"Las deudas me comen vivo. Y en los bancos no entienden que estamos parados, sin poder trabajar. Debo más de $5000 de las letras del carro y ya he optado por no contestar las llamadas que me hacen para cobrarme", dice el dueño de un bus interprovincial, cuya unidad, antes de la pandemia, cubría rutas entre Esmeraldas-Quito y Guayaquil. Pero a ellos aún no les aprueban la operación.

Como él hay miles de dueños de buses y de conductores que se muestran ya impacientes porque desde marzo, cuando llegó a Ecuador la pandemia del COVID-19, no pueden trabajar todavía.

Y pese a que el COE nacional autorizó, el miércoles último, el aumento del 50 al 75 % del aforo en los buses de transporte como el interprovincial, ellos aún deben esperar a que los COE cantonales les den luz verde para llegar a sus terminales terrestres.

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Y como ellos dicen que su situación es insostenible y que ya están en la quiebra, ayer conductores de buses interprovinciales se tomaron de manera pacífica y por segunda ocasión las calles de Cuenca para exigir a las autoridades que les permitan trabajar.

Esta vez, la concentración fue en las calles aledañas a la terminal terrestre de Cuenca. La mayoría de las unidades se estacionaron a lo largo de la avenida Gil Ramírez Dávalos.

No interrumpieron el tránsito, pero lo complicaron un poco. Ahí estaban las cooperativas Super Semería Internacional, Express Sucre, Ejecutivo San Luis, Turismo Oriental, Azuay, entre las principales de la provincia de Azuay.

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Orlando Cabrera trabaja en la empresa Express Sucre. Cuenta que hicieron este segundo plantón porque "las autoridades no les prestan atención" y ya llevan cinco meses sin viajar, situación que los agobia porque no tienen dinero para subsistir y menos para cancelar los préstamos a las entidades bancarias y financieras.

"Todos los días están llegando a nuestras casas a decirnos que paguemos", afirma y agrega que les ha contestado que como chofer no tiene dinero porque no hay cómo trabajar. Sostiene que económicamente están quebrados.

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Por el momento, los únicos destinos interprovinciales permitidos desde y hacia la terminal terrestre de Cuenca son los que llevan a Azogues (capital de Cañar) y a Loja.

Mientras que dentro de la provincia de Azuay, los buses pueden salir desde Cuenca hacia los cantones Girón, Gualaceo, Paute, San Fernando y Santa Isabel. Esto último por disposición del Comité de Operaciones Emergentes (COE) local y nacional.

Uno de los aspectos que más les preocupa a los conductores de Azuay es que las autoridades no les han indicado cuándo podrán retomar las frecuencias hacia la Sierra, Costa o Amazonía.

Por ello, aseguraron, estos plantones se repetirán hasta que les den una solución y les permitan seguir trabajando, aplicando los protocolos de bioseguridad exigidos para ellos y los pasajeros.

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Esto mientras en otras localidades, choferes cuentan que han tenido que salir a las calles a vender productos ambulantes, como víveres y comida, para llevar el sustento económico a sus hogares.

Y a otros ya les han quitado los buses que renovaron o que sacaron meses antes de la pandemia, porque cayeron en mora por más de cuatro meses, afirman.

Abel Gómez, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas de Transporte Interprovincial de Pasajeros del Ecuador (Fenacotip), que agrupa a 12 000 en el país, dice que hasta el viernes pasado solo el 25 % del transporte estaba habilitado a nivel nacional.

Y además de la reapertura de las terminales terrestres, sostiene que el gremio transportista necesita de manera urgente que las entidades bancarias les reestructuren los créditos que tienen y que cumplan así con lo que dictamina la Ley de Apoyo Humanitario.

"Tenemos que ir a trabajar con una tabla de amortización que vaya de menos a más. No podemos pagar las mismas letras, en los actuales momentos, que veníamos pagando antes de la pandemia. Se necesitan novaciones de créditos, que estos se reestructuren", cuenta y menciona que un bus interprovincial en promedio cuesta entre 250 000 y 370 000 (los de dos pisos). Y que las letras por las deudas de estos automotores superan los $2500 mensuales. (I)