El vino de los reyes, el rey de los vinos, frase de Luis XIV, el Rey Sol, sobre el vino húngaro Tokaji Aszú, que refleja su gran reputación a lo largo de la historia, convirtiéndose rápidamente en uno de los vinos más apreciados por la nobleza europea durante siglos.

Luis XV lo prefería sobre el champán. Pedro el Grande lo apreciaba tanto que estableció una guardia permanente en Hungría para asegurar su abastecimiento regular, y Thomas Jefferson lo llamaba el ‘néctar de los dioses’, importándolo frecuentemente.

Como muchos productos y alimentos en la humanidad, por ejemplo, el queso azul o el yogur, entre otros, surgió por casualidad. En el auge del Imperio otomano, en el siglo XVII, las constantes guerras causaron que en Hungría se pospusiera la vendimia hasta noviembre, dos a tres meses después de lo usual. La demora provocó que a las uvas le caiga un hongo, Botritis, llamado después la pudrición noble, generando como resultado, cuando se produjo el vino de las mismas, un elíxir fantástico con un dulzor único y elegante.

Tal fue el furor por este vino en Europa que, en 1737, el emperador del sacro Imperio romano Germánico, Carlos VI, dictó la ley que creaba la primera denominación de origen vinícola de la historia: la Tokaj-Hegyalja, estableciendo normas estrictas sobre su producción. Así, el Tokai o Tokaj se convertía en el primer vino del mundo producido con esta técnica, incluso antes que el famoso Sauternes francés.

Su grado de dulzor se mide en puttonyos, en una escala del 1 al 7, y significa la medida de cestas de uvas con Botritis introducidas a la barrica. Hoy, un Tokai Esscencia de las bodegas Royal Tokaji, de 7 puttonyos, una rareza, cuesta regularmente cerca de $ 40.000, y se lo sirve en cuchara, no en copa.

En nuestro mercado no he encontrado estos vinos, hasta ayer, cuando probé un Grand Tokai de 5 puttonyos, cuyo costo estará en percha alrededor de los $ 50. Recomiendo la experiencia, estando seguro de que pocos lectores habrán probado este tipo de vino. El maridaje perfecto, a mi juicio, es con quesos muy maduros, y el mejor, con foie de pato.

El vino en mención ha recibido altísimos puntajes, entre 95 y 97 puntos, por las guías más importantes de la industria, como Wine Spectator, Decanter y James Suckling.

Para quienes quieran aprender, o para los amantes del vino, la mejor recomendación es que prueben, prueben y vuelvan a probar cosas distintas, de diferentes tipos, países y denominaciones de origen. (O)