Su anhelada libertad, luego de al menos siete décadas de ser sacado de su hábitat natural en la isla Española, Galápagos, debe esperar. Antes fue el hombre y ahora es el COVID-19 que no le permite regresar a su hogar.

Diego, la tortuga sex symbol del archipiélago, sigue en cuarentena a la espera de que se puedan retomar los traslados de especies en el Parque Nacional Galápagos (PNG) que se detuvieron por la pandemia.

Este quelonio, famoso por “salvar” a su especie (Chelonoidis hoodensis) de la extinción gracias a un programa de reproducción en cautiverio, iba a ser trasladado a la Española en marzo pasado junto a otras tortugas, pero los planes se postergaron, dice Danny Rueda, director del PNG.

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La histórica repatriación se daría en junio o julio ya que para esos meses se estima que los tonos del semáforo del archipiélago lo permitan.

Hace más de dos meses Diego está en cuarentena ‘extendida’, debido al coronavirus, dentro de un corral en el centro de crianza de Santa Cruz. En este lugar se lo ha habituado a las condiciones en las que vivirá el resto de su vida.

Antes del estado de emergencia, Diego fue trasladado a un corral para que haga una cuarentena de adaptación, pero la pandemia obligó a extender este tiempo. Foto: Cortesía PNG

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En la Española la disponibilidad de alimento no es abundante por lo que los guardaparques controlan de forma estricta su dieta, dice Rueda.

Los quelonios terrestres son una de las especies que mejor se adaptan a la disponibilidad de recursos, por eso, aunque ha estado mucho tiempo en cautiverio, la adaptación de Diego no sería compleja, añade el funcionario del Parque.

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Además, el proceso de cuarentena se realiza para que los animales que serán repatriados limpien sus intestinos de semillas y no lleven especies de flora no nativas a otras islas. Comen alimentos sin semillas o que se encuentren, en este caso, en la Española.

Todas las tortugas que salen desde un programa de reproducción del PNG son monitoreadas en estado natural y Diego no será la excepción.

Cada quelonio que sale de un centro de crianza lleva una marca física hecha con pintura no dañina y un pin subcutáneo para realizar una lectura electrónica de la procedencia de la tortuga. Por todo lo que representa Diego para su especie, los especialistas estarán muy atentos de a dónde vaya cuando viva en estado natural y qué tipo de dinámica tendrá en el ecosistema.

Todavía está en evaluación si su monitoreo se lo hace, además, satelitalmente a través de un dispositivo que se ubicaría en su carapacho, pero como la Española no es una isla tan grande el rastreo se lo podría desarrollar con un barrido presencial de los guardaparques.

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Esta tortuga fue repatriada desde un zoológico de San Diego –que le da su nombre–, en Estados Unidos, en 1976. Sin embargo, no se sabe exactamente cómo o cuándo llegó a EE. UU. Se presume que fue recogido de la Española entre 1900 y 1959 por alguna expedición científica.

Se estima que Diego tiene más de cien años de edad. Foto: Cortesía PNG

A pesar de sus más de cien años de edad, tiene una gran actividad sexual. Pesa unos 80 kilos y puede medir hasta 1,50 metros de alto si llega a estirar bien las patas y, especialmente, su cuello, algo muy característico de su especie.

El PNG con la ayuda de Diego ha logrado reproducir de forma exitosa, durante cincuenta años, tortugas de la Española y 44 años de repatriación de quelonios juveniles de esta especie. La población de Chelonoidis hoodensis en estado natural es estable actualmente. Se han repatriado 3162 tortugas. Todas nacieron de un grupo de doce hembras y tres machos, pero el 40 % serían descendientes de Diego.

Las autoridades del Parque tomaron la decisión de cerrar el programa de reproducción de esta especie por el número de ejemplares repatriados y la evidencia, con base en los monitoreos, de un buen margen de reproducción natural. La salud de esta población estaría garantizada, asegura Rueda.

Ya no hay justificativo para tener a Diego en cautiverio”, indica el funcionario. (I)