La pesca del pepino de mar tiene un gran valor económico para los pescadores artesanales de Galápagos. En la última apertura de esta pesquería, que duró catorce días, del 20 de julio al 3 de agosto del 2021, se estima que se obtuvieron $ 2,25 millones.

Pero su pesca ocasionó en el pasado graves daños al ecosistema insular. Danny Rueda Córdova, director del Parque Nacional Galápagos, responde sobre el estudio que motivó la decisión de abrir la pesca tras seis años de veda, justamente en medio de la crisis económica profundizada por la pandemia.

Los pescadores artesanales de Galápagos capturaron la cuota máxima establecida de 600.000 en catorce días. ¿Qué indica que haya sido tan rápido?

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Se aperturó la pesquería de pepinos de mar con la resolución 057 del Parque Nacional Galápagos (PNG). Esta tenía una medida de manejo de 60 días de pesca o 600.000 pepinos, lo que se alcance primero. Hay que recordar que veníamos de una veda de seis años. La última pesquería que se hizo en 2015 fue de 500.000 pepinos en 60 días, y esa vez no se alcanzó la cuota. Ahora se alcanzó la cuota en menor tiempo.

¿Qué interpretan de eso?

Es que obviamente la veda ha funcionado, ha habido un respeto del sector pesquero sobre este recurso. En catorce días de pesca se alcanza la cuota, esto indica la abundancia del recurso, que era justamente la información que tuvimos para tomar la decisión de abrir la pesquería. Ya con la actividad se verifica y corrobora que el monitoreo técnico levantado este año ratificaba los datos que se habían obtenido.

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El ministro del Ambiente, Gustavo Manrique, dijo que la decisión se tomó con base en un estudio que hizo el PNG. ¿Cómo llegaron a la conclusión de que había doce pepinos de mar por cada cien metros cuadrados, uno más del límite para permitir esta pesca?

Se hacen monitoreos en diferentes transectos y macrozonas, es decir, en diferentes islas. Hacemos las inmersiones y contamos los pepinos en un rango de cien metros cuadrados que delimitamos con cinta. El valor mínimo para permitir la pesca es de once por cada cien metros cuadrados, es lo mínimo. Esta vez tuvimos doce en promedio. Hay zonas y macrozonas donde se encontraron 14, 15, 16, 18 por cada cien metros cuadrados, y hubo otras donde se encontraron 8, 9, 10 por cada cien metros cuadrados. El promedio y la macrozona importante de monitoreo es la que está al oeste de Isabela, que se llama canal Bolívar. Esta nos arroja un dato para reanudar la pesquería, que es la de doce por cada cien metros cuadrados, pero hubo islas donde hubo más de doce.

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La metodología tiene que ser la misma cada año para poder comparar.

Este monitoreo se hace desde el 2004. Hay una publicación científica que se llama Puntos de referencia para la pesquería de pepinos de mar, de donde sale el valor mínimo de once por cada cien metros cuadrados. Esta fue elaborada por el PNG, Estación Científica Charles Darwin, Fundación Futuro Latinoamérica, Instituto Nacional de Pesca. Este se utiliza año a año.

Los ambientalistas se sorprendieron ante la decisión, ya que dijeron que hasta el año pasado no se había alcanzado este tope de once pepinos por cada cien metros cuadrados. ¿Se puede superar el tope de un año otro?

Sí es posible, pero hay que señalar que el año pasado no hubo monitoreo, fue el año de pandemia y estábamos confinados. Este se hace a finales de marzo de cada año para tener el mismo mes, el mismo periodo, para que los datos sean comparables. Mantener la misma época del año con las mismas condiciones oceanográficas, temperatura, corrientes, el monitoreo de una misma especie. El último monitoreo fue el 2019, que arrojó nueve pepinos de mar por cada cien metros cuadrados. Entonces creció en dos años y de forma permanente. Se estableció la veda en 2015, y el monitoreo del 2016 arrojó seis pepinos por cada cien metros cuadrados. Entonces, ha ido aumentando.

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El ministro Manrique mencionó también la situación social de los pescadores afectados por la crisis económica. ¿Esto también fue una motivación?

Para mí fue un complemento a la reactivación económica que por efecto de la pandemia Galápagos está llevando. O sea, no es un indicador o un factor de decisión, pero coincide en brindar a las familias la posibilidad de iniciar su reactivación y un beneficio económico que se deriva de un tema social en la comunidad local.

Un estudio de la Fundación Científica Charles Darwin publicado en octubre del 2020, antes de permitir la pesquería, indica que la población de pepinos no se recuperará hasta el 2050.

Lo conocemos. El estudio habla de indicadores de poblaciones comparados con el 2001, cuando había por encima de 21 pepinos por cada cien metros cuadrados. Nosotros somos parte de ese estudio. Lo que dice es que al menos hasta el 2030 no llegaremos a condiciones de 21 pepinos por cada cien metros cuadrados, tomando como referencia la mejor población que tuvo Galápagos en los años 1999, 2000 y 2001; esa es la población comparable. Es lo que se proyecta para alcanzar esta población ideal, pero nos basamos en la actividad pesquera, en lo permitido a través de los monitoreos y los puntos de referencia de los estudios también hechos por la Fundación Charles Darwin.

Pero ¿la estrategia de permitir la pesca cada vez que hay más de once pepinos va a dificultar aún más la recuperación de la población?

