El último boletín del Ministerio de Finanzas indica que la deuda estatal con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), organismo oficial al que obligadamente hay que afiliarse en el país cuando se tiene un empleo o se generan ingresos de forma independiente para obtener una jubilación al retirarse, asciende a 8.446,4 millones de dólares, que es el saldo hasta junio pasado.

Más de la mitad (55 %) corresponde a la atención de las prestaciones de salud de los jubilados (los que ya no aportan al IESS) y de los afiliados con enfermedades catastróficas y sus familiares, las que el Estado debería financiar pero son cubiertas por la entidad pública de la seguridad social.

Este desglose es con corte de marzo pasado y señala que el 32 % corresponde a la obligación estatal de cubrir el 40 % de las pensiones jubilares cada año. El 9 % es la deuda con el Seguro Social Campesino y el 4 % restante es lo adeudado al Seguro de Riesgos de Trabajo y por la devolución del impuesto al valor agregado (IVA).

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La cantidad total adeudada representa casi veinte millones de salarios mínimos vitales de 425 dólares.

Roberto Apunte, catedrático de Business School de la Universidad Internacional SEK, afirma que las demoras en el procesamiento de los trámites administrativos al igual que la precaria atención de las prestaciones de salud del IESS ya no pueden ocultarse. “Todo se está volviendo en un espiral negativo generado, principalmente por la falta de recursos, no tiene la capacidad de atender los servicios que ofrece. Hay acumulación de trabajo, es evidente”, indica.

La deuda estatal total acumulada con el IESS subió de 8.369,3 millones de dólares en marzo de este año a 8.446 millones de dólares en junio último, es decir, un incremento de 77,1 millones de dólares en tres meses, según las cifras publicadas por el Ministerio de Finanzas.

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“El Estado debería generar 2.200 millones (de dólares) aproximadamente cada año por el aporte del 40 % para cubrir las pensiones jubilares, pero está presupuestado el 64 % de ese valor para 2022, solo eso está planillado; entonces, la diferencia se va acumulando”, dice Apunte.

Es una realidad que se repite en cada ejercicio fiscal, por lo cual esta deuda estatal con el IESS sigue subiendo.

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“Hay un serio problema de gestión administrativa y financiera. Desde el aspecto político se ha permitido que el IESS ofrezca demasiadas cosas en función de los recursos que tiene y tendrá, se habla de la atención de los del Seguro Social Campesino y de los familiares de los afiliados. Pero, en términos generales, se podría financiar todo eso si el Estado cumpliera con sus aportes y el financiamiento que debe cubrir a tiempo”, afirma Apunte.

A esto se suma la mora patronal. El número de jubilados por vejez creció, incluso pese al índice de mortalidad elevado por la incidencia de la pandemia del COVID-19 que afectó más a la población de la tercera edad. El total de jubilados era de 423.412 en 2019 y ha subido cada uno de los años posteriores hasta fijarse en 488.233 en julio pasado, según reporta el IESS.

Mientras, el número de afiliados obligados y voluntarios al IESS no logra superar lo registrado antes de la pandemia al estar en 3′299.606 en diciembre del 2021, en el mismo mes del 2019 fueron 3′352.342.

Sin embargo, hay una tasa de crecimiento promedio anual que bordea el 6 % del total de las aportaciones, con las que se cubren todas las prestaciones del IESS, durante la década 2010-2021, refiere Apunte. El número de afiliados, en cambio, subió a un promedio anual del 4 % en ese mismo periodo. Lo recaudado durante 2021 superó cinco mil millones de dólares.

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El total de afiliados voluntarios subió a una tasa promedio anual del 15 % en el mismo lapso, dice Apunte, mientras que los obligados subieron un 3,6 % cada año.

En 2021 había 3′097.047 afiliados obligados (93,86 %) y 202.559 eran voluntarios (6,14 %).

Desde el punto de vista financiero se necesita sincerar las cifras y generar un plan real para el manejo de los recursos del IESS, añade Apunte. “Por supuesto, la voluntad de cumplir lo que se tiene que cumplir”.

El pago de la deuda debe ser parte de una política a largo plazo que trascienda los regímenes de turno.

“El IESS tiene costos fijos, cuáles se deben mantener, hacer una reestructuración en el interior de los costos. Hay una proyección, cuáles ingresos se pueden garantizar. En función de eso, cuáles son los beneficios que debe ofrecer a la población porque creer que se soluciona si el Estado paga la deuda es un absurdo monumental y una irracionalidad”, explica Apunte.

Un afiliado que gana el salario mínimo vital (425 dólares) envía al IESS más de 90 dólares. “Con ese valor hay muchas más prestaciones en un seguro privado. Se puede ver que también hay un problema de eficiencia porque si se reciben recursos pero no están siendo utilizados como se debería, entonces hay una falla de gestión. La muletilla en este momento es porque no me paga el Estado no hay paracetamol y no va por allí”, asegura Apunte.

Aunque la deuda sí debe ser cubierta. Una opción, plantea el especialista, es contratar un fondo de una línea de crédito por 8.000 millones de dólares, que pague finalmente el Estado. “Triangular esa deuda y que en los siguientes aportes estatales se pague lo que corresponde”. (I)