A los 18 meses de vida le diagnosticaron atrofia muscular espinal tipo 1, una enfermedad que ha acompañado a María Cristina Kronfle Gómez sus 36 años y que exige el uso de una silla de ruedas.

En principio, los médicos le daban cinco años de vida; sin embargo, con el tiempo esa enfermedad pasó al tipo 2, que es un poco menos riesgosa. Actualmente no toma medicamentos ni está bajo un tratamiento, pero sí está pensado esa posibilidad. Aunque en su mente siempre rondan dos preguntas: ¿Cómo reaccionará su cuerpo y que podría pasar?

¿Qué es la atrofia muscular espinal y cuál es el caro medicamento que permite frenar el deterioro en los bebés afectados?

A pesar de las circunstancias, Kronfle ha posicionado sus causas desde los 18 años cuando ejerció su derecho al voto y no había las garantías necesarias para que las personas con discapacidad pudieran hacerlo. Eso la motivó a dirigir una carta a las autoridades, que fue publicada en este Diario, la que generó un debate que concluyó con la inclusión de lenguaje de señas en las papeletas electorales, entre otros aspectos.

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Después, Kronfle dio un paso hacia la activa participación política y fue candidata a concejala de Guayaquil por la desaparecida Red Ética y Democracia. Luego se afilió al Partido Social Cristiano (PSC) y fue asambleísta constituyente en 2007. De hecho, era la más joven. Y en 2009 fue electa asambleísta por Guayas y reelecta en 2013. Cuando culminó su periodo, trabajó en la Contraloría hasta el 2021.

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Ahora ejerce dos cargos sin remuneración: uno como consejera principal del Conadis, a partir del 2017, y como consejera suplente en el Consejo Nacional Electoral (CNE), desde el 2018.

En 2020, Kronfle se separó de su esposo, circunstancia de la cual aún está sanando y de la que ha comentado en su red social de Twitter y ha despertado la solidaridad de sus seguidores. Este proceso no ha sido fácil para Cristina, quien además es abogada y tiene una maestría en intervención y prevención en violencia de género.

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Ella vive con sus padres, volvió a su cuarto de soltera. Ha bajado 30 libras, pero su familia, la música y los libros apuntalan su esperanza de conseguir el trabajo anhelado: trabajar por su ciudad.

“A la política no le gustan los seres humanos, le gusta el robot que piensa en sus propios intereses y yo no puedo ser así, aunque no tenga trabajo y no lo llegue a tener”, se queja la mujer que se desafilió del PSC en 2018, aunque dogmáticamente se siente cercana al socialcristianismo.

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¿En qué momento se definió su vocación?

Yo estudiaba Diseño de Modas y vi que mi vocación no era esa, aunque me encanta, pero vi que no había un abogado que defendiera los derechos de las personas con discapacidad y ese era mi llamado y cambié de carrera a Derecho.

¿Y sus primeros pasos en la vida laboral?

A los 20 años fui directora de Discapacidades del Ministerio de Inclusión Económica y Social de toda la región Litoral. Pero fue en 2006 que recibí una llamada interesante en mi oficina, era (un) delegado del alcalde Jaime Nebot que me decía que mi espacio no era allá sino que debía ir a trabajar al Municipio de Guayaquil, empecé a trabajar como coordinadora de la Dirección de Acción Social y Educación.

Pero su primera candidatura electoral no fue con el PSC...

Mi primera candidatura fue con León Roldós, en la Red Ética y Democracia. Fui candidata a concejala.

Luego, usted fue electa asambleísta constituyente y asambleísta por Guayas hasta 2017, en ese otro periodo de Lenín Moreno, ¿tuvo propuestas desde el sector público?

No.

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¿Y en el gobierno de Guillermo Lasso?

No, en ninguna. Ya desde el 2017 hasta el 31 de julio de 2021 trabajé como directora nacional de Asuntos Éticos de la Contraloría General del Estado, después de todo lo suscitado, eliminaron la dirección. Fui después a trabajar al Municipio de Quito como procuradora síndica de suelos. No era algo que a mí me gustara, el derecho de tierras, pero ya estaba separada de mi esposo, desde el 2020, y efectivamente necesitaba pagar mis cuentas y trabajar como todos nosotros.

Ahora ejerce dos cargos, uno en el CNE y otro en el Conadis. ¿Recibe dos sueldos?

Deberían ser pagados, no obstante nunca he cobrado.

¿Cómo hace con sus gastos?

Después del divorcio, ahí tuve una pequeña suma, pero no cuesta lo mismo tener una discapacidad que no tenerla. Ahora lo que estoy logrando pagar a las personas que me asisten es por haber hecho la sesión de derechos de un apartamento, pero no tengo ingresos. Sin la ayuda oportuna de Dios, no sé qué haría.

