El delivery existe desde hace mucho en nuestro país. Uno de los primeros fue Chifa Asia, hace décadas, más de 40 años. Sin embargo, la fast food reinó en esta industria, la comida rápida o fácil, siendo uno de sus pioneros Burger King, también hace más de veinte años.
En aquellos tiempos, el servicio a domicilio era propio, encargándose el restaurante, con infraestructura propia. Sin embargo, no es hasta hace unos diez años que esta opción toma cuerpo y nace como una industria, no solo en Ecuador, sino en el mundo, con la generación Z, una generación marcada por su profunda conexión con la tecnología desde su nacimiento, a finales del milenio, siendo nativos digitales.
Así, el COVID-19 no fue el inicio del boom de esta modalidad, sino el cambio generacional, cuya necesidad de inmediatez supieron interpretar empresas que, utilizando tecnología, generaron la oferta adecuada para satisfacer sus necesidades. La pandemia fue nada más que el escenario perfecto para que el crecimiento de esta tendencia fuera mucho más acelerado.
En Ecuador las estadísticas no son fáciles de obtener, no tenemos datos de las ventas agregadas que este sector ha generado ni cómo ha cambiado los márgenes en la industria. Lo cierto es que hay un área de la gastronomía que en nuestro país no ha entrado aún en esta tendencia, la alta cocina.
En España, por ejemplo, citando lo comentado por un restaurante con estrella Michelin que es parte de un grupo de inversionistas con una decena de locales de alta cocina en tres países, hoy sus ventas por delivery representan un porcentaje inesperado de sus ingresos, siendo en este sector el COVID el punto de partida de este servicio.
En tal contexto, hace poco he probado dos servicios nuevos para la industria ofrecidos por la cocina del Bankers Club, el delivery para sectores seleccionados de la ciudad, así como el servicio de chef en casa.
El primero resultó excepcional. En este tipo de cocina el emplate es muy importante, así como el término de los productos. Por ejemplo, poder pedir un salmón término un cuarto, con salsa de eneldo y mostaza dijon, con espárragos al punto, tiernos, y un hash de papa muy crujiente, que llegue perfecto, es cosa rara.
Con el pedido, quisimos una ensalada de hojas verdes con piña asada y aguacate, con una vinagreta de miel y limón, fantástica. Llevar a la mesa de una casa, por entrega, este tipo de cocina, con una presentación perfecta, sin que sus salsas se separen, en los términos correctos, perfectamente empacados, es una novedad.
Lo es también el ofrecer el chef en casa. Hay pocos aún. Chachanoi es un ejemplo, con excelente comida asiática, no solo entregada en casa, sino llevada y preparada in situ por su chef. Para quien hace una invitación a su hogar, es una gran opción. El chef en casa, que también ofrece Bankers Club, es el sueño de un gran anfitrión o comensal. (O)