Los incendios forestales son una catástrofe. No solo destruyen hectáreas de vegetación e infraestructura, sino que también afectan el hábitat de decenas de especies de fauna y el humo que emana el fuego perjudica tanto a los humanos como a los árboles.
De hecho, los árboles tienen una reacción parecida a la de las personas frente al humo, que sería el de sostener la respiración hasta que haya aire limpio. Un estudio científico demostró que ciertos árboles ‘contienen la respiración’ para evitar respirar la humarada de gases tóxicos durante estos incendios masivos.
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La investigación realizada por científicos atmosféricos y químicos de la Universidad de Colorado reveló cómo responden los árboles de pino a las partículas nocivas esparcidas por el humo. De acuerdo con los investigadores, el estudio comenzó accidentalmente, cuando humo de un incendio forestal cercano afectó unos árboles que estaban en investigación.
Por qué evitan ‘respirar’ el humo los árboles
Los árboles tienen poros en la superficie de sus hojas que son las que inhalan el dióxido de carbono (CO2) en el ambiente y liberan el oxígeno. Estos poros se llaman estomas y se parecen al órgano de la boca en los humanos.
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Sin embargo, el CO2 no es lo único que inhalan las plantas. Si hay otras sustancias químicas en el ambiente, también entrarán por sus estomas.
Pero ¿qué causa el humo en los árboles?
Investigaciones realizadas a principios del siglo XX ya revelaban los efectos dañinos del humo en las hojas de los árboles. Los científicos descubrieron que los árboles que estaban expuestos al humo de la quema del carbón desarrollaban unos gránulos negros que obstaculizaban sus esporas e impedían la respiración normal de las hojas.
Otro estudio, llevado a cabo en California, observó que las plantas eran menos productivas después de estar expuestas al humo, pero se recuperaron al pasar unas horas. Adicionalmente, los frutos de los árboles presentaron contaminación si ‘respiraron’ humo.
En la investigación actual, publicada en la plataforma científica AGU, los científicos observaron que al medir la fotosíntesis de sus árboles el día en el que hubo humo, las estomas estaban casi cerradas y no se estaba haciendo fotosíntesis.
Es decir, los árboles no estaban respirando el CO2 que necesitan y tampoco estaban exhalando las sustancias químicas que deben liberar, como el oxígeno.
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Así quedó evidenciado que el humo puede dañar las plantas al degradar la superficie de las hojas, oxidar el tejido vegetal y ralentizar la fotosíntesis.
“Lo que nos han dicho los datos recopilados durante meses es que algunas plantas responden a las intensas ráfagas de humo de los incendios forestales, impidiendo el intercambio de aire con el exterior”, escribieron los investigadores. “Están conteniendo la respiración, pero no antes de haber estado expuestas al humo”. (I)