En sus primeras líneas, conservando su voz poética, ofrece una idea a grandes rasgos de lo que se aproxima en sus siguientes páginas. «Ser ligero sin ser superficial, profundo sin ser pesado… that is the question», escribe Pedro Rosa Balda al inicio de Peso pluma, su más reciente poemario.
“Yo pienso que hay que liberar la poesía un poco del peso de la metáfora inútil, de la belleza formal, hay mucho populismo en los poetas actuales, entonces hace falta simplicidad”, dice Rosa.
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El autor vivió 37 años en París y a su regreso a Ecuador presenció un fuerte cambio cultural que lo canalizó en escritura. Sostiene que los primeros versos fueron plasmados hace cinco años. “Este libro es un poco mi retorno de Francia, de las muchas reflexiones que me ha ocasionado este regreso, de ver cómo están las cosas aquí (Ecuador) y de la manera como eso me ha afectado a mí, cómo he visto un abandono de lo intelectual”, expresa desde su actual residencia en Manta.
«Pensaba en la muerte y apareció un carroñero, ¿tendrán olor los pensamientos?», dice otro de sus versos, y es que una de las temáticas presentes en el libro de Rosa es la muerte y la vida. “Tengo un desencanto que me viene de la vida y eso se siente en mi poema y también en mis otros libros, es un tema recurrente. Es también una decepción con el ser humano, también porque soy muy animalista. Yo quiero a los animales, a los humanos no mucho”, admite y menciona que se vale del humor negro para escribir muchos de sus versos.
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«Estar muerto, terriblemente muerto, y saludar todavía, y continuar tropezando con la misma silla, sentándose a la misma mesa, hablando con la consabida voz, las palabras de todos los días», dice otro de sus versos, en el que el autor evoca a lo que llama el estado “zombi de los seres humanos” porque no “le dedican tiempo a la meditación”.
En el libro hace una mirada interior y analiza lo que está a su alrededor, afirma. “La poesía para mí ha sido mi manera de sublimar todo eso, de poder decir las cosas (...) la poesía es mi medio natural de expresión”, agrega el autor, quien se define como un poeta tardío.
Sostiene que comparte su tiempo entre la lectura y la pintura, y en su libro lo recuerda de la siguiente manera. «Cuando la escritura se me queda sin palabras, pinto. No sé pintar, pero pinto; pintando escribo mis silencios. Para exorcizar el miedo a la hoja blanca, pinto una hoja negra».
Rosa es autor de otros libros como Veladuras y Uves como cuervos. Su poemario Peso pluma se encuentra a la venta en La Casa Morada a $10. (I)