“El objetivo de la vacuna contra el covid-19 no es la inmunización, ténganlo bien por seguro”, es el mensaje que da el genetista argentino Luis Marcelo Martínez, quien asegura que la fertilidad femenina corre peligro, ya que las vacunas para prevenir el SARS-CoV-2 generarán una respuesta inmunológica contra la proteína sincitina-1 “crítica en el desarrollo temprano de la placenta”. De ese modo, según el galeno, las vacunas “inmunizarán a la población contra su propio embarazo”.

El médico, quien asegura que el nuevo coronavirus “es un constructo informático”, también afirma que la incidencia de las vacunas en la proteína sincitina-1 desencadenará casos de esclerosis múltiple y “otras secuelas neurológicas”.

Captura de pantalla de una publicación en Facebook realizada el 17 de diciembre de 2020 (AFP)

Asimismo, señala que estas consecuencias tendrán lugar “independientemente de la variante técnica de la vacuna”, sobre la que no ofrece explicación alguna ya que, dice, “no quiere perder más tiempo” en ello. Se infiere, sin embargo, que hace referencia a las vacunas diseñadas con ingeniería genética: las basadas en ARN mensajero (ARNm), como la mRNA-1273, de Moderna/NIAID, y la BNT162, de BioNTech/Fosun Pharma/Pfizer, y las producidas con vectores de adenovirus, como la ChAdOx1 de AstraZeneca/Universidad de Oxford, y la Sputnik V del instituto estatal Gamaleïa de Rusia.

Publicidad

La entrevista fue publicada en el canal digital argentino “Toda la Verdad Primero”, que suele difundir desinformación y teorías conspirativas.

Marcelo Martínez está registrado en el sistema integrado de información sanitaria argentino como médico genetista y forma parte de la así llamada “Junta Argentina de Revisión Científica”, una organización que no figura en el Registro Nacional de Sociedades del país. Tampoco cuenta con sitio web, y solo tiene existencia en redes sociales.

A través de esa Junta, Marcelo Martínez y otros firmantes publicaron en julio pasado un documento sin aprobación de la comunidad científica afirmando que las vacunas basadas en ingeniería genética ocasionarán infertilidad masculina, afirmación verificada por AFP Factual.

Publicidad

La AFP también verificó como falso un video de agosto pasado en el que Martínez afirmaba que las vacunas contra el coronavirus producirán “daños irreparables” en el genoma humano.

Vacunas basadas en ingeniería genética

Las vacunas para prevenir el coronavirus han sido objeto de mucha desinformación a lo largo de la pandemia. En particular, las vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm), y las producidas con vectores de adenovirus. Ambos tipos utilizan ingeniería genética para generar una respuesta inmunitaria, a diferencia de las vacunas tradicionales, que emplean virus atenuados o inactivos, o toxinas inactivadas.

Publicidad

El objetivo de estas vacunas es dar instrucciones a nuestras células para que fabriquen la proteína “espiga” (S) del SARS-CoV-2.

“Esa nueva proteína será reconocida como extraña por el sistema inmunológico, que ‘montará’ lo que se llama una respuesta inmune de memoria”, explicó a AFP Factual la doctora María Victoria Sánchez, investigadora del Laboratorio de Inmunología y Desarrollo de Vacunas de IMBECU-CCT-CONICET, Argentina. “Cuando hay un nuevo encuentro con el patógeno, esa respuesta inmune será capaz de reconocerlo y lo atacará más eficientemente”, concluyó.

La sincitina-1 no es “idéntica” al SARS-CoV-2

En el video viral, el genetista Martínez afirma que la proteína “espiga” (S) del nuevo coronavirus es “idéntica a la proteína sincitina, clave para que el embarazo pueda llevarse a cabo”. Y afirma que la intención de la vacuna no es erradicar el nuevo coronavirus, sino esterilizar a las mujeres.

“Si se genera una inmunidad contra la supuesta proteína S viral, en realidad estaríamos montando una respuesta contra la sincitina [...], con la consecuente infertilidad femenina”, dice.

