Subirse a una tabla y surfear las olas es el deporte que adoran Santiago y Alejandro Muñoz, pero siempre hay una que no se puede dominar. Y les ocurrió en Indonesia.

En el país asiático visitaron la isla Kandui, famosa por sus grandes olas que rompen hasta 300 metros sobre el arrecife afilado. Ahí se enteraron de que se la conoce como “not Kandui’, es decir, es peligrosa para surfear.

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Esa experiencia los marcó como deportistas y siempre la recuerdan. Para realizar esta actividad, los hermanos consumen alimentos altos en proteína y que den energía.

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Por ejemplo, Alejandro necesitaba para entrenar porque tenía un triatlón. Buscaban opciones en el supermercado y las que consumían, aseguran, les “caía pesado”.

Fue ahí que saltó la idea de por qué no hay un producto que se ajuste a sus necesidades. “Comenzamos a averiguar qué ingredientes tenían esas barras y usaban unos edulcorantes que pueden caer un poco pesado al estómago para la digestión. Hay personas que no tienen problemas con los edulcorantes y otras sí“, señala Santiago.

Y es cuando ambos se aventuraron a crear barras de proteína y de energía con ingredientes naturales que no dan la sensación de llenura sino el aporte nutricional sin dejar una molestia estomacal.

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¿Por qué se llama Kandú?

Las barras de energía vienen en distintas presentaciones, como de banano, chocolate blanco y otros. Hay también granolas que incluyen arándanos. Foto: Diana Guananga.

Pasaron casi cinco o seis meses desarrollando la fórmula hasta que dieron con una exacta, pero les faltaba el nombre. Es cuando Alejandro recordó aquella ola en Indonesia. Y lo bautizaron como Kandú, sin la “i” en 2017.

“Nos gusta mucho la mantequilla de maní y siempre que comprábamos eran barras de ese sabor, entonces por ahí comenzamos. Sabemos que el maní también aporta proteína”, dice Santiago, quien es gerente comercial de Kandú.

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Alejandro, que figura como gerente general, indica que ya se volvieron “expertos” en la innovación y surgieron las barras de energía de chocolate, chocolate blanco y banano. Luego, las granolas.

“Ya sabíamos qué funcionaba y qué no, entonces ya se nos hizo mucho más fácil innovar y sacar diferentes sabores”, apunta Santiago.

Los Nelson Market fueron sus primeros puntos de venta, luego pasaron a las tiendas de conveniencia como Listo y Mobil. Después, a farmacias. Pero a partir de finales de 2019 dieron su gran paso: estar en Mi Comisariato y Supermaxi.

Un producto con ingredientes de Sigchos

Las barras de proteína aportan 100 % de energía. Foto: Diana Guananga.

Ya la producción era cada vez más grande y el equipo de trabajo ahora está conformado por diez personas, sin contar los empleos indirectos que se activan como proveedores.

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Para sus productos usan chocolate que compran de Cerecita, parroquia ubicada en vía a la costa; el maní proviene de Portoviejo, la proteína, que es el choco, de Sigchos, en la provincia de Cotopaxi. Solo el aceite de coco es importado.

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“Estamos introduciendo una cuarta línea porque dentro de todo nos tomamos nuestro tiempo en sacar una línea nueva. Somos exigentes con nosotros mismos, no queremos sacar simplemente cualquier cosa al mercado, cuando sacamos es porque sabemos que ya encontramos buenos pilares”, señala Santiago.

La venta del portafolio de productos de esta marca es del 80 % a nivel nacional y 20 % internacional.

Exportación

Kandú Bites es el nuevo producto que lanzarán durante este mes. Foto: Diana Guananga.

Y como todo negocio el crecimiento es esencial en julio pasado concretaron su primera exportación a Panamá, cuentan los hermanos.

Este logro los llena de orgullo. “Con las granolas nos ha ido bien, Panamá es muy americanizado. Sí hay bastante competencia, pero en el poco tiempo que estamos vendiendo, hemos tenido buenos resultados”, dice Santiago.

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La exportación es de cinco palés cada dos meses en autoservicios y tiendas naturistas. Por ejemplo, en este mes sale otro envío. Además, van a lanzar en pocas semanas un nuevo producto: Kandú Bites (cuadrados de frutos secos con proteína vegetal pegados por un chocolate al 70 %).

Pero tanto Santiago como Alejandro son jóvenes de 30 y 33 años, respectivamente, que no quieren quedarse quietos, aunque tampoco quieren ir “corriendo”.

Antes de que finalice el 2025 van a trabajar para ingresar a Amazon, a otros mercados como Colombia, Perú, Guatemala. Los dos tienen un sueño a largo plazo: que su marca esté en la memoria de los ecuatorianos.

“Queremos ser una marca reconocida. La generación de niños de ahora, cuando ya tengan mi edad, quiero que asocien a Kandú con buenos ingredientes, altos en proteína, que sea parte de sus desayunos, de una rutina antes del ejercicio. La idea es que nos vean como crecí viendo una marca, que esté en la lista de supermercados”, comentan. (I)

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