El COVID-19 ha demostrado tener secuelas a mediano y largo plazo en las personas que han padecido este virus respiratorio. No solo se sienten los efectos en el cuerpo, con cansancio y dificultad para respirar, sino también de forma mental.
Un estudio publicado en New England Journal of Medicine sobre las secuelas del coronavirus demostró que haberse contagiado, así sea con síntomas leves, causa un deterioro cognitivo significativo en los pacientes, como una reducción de hasta seis puntos de coeficiente intelectual.
Publicidad
Este efecto se descubrió en la investigación sobre el COVID-19 más exhaustiva y de mayor duración, pues comenzó en Reino Unido en abril del 2020, durante los primeros meses de la emergencia sanitaria. Alrededor de tres millones de personas participaron en el estudio React (evaluación en tiempo real de la transmisión comunitaria), para determinar los síntomas a largo plazo de la enfermedad.
Análisis de sangre en pacientes expone características del COVID-19 prolongado y sus posibles causas
Déficits cognitivos por el COVID-19
Las personas que tuvieron COVID-19 prolongado, es decir, aquellas que sufrieron de síntomas por más de doce semanas o hasta por un año después de infectarse, tienen más posibilidades de perder puntos de coeficiente intelectual que las que nunca se contagiaron.
Publicidad
De acuerdo con la investigación, los déficits se detectaron principalmente en dominios cognitivos asociados con la memoria, la planificación espacial y el razonamiento verbal.
Atribuyen a uso de hidroxicloroquina unas 17.000 muertes prematuras a causa del COVID-19
Sin embargo, la medida de afectación depende de la duración de la enfermedad, la variante del virus y la hospitalización del paciente, si es que la hubo. Las personas que sufrieron de episodios breves de COVID-19 y sin síntomas prolongados perdían hasta tres puntos de coeficiente intelectual. Esta diferencia no causaría una gran diferencia en una persona promedio, pero sí a nivel poblacional.
Maxime Taquet, psiquiatra de la Universidad de Oxford, considera “preocupante” el descubrimiento: “Incluso si los déficits cognitivos después del COVID-19 son de pequeña magnitud en promedio, una minoría sustancial de personas tiene déficits más significativos que probablemente afecten su capacidad para trabajar y funcionar”.
Insomnio, una de las particularidades de la más reciente variante de COVID
Ziyad Al-Aly y Clifford Rosen, científicos expertos en coronavirus, cuestionan lo que esto significa para otras enfermedades: “¿Los déficits cognitivos asociados a la COVID-19 conferirán una predisposición a un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer u otras formas de demencia en el futuro?”
Pero Paul Elliot, el principal autor del estudio, está esperanzado de que los síntomas de los pacientes con COVID-19 prolongado mejoren con el tiempo.
“El impacto cognitivo de COVID-19 parece haberse reducido desde las primeras etapas de la pandemia, con menos personas con enfermedades persistentes y la cognición viéndose menos afectada entre aquellos que fueron infectados durante la época en que ómicron era la cepa dominante”, dijo. (I)