La Organización Mundial de la Salud ha clasificado a la carne procesada como carcinógena y la carne roja como probablemente carcinógena.

Este alimento ha causado revuelo durante mucho tiempo en los círculos médicos y culinarios.

A pesar de que la mayoría de los estudios indican que frenar el consumo de carne roja es beneficioso para la salud, se encontraron algunas pautas controvertidas sobre el tema en octubre del 2019, en la revista médica Annals of International Medicine, argumentando que “los consumidores de carne son casi incapaces de realizar cambios en la dieta y, por lo tanto, se les debería permitir continuar comer cantidades de proteína no recomendadas por el médico”.

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Sin embargo, la OMS (Organización Mundial de la Salud) continúa estableciendo sus recomendaciones. Estudios de todo tipo han señalado los inconvenientes a la salud asociados con la costumbre de las personas a comer en exceso la carne roja.

La pregunta sigue rondando por la cabeza de muchos: ¿cuánta carne roja es demasiada carne roja?

Sin embargo, este alimento es más complejo de lo que pensamos, profesionales de la salud inician dejando claro:

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¿Qué clasifica específicamente como ‘carne roja’?

Foto: Pixabay

Hay tres categorías para tener en cuenta. Aparte de la carne que proviene de vacas, la carne roja incluye cordero, ternera, venado y cabra. El cerdo (“la otra carne blanca”) a menudo se considera como carne roja desde el punto de vista nutricional, según Stephen Kopecky, cardiólogo internacional.

La carne molida también entra en esta categoría, generalmente esta se elabora triturando un trozo de carne entero con mucha grasa y convirtiéndose en albóndigas, una hamburguesa o más.

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“Si vas a una tienda y compras una hamburguesa molida, con mucho orgullo la anunciarán como 90% magra”, aseguró Kopecky. “Pero lo que eso realmente significa es un 10% de grasa”.

El experto aconseja mantenerse alejado de este tipo de carne y tratar de minimizar su consumo.

La carne procesada le sigue a la lista de carnes no recomendadas, Kopocky considera que incluso tiene un impacto más negativo en nuestra salud. “En general, las carnes procesadas, especialmente las cosas que comemos en las tiendas de conveniencia, no son buenas para nosotros debido a la sal y los químicos que contienen”, explicó.

Por otro lado encontramos a un trozo de carne entero en su forma más natural y elemental, este no estaría adulterado o procesado, manifestó el cardiólogo.

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Si desea disfrutar de carne roja, el profesional recomienda esta versión.

¿Entonces cuánta carne roja es saludable?

Foto: Pixabay

Cassidy Gundersen, nutricionista y asesora de salud, señaló en diálogo con The Huffington Post que “no es solo un factor de la carne lo que crea el problema de las enfermedades cardiacas”. Ya que comer carne roja a diario, explicó, triplica el riesgo de crear N-óxido de trimetilamina, un compuesto orgánico asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca.

“Los estudios han demostrado repetidamente que una ingesta alta de carnes rojas o carnes procesadas está relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiacas, cáncer y diabetes”, indicó Jennifer Haythe, profesora asociada de Medicina en la Universidad de Columbia. “Por el contrario, las personas que consumen menos carnes rojas y procesadas tienen menos riesgos para la salud”.

Especialistas aconsejan evitar carnes procesadas, Haythe sugiere proteínas como pollo, pavo y pescado. Pero si eres fanático de la carne roja “entera”, el cardiólogo Kopecky sugiere comer no más de 85 gramos al día o menos de 595 gramos a la semana.

Ese consejo está en consonancia con la orientación del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, que aconseja la ingesta de carne roja a máximo tres porciones por semana, para un total de aproximadamente 340 a 510 gramos de peso cocido.

Para Delfina Fahey, licenciada en Nutrición, lo ideal es calcular los gramos de proteínas por el peso del paciente, de forma que evalúan el peso y su objetivo. “Si necesita lograr un descenso de peso o no. Si entrena o es sedentario (...), buscar diversas fuentes de proteínas para cubrir en su alimentación”.

“Una alimentación basada en frutas, verduras, cereales integrales, semillas y frutos secos con un bajo consumo de alimentos de origen animal favorece el cuidado de la microbiota intestinal y la prevención de enfermedades crónicas. Se recomienda consumir menor cantidad de alimentos de origen animal, variar la alimentación e intentar motivar a la gente a que incluya además otras opciones alimentarias”, concluye Fahey. (F)