Romper con esas creencias de que por ser joven o madre no puedes emprender, o que necesitas que sea un negocio familiar para salir adelante, fue lo que hizo Bertha Serrano, propietaria de Fulgore, un nombre que con diez años en el mercado se dedica a la venta de ropa, zapatos, carteras y accesorios para el cabello.

La idea de negocio comenzó en la universidad, dice Serrano, de 31 años. “Empecé vendiendo accesorios de cabello, y mis compañeros de la universidad los compraban para sus novias. Y poco a poco fuimos creciendo”, menciona, y agrega que luego decidió subir fotos de sus productos en Facebook para venderlos por esa vía.

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Ese camino lo recorrió junto con otra persona hasta que logró abrir su local en Urdesa, muy característico, porque sobresale el color rosa. Después, abrió su fábrica Serratosa Textil, que es su segundo proyecto.

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Allí se hacen las muestras, proyecciones de venta, orden de producción, trazos digitales y acabados, como planchar las prendas, ponerles botones, etiqueta y demás. Las prendas de Fulgore son 100 % algodón y antiarrugas. Sus zapatos, como flats, y carteras también son icónicos.

Serrano da empleo de manera directa e indirecta a 120 personas. Foto: Carlos Barros. Foto: El Universo

Más allá del diseño a la vanguardia, Serrano resalta el trabajo artesanal que hay detrás de la marca, porque fabrican desde cero y “con amor”. De hecho, no solo se dedica a fabricar productos de Fulgore, como sus carteras térmicas o zapatos de taco, sino que confecciona para grandes cadenas de retail, tales como De Prati y Corporación Favorita, específicamente para Megamaxi y Gran Aki. En algunos de estos locales están los productos de Fulgore, pero también aquellos pedidos que realizan estas cadenas bajo sus marcas.

“En el 2014 empezamos con De Prati vendiendo accesorios de cabello con nuestra propia marca. Posteriormente ya hubo la apertura para empezar a fabricarles sus propias marcas. He ahí donde nace esta división, la empresa como un pequeño grupo empresarial: Fulgore para marca propia y Serratosa para empezar a fabricar para terceros”, explica.

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La fábrica produce semanalmente 10.000 unidades de ropa, zapatos, carteras, accesorios para el cabello, como diademas, cintillos y demás. Dentro de esta cantidad están los productos de Fulgore y de otras marcas. Y para lograr todos estos resultados, a Serrano la acompañan 120 personas, que laboran de manera directa e indirectamente.

“En los indirectos manejamos una modalidad: tratamos de que las madres de hogar sigan siendo madres de hogar y que puedan trabajar desde su casa. Nosotros hacemos todo en fábrica y les damos cortado para que ellas puedan fabricar en la casa y luego nos regresen. Ellas lo hacen en sus momentos libres, cuando sus hijos están dormidos o cuando vayan a la escuela. Pero no pierden ese tiempo de ir y regresar”, cuenta Serrano, quien también es mamá de dos niños.

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Su negocio no solo se concentra en el local y en la fábrica, puesto que también hace envíos a nivel nacional y da cursos en línea. Para Serrano, su crecimiento se visualiza justamente en el significado de la palabra italiana fulgore: ‘brillar’. Dice que aún siente esas “maripositas en el estómago”.

Su local está ubicado en Urdesa y su negocio lleva diez años en el mercado. Foto: Cortesía Fulgore.

“Es una montaña rusa de emociones. Vale la pena seguir teniendo ese mismo entusiasmo y brillo en los ojos, de estar enamorada de mis empresas como tales. El día que yo deje de sentir esas maripositas en la barriga por Fulgore y el grupo de empresas, no me costará cerrar y emprender en otra cosa; pero siempre tenemos que ser fieles en el propósito”, destaca la ingeniera en Marketing con mención en Branding.

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Uno de sus mayores logros es ser mamá y empresaria a la vez. “Poderme demostrar a mí misma que, pese a mi juventud, puedo liderar grandes equipos de personas, lograr que muchas personas cambien el chip de la vieja escuela, de la explotación... Y ser mamá a la misma vez que ser empresaria. Yo creo que, para todas las mujeres, tratar de tener un equilibrio entre ser mamá y no dejar a un lado lo que te gusta apasiona, te genera mantenerte viva. Es uno de los retos a los que nos enfrentamos, y poder haber tenido la posibilidad de vivir todas estas etapas es uno de los mayores logros”, cuenta.

Serrano espera seguir creciendo y hacer de Fulgore “una fiesta”. Quiere seguir avanzando sin hacer daño a nadie y competir de una manera justa. También piensa en expandir su fábrica.

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Tras hacer un análisis de sus diez años en el mercado, Serrano concluye que emprender en el país no es difícil. “Pero sí en la sociedad en la que vivimos, una sociedad que cuestiona mucho tu edad, que eres mujer, madre, o porque no es inversión familiar. Hay que cambiar esa mentalidad”, sostiene.

Ella aconseja dos acciones que le han funcionado. Primero, no catalogarse siempre como emprendedor. “Porque a veces decimos: ‘Es que soy emprendedor’, y siempre es catalogado como un proyectito. Y si funciona, bueno; y si no, no. El momento en que nosotros nos creemos ese personaje, que somos unos empresarios, podemos llegar al siguiente nivel”, dice.

Y su segunda sugerencia es cuidar la salud mental. “Cada quince días voy a mi psicóloga, y me ha hecho romper todos esos limitantes… Hacen que me coma el mundo en los pedazos que yo decido, mas no lo que el resto me impone. He ahí el éxito actual”, señala. (I)