La prohibición por cinco años, hasta el 2030, de las exportaciones de la semilla o la pepa de tagua tendrá efectos distintos en los diferentes actores de la cadena, pero además existen problemas de fondo que también necesitan ser atendidos, como la especulación de los precios y el cuidado de los taguales en el campo, se advierte desde el otro lado de la cadena: el exportador de tagua.