No se debería dificultar, porque este estudio poblacional nos permitió a nosotros emitir un calendario de pesca en el 2015 . Uno no puede asegurar hoy que el próximo año habrá pesca de pepino de mar, eso lo determinará el monitoreo. Pero el calendario de pesca aprobado en el acuerdo ministerial 108 justamente dice que la cuota se calculará a partir de los resultados del monitoreo, sin embargo, habrá como mínimo una cuota de 600.000 individuos. Cuando el recurso pepino de mar se recupera antes de los cinco años, se abrirá la temporada siempre y cuando el monitoreo determine la densidad poblacional igual o mayor a once pepinos por cada cien metros cuadrados. Esto es un documento que rige la pesquería de pepinos de mar, langostas, churo, pulpo en Galápagos, esta es nuestra base técnica, científica, este documento es legal y nos permite tomar decisiones... Si habrá pesquería el próximo año, debemos alcanzar como dice este calendario, una población igual o mayor a once pepinos de mar y allí tomaremos la decisión. Necesitamos el resultado del monitoreo de marzo del próximo año para la posible pesquería.

Pero, seguramente, según la evolución, todo indica que no se abrirá el próximo año, ya que la recuperación para tener los límites legales establecidos demora unos seis años tras cada apertura.

Es probable. Ayer (el martes 10 de agosto) tuvimos una reunión con el sector pesquero y tratamos este tema. Nada garantiza que el próximo año habrá pesca de pepinos de mar hasta que no tengamos el informe en la mesa. Solo con ese informe, conociendo la densidad poblacional, en marzo del 2022, se puede tomar una decisión. Hoy para quienes trabajan en los temas pesqueros, científicos, el indicador del número de capturas en catorce días es bueno, es positivo, pero necesitamos el monitoreo poblacional para determinar el valor referencial para el próximo año.

¿Esta decisión solo está en manos del PNG, que es el ente técnico, o se puede dar injerencia política como en el pasado? Los dirigentes dicen que les prometieron la pesca de pepinos para el 2022.

Recuerde que esta pesca se da en la Reserva Marina de Galápagos, dentro de un área protegida, por lo que la competencia exclusiva es del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica a través del PNG. Nadie más puede decidir sobre eso. Es probable que pueda haber factores políticos que quieran adoptar una posición, pero al menos bajo el criterio técnico de administración del PNG, lo único que sirve para tomar la decisión es el informe técnico producto del monitoreo. No hay ninguna otra referencia, a no ser que haya otro estudio científico, que no lo hay. No espero intromisión o intereses políticos, pero si los hubiera, no afectarán la decisión, que es técnica y está basada en informes científicos publicados.

El director del Parque Nacional Galápagos, Danny Rueda, cuando compareció ante la Comisión de Biodiversidad de la Asamblea.

¿Qué tan fácil es irrespetar las vedas ante las falencias del control dentro de la Reserva Marina de Galápagos?

Tenemos control permanente en toda la Reserva Marina de Galápagos con nuestras tres embarcaciones oceánicas, once embarcaciones rápidas. Con pepino de mar también tenemos este año una colaboración muy fluida con la Subsecretaría de Recursos Pesqueros. Recordemos que el pepino de mar está vedado en el Ecuador continental. Para que esta pesca pueda ir de Galápagos y transitar en Ecuador continental y luego salir por los canales regulares marítimos o aéreos, tuvimos que coordinar para que se dé la apertura, ya que tiene una veda nacional, excepto en la Reserva Marina de Galápagos con esta medida de manejo. La pesca ilegal puede haber, no decimos que no hay, pero el control es permanente. Ante una eventual captura o conocimiento de pesca ilegal, vamos a actuar y la normativa aplicable caerá con todo el peso. Ya se informó a la Subsecretaría de Pesca el número de guías de movilización, luego de eso no hay más. Entonces, cualquier pepino que esté fuera de eso no tendría guía de movilización Galápagos y tiene que ser incautado.

¿Cómo solucionar el tema de los barcos que apagan el sistema para no ser detectados cuando entran a la Reserva Marina de Galápagos?

Que barcos ingresen a la Reserva Marina con equipos apagados es muy poco probable por la presencia de nuestras embarcaciones y las coordinaciones que tenemos con la Armada. Se han dado casos, hay ingresos de barcos de pesca nacionales que están siendo sancionados; muchos de los ingresos pueden ser ocasionales, otros ingresan una milla, dos millas, cinco millas, pero ya ingresaron y actuamos con base en nuestras competencias. Son sancionados de acuerdo a la Ley Orgánica de Régimen Especial de Galápagos, pero no es una actividad permanente. Hay un respeto de la flota nacional, que no puede ingresar y no lo hace. La Armada controla que ninguna embarcación apague el sistema, nadie puede apagarlo, y el que lo apaga también es sancionado por la autoridad marítima. Hay sanciones, pero no es una actividad recurrente.

¿Cuáles son las sanciones?

Las multas van de leves, moderadas a graves y el valor es de $ 6.000 a $ 14.000 de multa. Cuando encuentras especies prohibidas, ya no es una infracción, es un delito, y actúan otros organismos competentes, como la Fiscalía. El Centro de Monitoreo trabaja 24 horas y allí vemos la velocidad del barco, los recorridos, las trayectorias. Hay barcos que sí ingresan porque se equivocan, no se percataron del límite, porque se observa la trayectoria de la embarcación. Cuando se está en actividad pesquera se disminuye la velocidad y ese es un tema de inteligencia que se determina en el centro. (I)