Mary Corylé es uno de esos nombres que todos alguna vez hemos escuchado. ¿Quién fue? Una adelantada de su época: poeta, narradora, ensayista, profesora, bibliotecaria, locutora, paleógrafa, feminista. Nació al terminar el siglo XIX en la culta y tranquila Cuenca, y en las primeras décadas del XX ya escribía poemas y relatos, participaba en tertulias y en la vida cultural de su ciudad y de Quito, capital donde también vivió. Dirigió bibliotecas y ejerció la cátedra, así como el periodismo en diarios y revistas, trabajos con los cuales se sustentaba.

Su primer libro, publicado en Quito en enero de 1933, se tituló Canta la vida, que significó una renovación de la lírica hasta entonces escrita por mujeres. En este consta el que es, quizá, su poema más conocido: Bésame. Mary Corylé en sus versos se atrevió a decir: “Ahoga mi risa / sofoca mi aliento / con tu dicha loca: / bésame en la boca. (...) Bésame en los senos / armiño escondido /tras la claridad leve del vestido”. Versos llenos de erotismo. Versos apasionados. Versos que revelaban una voz lírica distinta. Única.

Este poemario, cuya publicación cumple 90 años este 2023, tuvo admiradores así como detractores en grados iguales. Y a Mary Corylé, seudónimo con el que escribía María Ramona Cordero y León, le dio un lugar visible en la literatura nacional y continental. Según algunos críticos, es lo mejor de la producción de la autora cuencana, que siguió escribiendo, a lo largo de los años, en diferentes registros. Falleció en 1978.

Evoco a Mary Corylé en estos días en que leo también sus cuentos, como parte de la bibliografía del Club de Lectura que coordino en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), en el cual nos proponemos revisar a las cuentistas ecuatorianas de los siglos XX y XXI. Su cuento En la policía, que consta en el libro Gleba, de 1952, narra un hecho abominable en clave realista: unos policías violan en la cárcel a una joven indígena hasta causarle la muerte. Un texto de denuncia que no presenta mayor novedad en su estructura, pero que conmociona altamente por su temática. En Gleba, Mary Corylé muestra personajes femeninos subalternos, vejados por los representantes de un sistema opresor.

Un ejercicio interesante el de volver los ojos a nuestras escritoras del pasado, para así tender nexos con las del presente y darnos cuenta de cómo se ha ido configurando en el país la tradición de escritura de mujeres. (O)