Se vienen las elecciones seccionales, ¿algo por ahí quizás?

Propuestas de otro partido (no del PSC) sí he tenido, sin embargo, he decidido quedarme quieta por un momento.

¿Tuvo discrepancias con el PSC, del que se desafilió en 2018?

Nunca tuve una discrepancia con el PSC, nunca como tal, alguna vez que no significa nada, (se) quiso intentar como hacer referencia a que no me alineaba, pero no es cuestión de alinearse o no, es cuestión de analizar y tener dos dedos de frente, porque cuando nominaron a Lenín Moreno para el Premio Nobel de la Paz (2012) yo voté a favor y otros no. Pero yo no puedo no votar por una persona con discapacidad porque la causa lo amerita. Si a mí me preguntan si intentar crear sociedades inclusivas es parte de crear paz en un mundo, por supuesto que sí, entonces de ahí que tengamos diferencias políticas abismales, eso es algo muy aparte. En eso pudo haber un roce, pero no con (Jaime) Nebot porque coincidió conmigo. En todo esto uno se da cuenta quién es amigo y quién no es amigo.

¿A quiénes se refiere?

No voy a dar nombres. Yo no voy a juzgar a nadie y así es la política como se ha estructurado y manejado hasta ahora. Es una forma que yo no voy a usar ni usaré. Mucha gente me dice que la política necesita personas como yo, sin intención política, sino vocación política, que es distinto.

Entonces, ¿cuántos amigos le dejó la política?

No hay. Aunque uno intente actuar bien, no hay amigos en la política. Puede haber aliados, afines, pero amigos no hay. Eso lo confirmo día a día. Todos saben de mi divorcio, que no la estoy pasando bien y como dije en un tuit: incluso tengo mensajes en visto de personas que pensé, en algún momento, que eran mis amigos. Pero está bien, son lecciones de vida, la política está para servir, no para hacer amigos.

Y hablando de su situación conyugal ¿cómo está sobrellevando su etapa de recuperación tras el divorcio?

Para levantar mi ánimo, lo mejor que podría pasarme es trabajar y si es por mi ciudad, más aún. Mis días los paso leyendo, cantando, a veces escribiendo. Es necesario sanar. He bajado 30 libras.

La discapacidad no es un motivo de separación como suele cuestionarse en la sociedad…

Siempre la discapacidad es algo complejo, pero no, jamás es un motivo para que muera el amor. Las personas con discapacidad podemos tener matrimonios exitosos. No fue mi caso, pero no tiene que ver con mi condición. Mi discapacidad no me hace menos mujer. Ni a mí ni a ninguna.

Es que las personas con discapacidad son eso, personas que sienten y viven como los demás. ¿Qué les diría a aquellas personas que no se dan esa oportunidad, quizás por temor al rechazo?

No nos hacemos menos sujetos de afecto. Y realmente si nos ponemos a pensar, las personas con discapacidad tenemos los mismos riesgos que las otras personas, de que nos fallen, de fallar, porque somos tan humanos como cualquiera. No es una excusa alejarse de la oportunidad de tener una relación. Aunque podemos tener nuestros momentos complejos, que nadie se adhiera a la circunstancia, pero es algo natural gustar.

Además que también debemos romper varios tabúes como que la sexualidad no va de la mano con la discapacidad y eso no es así. Es un tema que a la gente le parece complicado. No obstante, en la práctica no es algo complejo, es algo natural.

Hay un tuit, publicado el 5 de julio, donde menciona que aún no está lista para volver y dar lo mejor de usted. ¿Qué significa?

No estoy lista para compartirlo todo en este momento. Lo que haré es leer los mensajes que me envíen, pero no voy a interactuar de la forma que lo estaba haciendo sino cuando me sienta que puedo.

Para ese proceso de sanación, ¿qué música escucha?

Todo depende del ánimo, puedo ser salsera, romántica, de todo un poco, hasta rockera. Pero me gusta la música. Yo creo que la música mueve mucho.

Su abuelo José Antonio Gómez Iturralde quizás le estaría diciendo ‘mi Cristinita’. ¿Aún conversa con las personas que eran cercanas a él?

Me hace mucha falta mi abuelo, pero (con) la gente que lo rodeaba a él no he tenido contacto. Por otro lado, creo que la familia es para apoyar, pero también está para dejar que uno se recupere. Entonces, hay personas que cuando, al menos yo, no me siento apta, me aíslo porque si no puedo dar lo mejor de mí, prefiero no darlo. (I)