Publicidad

La sincitina-1, en efecto, es una proteína que contribuye a la formación de la placenta, explicó a AFP Factual Kenneth Witwer, profesor de patología y neurología molecular y comparativa en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos.

Sin embargo, el especialista descartó que la proteína espiga del SARS-CoV-2 y la sincitina-1 fuesen idénticas, como afirma Martínez.

“La única similitud de la glicoproteína sincitina-1 y la proteína espiga es que tienen una función original similar. La sincitina-1 sirvió antiguamente como proteína de ‘fusión’ para un virus, mientras que la espiga es la proteína de fusión para el SARS-CoV-2. Aquí es donde termina la similitud. Las proteínas de fusión viral interactúan con las proteínas ‘receptoras’ de las células huésped. Y las proteínas receptoras de la sincitina-1 y la espiga son completamente diferentes”.

Witwer también explicó a la AFP que la identidad de secuencia (el porcentaje de coincidencias de aminoácidos entre la sincitina-1 y el SARS-CoV-2) es insignificante. “Podemos pensar en las proteínas como párrafos de un texto, utilizando un ‘alfabeto’ de aminoácidos de 20 letras”, graficó el especialista. “La sincitina-1 tiene 538 letras. La proteína espiga tiene 1273 letras. No hay una superposición significativa de ‘letras’ entre esas proteínas. Afirmar que las dos proteínas son idénticas o casi idénticas es como tomar dos párrafos de dos textos diferentes y afirmar que en realidad son el mismo párrafo simplemente porque la palabra ‘y’ aparece en ambos”.

Witwer descartó que los anticuerpos generados contra el SARS-CoV-2 puedan actuar sobre la sincitina-1 o la sincitina-2, también mencionada por Martínez, ya que las sincitinas y la proteína espiga tienen dos o tres aminoácidos en común, mientras que los anticuerpos reconocen secuencias de cinco a diez aminoácidos. “Es muy poco probable que los anticuerpos generados contra el nuevo coronavirus reconozcan a las sincitinas”, concluyó.

Consultado por la AFP, Frédéric Altare, especialista en inmunidad del centro de investigación Inserm, en Francia, concuerda: “No existe una semejanza suficiente entre la sincitina-1 y la proteína espiga”. Señaló además que la teoría del genetista Martínez "no presenta ninguna evidencia que demuestre que los anticuerpos contra la proteína S también se dirigen a la sincitina-1”.

Annette Beck-Sickinger, profesora de bioquímica y química biorgánica de la Universidad de Leipzig, Alemania, dijo a la AFP que "si el argumento de la sincitina fuera cierto, todas las mujeres infectadas con el virus se habrían vuelto estériles, pero no es así".

Todas las personas infectadas con SARS-CoV-2 "han producido anticuerpos contra la proteína espiga y no hay indicios de que eso haya impedido que las mujeres queden embarazadas", agregó Frédéric Altare.

"Si eso no ocurrió de forma natural con el virus, no hay razón para que lo haga con otra cosa", insistió el especialista.

Una enfermera recibe la vacuna Pfizer-BioNTech en el Rady Children's Hospital en San Diego, California (Estados Unidos), el 15 de diciembre de 2020 (AFP)

Incidencia en el sistema nervioso central

Martínez afirma que la sincitina también está relacionada con “la salud del sistema nervioso central”, por lo que en el futuro “veremos más esclerosis múltiple, mielitis transversa” y otras “secuelas neurológicas” producto de la vacunación contra el coronavirus.

El médico neurólogo Facundo Latini, investigador en la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos del Conicet, Argentina, y colaborador de Corona consultas, dijo a AFP Factual que “el rol de las sincitinas en ciertas patologías del sistema nervioso central se encuentra en plena investigación”.

