El deporte del fútbol es muy cercano a la mente y al corazón de muchos ecuatorianos. Pienso que desde este deporte los ecuatorianos en general podemos recibir lecciones de humanización o deshumanización. En concreto, recientes vivencias relativas al fútbol nos sirven para reflexionar acerca de nuestra actitud en otros campos de la vida social. En particular la actitud de algunos hinchas frente al profesor Sixto Vizuete debe ser objeto de estudio, reflexión y corrección. Señalo algunos elementos:

-Delirio, no alegría serena, en los triunfos. -Encerramiento en una victoria, o en una derrota; encerramiento, que impide ver y juzgar victorias y derrotas  dentro de un proceso.

-Pretender lograr todo, ya, hoy mismo y sin costo. -Desencanto y hasta  agresividad en la primera dificultad. -Desahogo en el señalamiento de un culpable. -La adhesión a un objetivo y la defensa de este objetivo permanecen mientras hay un recorrido fácil y una ganancia a la vista.

En el caso concreto del profesor Vizuete se ve con claridad que una línea tenue y movediza separa al héroe del villano.   Si el árbitro hubiera actuado, o con independencia, o con la debida atención, la Tri hubiese ganado y Sixto Vizuete hubiera sido aclamado como héroe. No ganó la Tri y, en consecuencia, para algunos Vizuete es villano. No cuenta para estos el camino recorrido: los expertos señalan  que la Tricolor, con la dirección de este distinguido profesor guaytacamense, como técnico  interino ganó al combinado peruano 5-1. Después de ser elegido director titular, ganó al equipo de Haití 3-1. Vizuete, después de la renuncia de Luis Fernando Suárez, recibió a la selección con 0 puntos y 10 goles en contra. Méritos de este técnico es el haber, mirando el futuro, promovido a numerosos jóvenes, como Zura, quien fue estrella en los Juegos Panamericanos del 2007.

El fútbol ecuatoriano tiene actualmente numerosos deportistas de entre los cuales se puede escoger. Es también mérito del profesor Vizuete la lección, que debiéramos aplicar en todos los campos de la vida social: la lección de que la fortaleza está en el conjunto y no en el individuo. Son también sus lecciones la serena alegría, cuando su equipo ganó. Su humildad para escuchar críticas. Como dirigente humano, no pretendió ser infalible; sabe que los amigos reales señalan con libertad fallas, para mejorar el servicio.

Los ciudadanos libres, los que no tienen otro interés que el éxito de la causa, señalan no solo los aciertos, sino también errores; no son  incondicionales. Los dirigentes humanamente maduros reciben con serenidad el señalamiento de errores.

¿Cambiar de técnico?  Toca a los expertos opinar. Como ciudadano opino que sería volver a comenzar, tirando por la ventana la experiencia, que tiene más luces que sombras. ¿Preferir a un técnico extranjero, por ser extranjero? Sería consolidar,  también en el fútbol, ese complejo de colonizados, por el que invitaron a que nos den copiados algunos artículos de una Carta Magna,  ajena  a nuestra cultura.

El fútbol puede, además de divertir, enseñar que solo motivaciones serias y desinteresadas justifican un cambio.