Portoviejo

Hay dos aspectos que relacionan a algunas aves que habitan en Manabí: que una buena parte vuela sobre los alrededores de la presa de Poza Honda y que algunas se encuentran en la lista de peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En la actualidad, cerca de este espejo de agua ubicado en la parroquia Honorato Vásquez, al este de Santa Ana, en Manabí, existen 212 aves que fueron identificadas tras un rastreo efectuado en mayo por integrantes de varios colectivos de defensa de flora y fauna en esta provincia.

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Aves como la codorniz orejinegra, las chachalacas, la chilacoa café, el cabezón pizarra, el gavilán busardo gris, la paloma montaraz, el cabezón escamoso, el ticótico cabecirruto occidental y el picamadero de Guayaquil forman parte de las especies que circundan este territorio en Manabí y que también están en riesgo, algunas incluso de desaparecer por la acción del hombre.

Las aves se despliegan en el considerado bosque protector de Poza Honda, ahí donde se encuentra un embalse del que nace el agua que captan algunas ciudades para potabilizarla y luego distribuirla entre sus habitantes. Cerca de 750.000 personas, cerca del 50 % del total de pobladores de Manabí, reciben agua desde esta fuente.

Jürg Arnet, suizo residente en el sector de Los Platanales, señaló que este trabajo busca proponer un área de estudio para ornitólogos y, sobre todo, definir como un sector de protección a estas aves, pues aún no existe un plan de manejo para el bosque protector ni declaración de reserva hídrica para el agua potable.

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“No existe un inventario de fauna y flora completo. Nosotros como voluntarios estamos haciendo poco a poco lo de las aves. Otros han hecho una parte de los árboles nativos, pero hay especies introducidas, como la teca, que no son del Ecuador”, declaró Arnet.

Roddy Macías, exdirector de Ambiente en Manabí, dijo que la cobertura de bosques que aún existen y el cuerpo de agua son lo que en parte genera una atracción a diversas especies, las que muy probablemente sean punto de paso y de alimentación o descanso de aves migratorias del norte y sur.

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“Creo que lo principal ahí es que se incremente la protección de la zona. Hay que evitar la expansión de la actividad ganadera, como la tala y desechos directamente al embalse, afectando la calidad del agua”, señaló Macías.

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La convivencia entre hombres y naturaleza en esta zona ha generado un detrimento en la fauna de Poza Honda. Según el estudio Percepción y utilidad de aves silvestres en la comunidad de Honorato Vásquez en Manabí, realizado por María Fabiola Montenegro y Francisco Celi Jiménez, en el 2016 se determinaron algunas afectaciones a las aves y demás especies.

Ese estudio señala que el 55 % de más de 540 encuestados utiliza la carne de aves silvestres, como perdiz y guacharaca, para consumo; mientras que un 24 % manifestó que también utiliza aves como gavilanes falco y lechuzas para darlas como alimento a perros domésticos.

Aves como mascotas, para ventas y hasta para fines medicinales son utilizadas por personas residentes en zonas adyacentes a la presa de Poza Honda. Por ejemplo, la sangre del garrapatero, según esa publicación, se la toman pura o con una gaseosa para presuntamente curar el asma.

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Entre esas tradiciones que se transmiten de generación en generación se establece que, por ejemplo, para la obesidad se realiza un ungüento a base del cerebro de la garza bubulcus, que lo ubican en la zona en que quieren bajar de peso.

“El 6 % menciona la utilidad de aves como amuleto para atraer al amor: el uso del colibrí, quindes o picaflores son utilizados por los hombres de la comunidad para conquistar al ser amado. El ritual consiste en extraer el corazón de esta avecita, lo preservan en perfumes o colonia; luego, el extracto de este concentrado es obsequiado a la persona que desean conquistar”, sostuvo la publicación.

Pero no solo pócimas, que algunos estiman “mágicas”, llaman la atención de los activistas, sino también algunos proyectos que se pretenden desarrollar.

“Ahora tratan de hacer el anillo vial de Poza Honda con el Consejo Provincial de Manabí, pero no existe un proyecto presentado. El permiso ambiental están manejando desde Portoviejo entre amistades (nada por escrito). Y vienen y ponen maquinarias, sin mediciones, sin socialización, sin estudio ambiental. Esto dentro de una reserva declarada en 1972″, señaló Arnet.

Este Diario solicitó información a la Dirección Provincial de Ambiente en Manabí, pero hasta el cierre de esta nota no se obtuvo respuesta. (I)