Grace Tapia y familiares acudieron este sábado, 23 de julio, al colegio Benalcázar, en el norte de Quito, que funciona como un punto de vacunación contra el COVID-19.

En su caso, se colocó la cuarta dosis; mientras que su sobrino, de 14 años, y su hija, de 17 años, la tercera inyección.

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Luego de una corta espera y tras salir vacunada, indicó que es importante colocarse los refuerzos y seguir con las medidas de seguridad, entre ellas el lavado de manos, pues el coronavirus no se ha terminado.

Sostuvo que el proceso fue muy rápido, salvo en los chicos, por las autorizaciones al ser menores de edad.

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A ella no le ha dado el COVID, pero recordó que allegados se contagiaron a inicios de la pandemia, en 2020, y agregó que es una enfermedad muy fuerte que produce reacciones.

“Por las experiencias de familiares y amigos es por lo que nos estamos vacunando, por la seguridad de cada uno de nosotros”, dijo.

Dolor de espalda y de garganta, escalofríos, temperatura alta y cansancio fueron algunos de los síntomas que recuerda padecieron familiares, algunos inclusive con secuelas que les quedaron, como problemas respiratorios.

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Quien sí se contagió fue Norma Puente, de 68 años, quien fue a esa unidad educativa por la cuarta dosis de Sinovac.

Recordó que padeció fiebre, dolor del cuerpo y malestar por alrededor de tres semanas. Se atendió en una clínica privada y no tuvo complicaciones.

Recientemente ningún familiar se ha contagiado.

Hizo un llamado a que la gente asista a los puntos de inoculación. Por su salud y por su bienestar manifestó que asistió a vacunarse.

La ciudadanía, luego de presentar su documento de identidad en la puerta de ingreso al colegio, pasa a una sala en donde hay sillas ubicadas en uno de los pasillos de la primera planta.

Esperan algunos minutos y, en grupos de cuatro personas, pasan a la sala en donde hay vacunatorios.

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Gustavo Puente, de 63 años, durante una prueba para COVID-19 en el Centro de Salud Las Casas, en el norte de Quito. Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Jaime Betancourt estimó unos diez minutos de demora en todo el proceso de inoculación. Fue a vacunarse con la cuarta dosis porque, contó, ya era el tiempo de recibirla, y también por el anuncio de rebrote que hay en el país.

“Es preferible estar vacunados y poder enfrentar de mejor manera este rebrote que tenemos”, expresó.

Ecuador enfrenta un rebrote, una nueva ola del COVID-19, había manifestado el ministro de Salud, José Ruales, el pasado 20 de julio.

Betancourt no se ha contagiado del virus, lo que atribuyó al mantenimiento de las medidas de protección, como uso de mascarilla, lavado de manos y distanciamiento.

En Quito, en la semana epidemiológica del 10 al 16 de julio, la positividad viral fue de 50,5 %. Hace quince días fue de 38,4 %.

La positividad se refiere a la cantidad de personas en las cuales se confirma la presencia del virus luego de someterse a una prueba de detección.

Según la Secretaría de Salud del Municipio de Quito, no existen fallecidos confirmados y, al 17 de julio, había un 3,8 % de ocupación en camas para hospitalización y 3,4 % para unidades de cuidados intensivos en los hospitales públicos y privados. (I)