Más de 30 cepas del virus del papiloma humano (VPH) pueden afectar la salud de los genitales. Hay formas inofensivas que ‘solo’ causan verrugas. Solo unas pocas cepas son de alto riesgo porque pueden causar lesiones que luego progresan hasta cáncer.

Tanto hombres como mujeres deben entender que todos tenemos VPH, al menos hablando del contexto latinoamericano. “Basta una relación sexual sin preservativo y nos contagiamos… y todos la hemos tenido”, sea en una relación abierta o monógama. “No hay vueltas que dar”, dice el cirujano oncólogo Jaime Andrés Benítez Kellendonk.

“Los hombres, todos, somos portadores asintomáticos del virus la mayoría de veces, porque la familia papiloma alcanza los 200 números; se estudian 20, generalmente, en las pruebas moleculares, pero hay cuatro que realmente causan cáncer, 16, 18, 45 y 31, las cuales se consideran cepas de muy alto riesgo”. No solo causan cáncer cervicouterino a las mujeres, sino que pueden afectar cualquier área.

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Explica que el contagio del virus del papiloma es de frote, no necesariamente de penetración. “Entonces, puede causar afecciones en la boca, en el ano, en el pene, en el canal vaginal y en el cuello del útero”.

La enfermedad es de lenta progresión. “Incluso con los virus más agresivos tiene que pasar por una escalinata ascendente hacia el cáncer. Primero se forman lesiones de bajo grado, después –desde entonces hasta 20 años después– se van a formar lesiones de alto grado, precancerosas, y finalmente, termina desembocando en cáncer”. Esas lesiones pueden ocurrir en todas las áreas mencionadas.

¿Qué hace el virus del papiloma humano en los hombres?

Los hombres, por tanto, también tienen lesiones de bajo grado, y pueden, con el tiempo, desarrollar cáncer de pene. “Ecuador tiene tasas muy altas de este cáncer, porque el 90 % de los hombres, aparte de tener papilomas, tenemos la triada perfecta para llegar al cáncer”, esto es:

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  • No ser circuncidado
  • Ser fumador
  • Tener papilomavirus

Con los tres, entre los 60 y 70 años puede producirse un cáncer de pene, que termina en cirugías que alteran la vida del paciente (como la penectomía, el tratamiento principal para esta enfermedad).

Antes de hablar del tamizaje, el doctor Benítez menciona las vacunas para los niños y niñas de 9 a 14 años, “la edad perfecta”. “Incluso económicamente es mejor, porque el paciente recibe dos dosis (seis meses entre la primera y la segunda) y no tres, como el adulto. Lo mejor es hacer prevención, evitando que lleguemos a tener los virus que causan cáncer, y que se incluyen en la vacuna de nueve cepas”.

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Con esta vacuna, opina el oncólogo, se hace una cobertura “excelente” para los niños y adolescentes. Según la encuesta Ensanut de 2018, la edad promedio de inicio sexual para las mujeres en Ecuador era a los 16,6 años; en los hombres es todavía menor. En Latinoamérica, el inicio de la actividad sexual está entre los 13 y 15 años (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

La vacunación, ¿cuál es la dosis recomendada?

Existen dos tipos de vacunas actualmente en el medio, la de cuatro cepas y la de nueve. Benítez menciona que en los países desarrollados, la primera ya no está en las guías médicas y no se utiliza. “La vacuna Gardasil 9, de nueve cepas, es la que hay que utilizar”.

Hasta hace poco se mantenía que después de los 45 años ya no tenía sentido vacunarse porque se había formado algún tipo de anticuerpos. “No es así. Hoy se acepta que relaciones sexuales se puede tener hasta el último de los días, y que todo el mundo que tiene vida sexual activa tiene que vacunarse”.

La vacunación contra el VPH se recomienda para niños y niñas de 9 a 14 años. Foto: Shutterstock

La vacunación se promueve mucho más en las niñas, por motivos entre los cuales Benítez cita el machismo. Pero actualmente se incentiva también en niños. “Reiteramos que el hombre es el portador asintomático, y que no contagia porque quiere, sino porque no tiene idea, y como nunca ve un grano, sino hasta las etapas más avanzadas de la vida, recién entonces se da cuenta de que debió prestar atención”.

