A inicios del 2015 la cadena de restaurantes especializados en cangrejos La Pata Gorda planeaba abrir su tercer local en la vía a la costa. Habían iniciado en 2010 en Miraflores y luego se ampliaron con un segundo local en Samborondón, pero cierto domingo su propietario, Josué Sánchez, quien es hoy también vicealcalde de la ciudad, se despertó con varios mensajes en su celular de amigos y familiares que le preguntaban si ya había leído EL UNIVERSO.

¡Epicuro te ha destruido en su columna de opinión!”, le anticiparon.

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Epicuro fue el crítico gastronómico de La Revista, el suplemento dominical de Diario EL UNIVERSO, hasta su fallecimiento en 2018. Luego se conoció que era Bernard Fougères quien escribía en ese espacio bajo un seudónimo.

“Por supuesto lo leí y en muchas cosas tenía razón, se quejaba de que, por ejemplo, el cebiche estaba caliente. No recuerdo hoy las quejas, pero sí que eran válidas”, comentó Josué en entrevista reciente con este Diario. “Pero ese día me senté con mi mamá, ella lo quería volver a invitar a comer, pero le dije que teníamos que hacer un autoanálisis, ver en qué estábamos fallando y cómo mejorar. Y ese fue el punto en que decidimos profesionalizarnos”, admite.

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“Hasta ese momento seguíamos siendo una empresa familiar donde mi mamá y yo estábamos al frente, las oficinas eran en el tercer dormitorio de nuestro departamento”, recuerda. “Pero ese día decidimos que si queríamos seguir creciendo y mantener el nombre del negocio, teníamos que avanzar hacia el camino profesional”.

Josué Sánchez y su mamá, Glenda Camposano. Foto: Cortesía

Comenzaron por integrar un pequeño equipo administrativo, contratar asesorías en el área de cocina, hacer una reingeniería de su menú y también cambiar la decoración. “Y así empezamos a crecer mucho más”, relata Sánchez, quien tiene hoy 34 años. “Es una bonita anécdota porque definitivamente ocurre que al recibir una crítica, las personas se frustran, pero en este caso, nosotros aprovechamos esa crítica para hacer un mea culpa y comprometernos a mejorar”.

Desde entonces, su personal se mantiene en constantes capacitaciones que incluyen también la experiencia de servicio y atención al cliente.

El camino hasta la Pata Gorda en Quito

Los comentarios de Epicuro, sin embargo, no fueron los únicos que Josué ha tenido que enfrentar en esa travesía, pues personas bienintencionadas lo aconsejaron con frecuencia sobre los riesgos de los lugares que elegía para ampliar el negocio.

Tras el éxito de su primer local en la capital, esperan abrir otro a finales del 2022. A largo plazo, aspiran sacar la marca también al extranjero. Foto: Cortesía

“Cuando fuimos a Miraflores me dijeron que estaba loco, que cómo iba a abrir junto a dos locales gigantes, que no iba a vender sino a quebrar”, relata. “Cuando fuimos a Samborondón nos dijeron que no estábamos listos, que lo que funciona en Guayaquil no funciona allá”. Y, al abrir su local ubicado en las calles Chile y 10 de Agosto, en 2017, le comentaron que la gente no come cangrejos en el centro porque no tiene tiempo.

Pero Josué, convencido de sus objetivos y con la fe firme en Dios que profesa, en 2018 decidió llevar la Pata Gorda hasta Manta, aunque su meta final era la capital, donde hoy ya tiene también su primer local en Plaza Pampite (Cumbayá) y que el pasado 14 de marzo celebró su primer mes de funcionamiento.

Acepté ir a Manta siempre pensando en Quito y para aprender a manejar un negocio a distancia”, comenta. “La meta para el 2020 era Quito, pero obviamente nadie sabía que para entonces tendríamos una pandemia mundial encima”.

¿Qué lo hizo apostar por la capital? Los visitantes que tenía con frecuencia en el local de Miraflores: viajeros de un día que tenían como parada obligatoria ese restaurante para probar y llevar cangrejos, antes de tomar su vuelo de regreso a Quito. “Abrimos allá exactamente con el mismo menú del 2021, que trae platos nuevos con carne, hay tacos, wantanes, platos adicionales que cayeron muy bien en Guayaquil y que en Quito han comenzado muy bien también, recetas muy ricas y que son una alternativa para los que no comen cangrejos o mariscos”.

Gracias a la gran acogida, esperan abrir un segundo local a finales de este año o a inicios del 2023.

Crecieron el negocio y la familia

Quizás la socia más importante en la vida de Josué es hoy su esposa, Michelle (Micha) Jairala, con quien contrajo matrimonio el 17 de agosto de 2021. Y también están ‘en expansión’, pues para septiembre esperan la llegada de su primer bebé.

Michelle y Josué se conocieron a través de un amigo en común cuando ella fue a comer a uno de los locales de La Pata Gorda. Foto: Cortesía

“Que sea lo que Dios quiera, pero si me preguntan a mí, sí quisiera que fuera un niño, pero nuevamente, que sea lo que Dios quiera”, dice.

Entonces, se convertirán en una familia de cinco, junto con las pequeñas Martina y Macarena. “Ellas son mis hijas también, las amo como a mis hijas y Macarena ya ha dicho que quisiera una hermanita porque ama las bebés”, sonríe Josué. “Queremos que ese amor que tenemos como familia se vaya consolidando y también junto con nuestros tres perros, Joaquín, Santiago y Coco, ¡somos una familia grande!”.

“Todo papá espera que un hijo siga sus mismos pasos, pero lo importante es descubrir qué es lo que él quiere y ayudarlo y acompañarlo para que, sobre todo, sea feliz”, adelanta sobre cómo llevará la crianza del bebé. “Quisiera que me recuerden como un padre presente, que los ‘acolitó' y que los ayudó a encontrar su propio camino”.

Antes de concluir, y a manera de una cápsula del tiempo, Josué deja un mensaje más personal para su bebé, quien quizás se tope con esta entrevista a su papá en el futuro: “Que lo amo, que siempre supe que quería tenerlo a los 35 años y que lo único que le deseo es que sea feliz, que persiga sus sueños y que nadie, ni siquiera yo, le diga que no los puede cumplir y hacerlos realidad”.