El vinagre es un ingrediente común en la cocina. Sin embargo, los beneficios para la salud, especialmente para quienes padecen diabetes, lo convierten en una mano derecha en la lucha por controlar los niveles de glucosa en sangre.
Con su capacidad para realzar sabores sin añadir muchas calorías, el vinagre se ha consolidado como uno de los condimentos más saludables.
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Es, además, el componente principal de la vinagreta, un aderezo popular en las ensaladas, según el sitio web Today.
La dietista registrada Carol Johnston, experta en el uso medicinal del vinagre, citada por Today, destaca que este alimento es accesible, versátil y es un perfecto complemento en una dieta equilibrada.
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No obstante, no todos los tipos de vinagre son igualmente efectivos para las personas diabéticas.
Vinagre para diabéticos
En el mercado, existen diversas variedades de vinagre, como el balsámico, de vino blanco, de vino tinto, de arroz y de malta. Sin embargo, el vinagre de sidra de manzana es el que ha captado mayor atención por sus efectos positivos en el control de la diabetes tipo 2.
Un estudio estadounidense, mencionado en el portal británico Diabetes.Co, sugiere que el consumo regular de vinagre de sidra de manzana puede ayudar a regular los niveles de glucosa en sangre.
Los investigadores atribuyen este efecto a la acción del ácido acético, que reduce la digestión del almidón y retrasa el vaciamiento gástrico.
Por su parte, la dietista Carol Johnston también cita investigaciones que indican que consumir vinagre antes de una comida rica en carbohidratos puede disminuir la glucosa en sangre en personas con resistencia a la insulina o diabetes tipo 2.
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El ácido acético del vinagre actúa como bloqueador de las enzimas responsables de la digestión del almidón y el resultado es una menor liberación de glucosa en el torrente sanguíneo.
Para obtener estos beneficios, se recomienda diluir una o dos cucharadas de vinagre de manzana en 8 a 12 onzas de agua y consumirlo durante las comidas.
Johnston aclara que el vinagre no debe sustituir el tratamiento médico convencional y destaca que su uso debe considerarse como una terapia complementaria. (I)