Usan cubetas de huevos, tubos de papel higiénico y bases de botellas de plástico para la germinación de las plántulas. Llantas usadas y envases plásticos sirven de maceteros de plantas aromáticas, para condimentos, vegetales y frutas.

La iniciativa Huertos Hope (esperanza, en español) busca que los pobladores de Puerto Ayora, Galápagos, produzcan sus propios alimentos en sus hogares de forma sustentable y amigable con el ambiente y generen ingresos extras.

Además, de que el cultivo de vegetales propios es la mejor manera de “asegurar el acceso inmediato a alimentos frescos, ricos en nutrientes, inocuos y libres de químicos”, dice Alberto Andrade, miembro del Frente Insular, colectivo que es parte de la iniciativa.

Publicidad

El activista comenta que la idea de estos huertos orgánicos nació de la necesidad de combinar la potencialización de la canasta básica de familias en estado de vulnerabilidad y la reutilización de plásticos y productos desechables.

El Frente Insular solicitó el apoyo del Municipio de Santa Cruz para iniciar con los huertos. Actualmente hay quince operativos. Las semillas fueron donadas por voluntarios.

El Frente Insular realiza capacitaciones para huerteros en sus redes sociales. Foto: Cortesía Frente Insular

Publicidad

La preparación del abono y las directrices para tratar plagas de forma orgánica y evitar una posible afectación de los cultivos está a cargo de Sandra García, quien también es parte de la iniciativa.

Además, el cabildo facilitó 250 llantas usadas para que sean repartidas entre los hogares que tienen los huertos, básicamente en la urbanización El Bosque. También se busca que los niños, pertenecientes a cada familia, se integren en el proceso de siembra.

Publicidad

Col, tomate, lechuga, pepino, acelga, nabo, espinaca, menta, perejil, cilantro, albahaca y naranjilla son algunos de los vegetales, frutas y plantas que han sido cultivados con éxito hasta el momento.

A través de videos, subidos a redes sociales, se explica a los huerteros qué deben hacer y qué se puede sembrar. Y tips para garantizar el crecimiento de las plantas, como bañarlas con un té preparado con cáscaras de banano y papas y que se disuelve en agua.

Además, aportan con ideas para reutilizar plásticos en el proceso de la siembra.

El Frente también se ha apalancado con otras instituciones. Andrade cuenta que ha recibido semillas adaptadas a la realidad de Galápagos de Huerta Luna, una finca que investiga prácticas agrícolas sostenibles para el archipiélago.

Publicidad

Además, esta finca se enfoca en la producción, selección, procesamiento y almacenamiento de semillas comunitarias. La idea es lograr la independencia de las semillas importadas.

Alberto Andrade, miembro del Frente Insular, participa de la iniciativa Huertos Hope. Foto: Cortesía

Los integrantes de Huertos Hope donan los alimentos excedentes cosechados al Frente Insular. Con estos alimentos y otras donaciones, que son gestionadas por el colectivo, se logra armar canastas solidarias que se entregan martes y sábados a familias vulnerables.

Hasta el momento se han entregado más de 1000 canastas en cinco meses. El colectivo analiza el perfil de las personas que recibirán las donaciones.

Por lo general, las canastas son entregadas a madres solteras, adultos mayores, personas con discapacidad, sin trabajo o con condiciones económicas bajas.

Hay ocasiones que también damos a parejas que sabemos que la están pasando muy mal económicamente. Dividimos a las personas en tres niveles de vulnerabilidad y con base en eso priorizamos la ayuda que vamos entregando”, afirma Andrade.

La falta de turismo, provocado por el COVID-19, ha hecho que muchos pobladores de Santa Cruz reduzcan sus ingresos o pierdan su trabajo. Para el Frente Insular, ayudar con alimentos es un alivio aunque sea temporal.

Con la misma fuerza que golpeó la pandemia, la solidaridad tocó el corazón de los santacruceños. Es increíble ver personas donando carne, huevos, frutas”, añade Andrade.

De hecho, el Frente acudió el domingo pasado a un cañaveral cuyo dueño permitió que se sembrara un nuevo huerto.

Familias vulnerables son beneficiadas con las canastas solidarias entregadas por el Frente Insular. Foto: Cortesía

Las llantas usadas también han servido para diseñar contenedores de compost orgánico casero a base de cáscara de vegetales y frutas.

En las dos últimas décadas los huertos ecológicos urbanos han experimentado un significativo aumento en diversas ciudades alrededor del mundo y las razones son variadas, aunque destacan la presencia de una mayor conciencia sobre la necesidad de mantener un desarrollo y consumo sustentable y de conocer el origen y, sobre todo, la calidad de los alimentos que se ingieren.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 15 % de los alimentos en el mundo proviene de cultivos en áreas urbanas, ya sea en huertos de jardines, edificios, azoteas o espacios abiertos. De hecho, la FAO llama a los Gobiernos a promoverlos.

Donde hay un huerto, hay esperanza”, dice Andrade. (I)