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¿Es la promiscuidad un factor de mayor exposición al virus? “Sí, junto con el inicio de vida sexual antes de los 14 años son factores de riesgo”.

Lo siguiente que se pasa por alto es que tener el virus no quita la necesidad de vacunarse. “Generalmente el paciente en Ecuador espera estar enfermo para presentarse (al médico), sobre todo el hombre (...), no nos gusta acompañar a nuestras parejas. Es más, el 50 % de mis pacientes son culpados por sus parejas por haberlas contagiado”.

Lo ideal, explica, es que el hombre sea revisado aunque no tenga síntomas por un urólogo o un oncólogo que sepa del tema y que determine qué camino tomar, puede ser una circuncisión, que es un factor preventivo para el cáncer.

¿Quién contagia a quién? La transmisión del VPH

El médico insiste en que en una población ampliamente infectada, determinar culpas en cuanto al contagio es inútil. Lo que queda por hacer es que la pareja busque atención especializada y que el cribado empiece desde los 25 años. En las mujeres, con el cotest, que combina el papanicolaou (citología cervical) y la prueba de genotipificación del VPH de alto riesgo.

“Si llegase a salir positivo el test en la mujer, hay que ir al especialista, los dos, porque hay que entender que es una enfermedad de pareja, que la tienen las dos”.

En Ecuador hay un sesgo para conocer cifras de VPH y enfermedad en hombres, porque muchos de estos no llegan a la consulta, y los que llegan son de ciertas distribuciones geográficas. “Pero se puede decir que aproximadamente el 60 % a 70 % de la población ecuatoriana masculina ha sido diagnosticada de VPH alguna vez en su vida”.

¿Qué tiene que hacer un hombre adulto que quiere ser evaluado para poder tener una vida sexual sana?

  • Ir al médico a partir de los 25 años, teniendo en cuenta que en Ecuador o, en general, en Latinoamérica la edad de inicio de vida sexual ha bajado.
  • En la consulta se determinará, mediante colposcopia o penescopia, si hay necesidad de tomar una biopsia (si hay cambios celulares).
  • Según la lesión se aplicará anestesia para hacer fulguraciones (quemar), las lesiones de bajo grado, verrugas, condilomas y más.
  • Los tratamientos con lesiones de alto grado son con cirugía.
  • De haber cáncer, la cirugía es mayor, hay quimioterapia o radioterapia.

Los diagnósticos de cáncer suelen realizarse entre los 60 y 70 años de edad. “Pero pueden haber estado contagiados durante décadas, desde el inicio de su vida sexual”.

Tipos de lesiones por VPH y complicaciones

Los dermatólogos también suelen detectar las verrugas y un posible cáncer de pene. “Siempre se inicia con lesiones cutáneas, lo que pasa es que a nivel genital adoptan diversas características, a veces la típica “coliflor”, pero en otras son una zona rosada y seca que parece un eccema, (enfermedad de Bowen), que ya es un cáncer. En otros casos se observan pápulas de color café aisladas o agrupadas (papulosis bowenoide). Hay verrugas gigantes (condiloma de Buschke-Löwenstein)”, explica la dermatóloga Blanca Almeida Jurado.

“Las verrugas genitales o perianales no dan síntomas, el paciente o su pareja las descubren. O si a la mujer le diagnostican condilomas, el ginecólogo le indicará que la pareja debe ir a un dermatólogo para descartar verrugas; hay una forma que no se puede detectar a simple vista; en ese caso se requiere de ácido acético para diagnosticarlas, más dermatocospía o penescopía”.

Almeida indica que no todas las verrugas son peligrosas, solo las que vienen de cepas que tienen fuerte relación con malignidad. “También depende del estado inmune de la persona y de otras enfermedades de transmisión sexual. Los tratamientos son prolongados y requieren constancia, algunos de uso solo por el médico (criocirugía, electrodesecación o láser) y otros fármacos que pueden ser aplicados por el mismo paciente, siempre bajo criterio y control del dermatólogo”. (I)