegó al punto crítico de que Miriam temblaba . Así estuvo un año y los medicamentos recetados no eran suficientes para calmarla. Se le ocurrió la idea de renunciar al cargo de coordinación para no tener trato con Marco, pero no le aceptaron. Tampoco la renuncia definitiva. “Es que no me daban solución, les decía que había un pasivo agresivo ”, apunta. Contactó a una abogada para que la asesorara y le pidió que reuniera los certificados médicos y fuera al Ministerio del Trabajo. En esta institución pública le indicaron que la empresa debió activar el protocolo y que ese acoso era difícil de demostrar , así tenga testigos. “ Estas denuncias nunca prosperan ”, le repetía la funcionaria. Al regresar a la oficina se enteró de que su jefa había dado la orden de que nadie le hablara. “A todos nos reunieron y nos dijeron: ‘Tienen prohibido hablar con Miriam o pierden el empleo’“, dice. Cada día para Miriam era un sufrimiento hasta que en octubre de 2024 no podía ni cruzar la puerta. “Tengo pánico de entrar”, y se fue de vacaciones. Miriam no regresó y pidió que le pagaran su liquidación. Ese cheque se lo entregó su jefa en otro lugar porque Miriam sentía terror ver la empresa. Luego de siete meses de lo ocurrido, la mujer dejó los medicamentos y está recuperándose del trauma. Ella no salía de su casa, pensaba que se iba a topar a Marco. “Ahora no tengo trabajo ni sueldo seguro, pero estoy tranquila”. Estas acciones reiteradas son acoso laboral, dice Alba Guevara, docente de la Escuela de Derecho de la Universidad Internacional del Ecuador. Y asegura que cuando el empleador conoce del tema, puede ser responsable por omisión.“Las empresas o el empleador tienen la obligación de tener un protocolo sobre acoso laboral. En este protocolo se establecen los lineamientos y que se abra un procedimiento de investigación. Cuando no encuentra una respuesta dentro o en el interior de la empresa, lo que corresponde es presentar la denuncia en el Ministerio del Trabajo”, expone. Con esto concuerda la abogada laboral Vannessa Velásquez, quien señala que la compañía debe realizar una investigación interna para tramitar el visto bueno. “Podría traer una multa en el Ministerio del Trabajo (de hasta 20 salarios básicos), así como también un proceso judicial con una sentencia de doce salarios a favor del trabajador”, dice Velásquez, en caso de que la empresa no actúe. Según datos del Ministerio del Trabajo, hay 302 denuncias por acoso laboral solo en el sector público de enero a marzo de 2025. Del sector privado no hay cifras en el sitio web oficial. En 2024 hubo 1.181, siendo julio el mes más alto con 156 casos y en 2023 fueron 752. De acuerdo con Velásquez, entre las pruebas para demostrar un acoso laboral, sea entre empleador o trabajador y viceversa, o entre colaboradores, es necesario tener audios de esos tratos. “De cómo la insultan, órdenes de forma incorrecta, tendría que demostrar con un histórico de correos electrónicos que le pusieron más trabajo que ejecutar; demostrar con un peritaje esta información, tener testigos. Es complejo, no imposible ”, recalca y añade que debe haber daño si no, no hay acoso. Guevara señala que el trabajador, con las pruebas, puede colocar una denuncia por visto bueno por el acoso laboral. “No es difícil demostrar el acoso laboral, pero creería que lo más importante es demostrar el menoscabo que está sufriendo la persona. Por ejemplo, una evaluación psicológica . Debe existir un protocolo”, afirma. El artículo 9 de la Ley Orgánica para Impulsar la Economía Violeta menciona que el empleador o el trabajador que incumpla con estas medidas de prevención del acoso laboral será objeto de sanciones como las que Velásquez indicó antes. Además, que cada compañía debe implementar protocolos en estos casos. “Lo importante es que la desvinculación cuando el trabajador obtiene el visto bueno se hace como si se tratara de un despido intempestivo y a eso deberíamos sumarle la indemnización especial por el tema de acoso laboral que se establece en doce remuneraciones”, argumenta Guevara. (I)

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