Pedro Peñaherrera, biólogo ecuatoriano especializado en arácnidos, recogió un espécimen particular de araña mientras exploraba el valle de Tandayapa, provincia de Pichincha, en enero de 2024.

La araña que recolectó resultó ser la hembra de una especie que no había sido descrita por la ciencia todavía. En una publicación del 19 de mayo pasado en la revista científica Zootaxa, Peñaherrera bautizó al nuevo arácnido como Chrysometa chuchaqui.

Se trata de una araña pequeña con tonalidades marrones, amarillas, plateadas y negras, dependiendo de su sexo, pues el estudio describió tanto a un macho como a una hembra. El primero midió 4,13 centímetros, mientras que la segunda alcanzó los 4,57.

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Diferencias entre machos y hembras

Además del tamaño, Peñaherrera también observó diferencias en la coloración entre ambos sexos. El caparazón de los machos, por ejemplo, es mayoritariamente marrón con una marca amarilla en forma de mariposa en el medio. El de las hembras, en contraste, es de una tonalidad amarilla pálida, al igual que sus patas.

Ejemplar de 'Chrysometa chuchaqui'. Foto: Cortesía: Jen Cross

Por ahora solo se conoce a la especie de la localidad original, el valle de Tandayapa, cerca de la hostería Bellavista Lodge y la estación de bosque nuboso Tandayapa, manejado por la Universidad San Francisco de Quito. Fue encontrada a 3.000 metros sobre el nivel del mar.

“Esta especie habita un bosque montano siempre verde de la cordillera occidental de los Andes de Ecuador, en la provincia biogeográfica de los Andes del norte”, explica Peñaherrera en el texto.

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Ecuador, además, cuenta con 24 especies del género Chrysometa, en su mayoría distribuidas a lo largo del valle interandino. Cinco de ellas han sido descritas a partir de ejemplares de la cordillera occidental de los Andes en el país. Chrysometa chuchaqui es la sexta.

En total existen 147 especies aceptadas de arañas Chrysometa en el mundo.

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¿Por qué ‘chuchaqui’?

Los nombres científicos de los animales nuevos se componen de dos palabras: la que describe al género, que suele englobar a numerosas especies (en este caso es Chrysometa), y la segunda palabra que eligen los autores del descubrimiento.

En la mayoría de los casos eligen algo relacionado con la zona donde fue descubierta la especie, como Bomarea quitensis, planta descubierta en Pichincha, o Thomasomys otavalo, un ratón hallado en el Área de Protección Hídrica Otavalo Mojanda en enero de 2022.

También es común usar nombres de investigadores, como Erythrolamprus darwinnunezi, serpiente bautizada en honor al herpetólogo ecuatoriano Darwin Núñez.

Ejemplar de 'Chrysometa chuchaqui'. Foto: Cortesía: Jen Cross

No obstante, el nombre que se elige para un animal también podría reflejar vivencias del investigador. En el caso de Chrysometa chuchaqui, Peñaherrera da la siguiente explicación en el texto que detalla el descubrimiento:

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“El epíteto específico es una aposición del quechuismo generalmente usado por ecuatorianos en referencia a una resaca. El nombre está inspirado, en parte, por la banda ecuatoriana Guardarraya, cuya música ha sido apreciada por el autor desde su adolescencia. Una de sus canciones notables tiene el mismo nombre y este tributo refleja una conexión tanto cultural como personal”.

Guardarraya, banda quiteña fundada por Álvaro Bermeo y Mateo Crespo, lanzó su primer disco en 2000, y desde entonces se ha convertido en un sello de la escena musical nacional. Chuchaqui es uno de sus temas más populares, con 3,9 millones de reproducciones en la plataforma de streaming Spotify. (I)