Según el especialista, hay estudios que manejan la hipótesis de que el aumento de las sincitinas provocaría una inflamación en el sistema nervioso central, desencadenando procesos que en el tiempo podrían conducir a la aparición de enfermedades como la esclerosis múltiple y la esclerosis lateral amiotrófica.

Sin embargo, “la esclerosis múltiple ha sido asociada a diversos factores, como las infecciones por mononucleosis, infecciones virales herpéticas, factores genéticos, déficit de vitamina D, entre los más estudiados. Por lo tanto, el mecanismo de la sincitina, al ser un factor aislado, no es suficiente para suponer que pueda aumentar la incidencia de esta enfermedad”, explicó.

El caso de la esclerosis lateral amiotrófica, citado también por Martínez, es similar: “La sincitina no puede explicar por sí sola la fisiopatología de la enfermedad” puntualizó Latini.

Respecto de la incidencia de las vacunas en la sincitina, el médico neurólogo coincide con Kenneth Witwer y Frédéric Altare: las leves similitudes moleculares entre la sincitina y la proteína espiga del SARS-CoV-2 no ofrecen ninguna prueba de reacciones cruzadas.

A su vez, Latini propone una pregunta a quienes sugieren que las vacunas para prevenir el coronavirus pueden desencadenar patologías neurológicas: “Si lo que se ha encontrado es que las sincitinas están aumentadas en la esclerosis múltiple y la esclerosis lateral amiotrófica, ¿un anticuerpo contra las sincitinas no debería DISMINUIR la incidencia de las mismas?”.

No es la primera vez que se teme que una vacuna desencadene casos de esclerosis múltiple. A fines de la década de 1990, en Francia, se suspendió temporalmente el suministro de la vacuna de la hepatitis B debido a que estudios de caso plantearon la posibilidad de que esa inmunización en particular estuviera relacionada con nuevos casos o recaídas de esclerosis múltiple. Los estudios subsiguientes, sin embargo, no pudieron demostrar una relación causal entre la vacuna y la enfermedad.

Los resultados de un extenso estudio publicado en 2019 en Neurology, la revista científica de la Asociación Americana de Neurología, no revelaron que la vacunación sea un factor de riesgo para la esclerosis múltiple. “Por el contrario, sugieren sistemáticamente que la vacunación está asociada con una menor probabilidad de ser diagnosticado con EM en los cinco años siguientes”. Entre otras, el estudio incluyó las vacunas contra la gripe, la varicela, el tétanos y el papiloma humano.

¿Evitar embarazarse por dos años?

Según Martínez, las vacunas para prevenir el coronavirus vienen con la imposición de “no embarazarse por dos años”. Esto tampoco es cierto. AFP Factual no encontró que alguna de las vacunas basadas en ARN mensajero o vectores de adenovirus aprobadas o en estudio, ni ninguna otra de las que se encuentran en fase 3 o fase preclínica, traiga esa disposición.

En cambio, ninguna mujer embarazada fue incluida en los ensayos clínicos de las vacunas para prevenir el coronavirus, pues se ha querido determinar que son seguras en adultos sanos antes de probarla en poblaciones más vulnerables, como se explica en el sitio de noticias Hub de la Universidad Johns Hopkins (JHU).

“Desde luego, las mujeres deben hablar con sus médicos por cualquier inquietud relacionada con la vacuna”, señaló a la AFP Kenneth Witwer, de la JHU. “Sin embargo, no existe una base científica para la noción de que los anticuerpos contra la proteína espiga del SARS-CoV-2 generarían infertilidad por su supuesta similitud con la sincitina-1. Estas proteínas no son idénticas ni casi idénticas y, de hecho, son muy diferentes”.

En conclusión, no hay ninguna evidencia de que las vacunas de ARN mensajero o las vacunas basadas en vectores de adenovirus para prevenir el coronavirus tengan incidencia en la fertilidad femenina. Los argumentos que esgrime el genetista Martínez en el video viral respecto a que las vacunas “atacarían” una proteína que colabora en la formación de la placenta no tienen fundamento, según expertos consultados. (I)