Tras más de un año del reporte del primer caso de COVID-19 en el mundo, aún se analiza el comportamiento y la transmisibilidad del virus SARS-CoV-2.

Los efectos devastadores se han evidenciado en varios países, entre ellos, Ecuador. Hasta este 8 de marzo, la Universidad Johns Hopkins ya contabilizaba más de 117 millones de casos positivos en el mundo.

Si bien se conoce que el virus se transmite a través de pequeñas partículas líquidas expulsadas por una persona infectada a través de la boca o la nariz hacia otra a través de contacto cercano, una de las dudas que todavía surgen es por qué en un hogar con una persona contagiada no se llegan a reportar otros casos.

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Investigadores recopilaron datos que acercarían la posibilidad de contagiarse dentro de una casa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que “toda situación que suponga estrecha proximidad entre personas durante mucho tiempo incrementa el riesgo de transmisión. Los lugares interiores, especialmente aquellos cuya ventilación es deficiente o nula, entrañan mayores riesgos que los espacios al aire libre”.

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Es así como también identifica que los sitios donde se puede producir la transmisión más fácilmente son los lugares congestionados, con muchas personas en contacto cercano; situaciones de contacto cercano, en particular cuando las personas conversan muy próximas entre sí; espacios confinados y cerrados con ventilación deficiente.

Riesgo de contagio en el hogar

En una investigación que se realizó tras recopilar datos del sistema Mass General Brigham entre el 4 de marzo y 17 de mayo de 2020, en la cual no se estableció contacto con los participantes del estudio, se identificaron 7.262 casos índices que habrían tenido contacto con 17.917 personas (52,1% eran mujeres y 38,4% eran hombres). Se identificó que 6.888 residían en hogares de 6 a 10 personas.

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En total se diagnosticaron 1.809 casos de COVID-19, lo que deriva una incidencia general del 10,1%, es decir, una de cada diez personas resultó contagiada dentro del hogar, con tiempo de diagnóstico desde la fecha del caso índice hasta el caso secundario de tres días.

“En los análisis de sensibilidad que limitan el tamaño máximo del hogar a tan solo dos personas, el riesgo de transmisión calculado aumentó a solo el 13,8%”, se indicó.

Esto concuerda con otro metanálisis en el que se analizaron 54 estudios con más de 70.000 participantes, que detalló que un 16,6% de personas que convivían con un caso índice se contagiaron.

Sin embargo, los investigadores reconocen las limitaciones de estos procesos, ya que los casos secundarios se reportaron entre aquellos que buscaron una examinación médica y talvez los asintomáticos no lograron ser diagnosticados, por lo que aumentaría la probabilidad de contagio.

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Una persona es denominada contacto estrecho cuando vive con alguien que tiene la enfermedad o ha estado a menos de un metro de distancia, por lo que debe autoaislarse y monitorear la aparición de algún síntoma. (I)