Mantener vivo el sabor y la tradición gastronómica de Ecuador en su gente que por diferentes razones tuvo que radicarse en Estados Unidos ha hecho que la empresa La Serranita desde hace 25 años importe productos ecuatorianos. Aunque al inicio, como en todo negocio, fue difícil, con el paso del tiempo se han afianzado en un mercado tan competitivo como el estadounidense, la proyección de crecimiento en ventas hasta finales de este año es del 15 % en relación con el 2022.
La Serranita nació en Elizabeth, Nueva Jersey, Estados Unidos. Su gerenta general, Mónica García, cuenta que el nombre se relaciona con el producto andino que lanzaron con sus potenciales clientes, los cuales eran mayoritariamente provenientes de la Sierra y de las zonas andinas de la región.
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Tienen presencia en la costa este del país norteamericano, principalmente en la zona triestatal conformada por los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, pero también están en Massachusetts, Ohio, Illinois y Maryland. Están empezando a atender estados como Carolina del Norte y Florida. Y buscan nuevos distribuidores en el sur de La Florida, Texas y California, así como para cualquier otro distribuidor en otro estado de la Unión Americana.
Gran parte del catálogo de los productos de La Serranita son originarios de la planta asociada en Ecuador, a esta suma de México, Perú y Colombia, de acuerdo con García, quien agrega que la empresa no empaca ningún producto en los Estados Unidos. Todos los productos son exclusivamente importados.
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La empresa empezó con una línea pequeña que incluía los quesos Cayambe; en congelados con el tomate de árbol, la yuca, la mora y la naranjilla; y en mariscos con el cangrejo, que pese a que tuvo complicaciones al inicio por las regulaciones en puerto de embarque y de desembarque, luego se afianzó y forma parte de la lista de productos de mar. Actualmente cuentan con la línea de lácteos, verduras y frutas frizadas, pulpas de frutas y helados, y productos de mar.
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Entre los productos con mayor demanda de Ecuador destacan el tomate de árbol, la mora, la naranjilla y el melloco congelados. En la línea de lácteos resalta al queso Cayambe, que es uno de los más antiguos del catálogo. A nivel de mariscos, refiere a la albacora, la cual tiene una clientela mayormente ecuatoriana.
Las ventas totales de los productos ecuatorianos con relación a los otros países representan el 70 %, pero puede variar según las temporadas en siembra y cosecha, vedas o temas de clima y disponibilidad de los asociados, dice.
Los ecuatorianos residentes en la costa este constituyen un porcentaje mayoritario de los clientes, pero también atienden a una amplia comunidad latina en general. “Aunque existen productos direccionados exclusivamente hacia la comunidad colombiana o peruana -cita como ejemplo- también existen productos 100 % ecuatorianos que han cautivado el gusto de muchas nacionalidades”, afirma.
García dice que hablar de un solo producto que represente mayores ventas es un poco “complicado y difícil”, porque hay años en los que los lácteos se vendieron mejor u otros en los que el verano fue más largo, permitiéndoles vender más pulpas de frutas o helados Flippers.
Recuerda que el 2020 fue complicado, principalmente en la logística por la pandemia, pero también fue un año muy bueno para la venta del queso Cayambe. “Se vendió todo el año a un ritmo muy bueno y eso nos permitió cerrar con una cifra casi de seis dígitos”, señala.
Consultada de cuál es la diferencia entre los precios y calidad de los productos estadounidenses o de otros países con los de Ecuador, García responde que diferencias existen muchas, pero el factor que une a casi todas las empresas que participan fuerte en el mercado norteamericano es la alta competitividad: “Cualquier empresa que desee sobrevivir en este mercado necesita adherirse a una cultura de alta exigencia tanto en calidad como en precios”.
En ese contexto, indica que si bien en el mercado estadounidense se podría sustituir “casi” cualquier producto de los que tienen en su línea, los diferencia el compromiso en calidad y la alta competitividad en precio.
Una trayectoria con altibajos
- Los inicios de La Serranita fueron como una “montaña rusa”, puesto que hubo un tiempo de asentamiento y luego vinieron años prometedores, indica la gerente general.
- Después llegó la crisis del 2008 y pasaron “tiempos complicados”; luego de ello, en el 2012 empezaron “a ver luz en el horizonte” y a partir de esa época vienen experimentando un crecimiento continuo, lo que les ha permitido mejorar notablemente en sus operaciones.
- Además de la búsqueda de nuevos mercados -dice García-, como proyecto tienen la expansión de la marca de lácteos Cayambe y más adelante pretenden expandir la línea de mariscos. (I)