Hoy, 17 de julio, se celebra el día de san Alejo, patrono de los mendigos y los enfermos, por lo que vale traer dos historias sobre santos. Alejo es recordado por ser hijo de un rico senador romano. Nació y pasó su juventud en Roma. Sus padres le enseñaron con la palabra y el ejemplo que las ayudas que se reparten a los pobres se convierten en tesoros para el cielo y sirven para borrar pecados. Por eso, Alejo desde muy pequeño repartía entre los necesitados cuanto dinero conseguía, y muchas otras clases de ayudas, y esto le traía muchas bendiciones de Dios.

Un santo en el lugar equivocado

“¿Por qué existen personas que salen fáci­lmente de los problemas más complicados, mientras que otras sufren por problemas muy pequeños, se ahogan en un vaso de agua?”. Ramesh (maestro espiritual, escritor y discípulo del gran sabio indio Sri Nisargadatta Maharaj), se limitó a sonreí­r y me contó una historia.

“Habí­a una vez un hombre que toda su vida fue un alma de Dios. Cuando murió, todo el mundo decí­a que irí­a al cielo. Un hombre tan bondadoso como él solo podrí­a ir al Paraíso. Ir al cielo no era tan importante para aquel hombre, sin embargo, fue allí­.

En aquella época, el servicio en el cielo no era lo que deberí­a ser. La recepción no funcionaba muy bien. La chica que lo recibió le dio un vistazo a las fichas sobre la mesa y como no vio su nombre en la lista, le envió directamente al infierno.

Y, en el infierno, nadie exige identificación o invitación, cualquiera que llegue se le invita a entrar. El hombre entró y se quedó...

Pocos dí­as después, Lucifer llega furioso a las puertas del Paraí­so para exigir una explicación de san Pedro:

– ¡Lo que estás haciendo es puro terrorismo!

Sin saber el motivo de tanta ira, Pedro le pregunta qué sucede. Un molesto Lucifer responde:

– Has enviado a aquel hombre al infierno ¡y me está saboteando! Llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, hablando con ellas. Ahora, todos están compartiendo sus sentimientos, se están abrazando, se están besando. ¡Ese no es el tipo de cosas que quiero en el infierno! Por favor, ¡trai­ga a ese hombre para acá!”.

Cuando Ramesh terminó de contar la historia me miró cariñosamente y dijo:

– Vive con tanto amor en tu corazón que si, por equivocación, vas a parar al infierno, el mismo diablo te llevará de vuelta al Paraí­so”.

¿Por qué vives en el desierto?

“Porque no puedo ser lo que quiero ser.

”Cuando empiezo a ser yo mismo, la gente me trata con una reverencia que es falsa. ”Cuando soy fiel a mi fe, entonces empiezan a dudar.

”Todos se creen más santos que yo, pero fingen ser pecadores, con miedo a insultar mi soledad.

”Ellos tratan todo el tiempo de demostrar que me consideran un santo, y de esta manera se convierten en emisarios del diablo, tentándome con el orgullo.

“Tu problema no es tratar de ser quien eres, sino tratar de ser aceptado por todos en la forma en que piensas que debes ser aceptado”, dijo el caballero, alejándose. ”Y actuando de esta manera, es mejor quedarse en el desierto”.