Consciente o inconscientemente, rehuimos responsabilidades en la indefinición. La persona humana es, ciertamente, animal. ¿El hombre es solo animal o está dotado de dos realidades ulteriores? La razón y la voluntad lo hacen diverso de los otros animales; integran en la persona las diversas realidades animales, elevadas desde la mera bestialidad al nivel humano. El descuido en asumir en la persona humana el influjo específico de las dos realidades, espiritual material, distorsiona a la persona y a la sociedad. Vivimos un momento no nuevo, pero sí de los más confusos en tiempos recientes. En medio de la bruma de la indefinición se está dando al sexo preeminencia entre los valores humanos, separándolo de su finalidad principal, la de ser expresión de mutua donación y de fecundidad. El uso caprichoso del sexo, encerrado en su dimensión material, sería una expresión de libertad y progreso.

Unas de las realidades de las que más se habla es la del sexo y las de las varias consecuencias de su uso caprichoso, el aborto, el cambio de sexo. En torno a estas realidades, ignorancia y autosuficiencia están caminando juntas. Digo autosuficiencia, porque miré un programa en el que un alto candidato respondía con una sonrisa de suficiencia a problemas, p.e. de aborto; realidad que conoce más en sus ovejas que en las mujeres. En el momento en que vivimos, el vacío de la indefinición se llena con el calificativo de “conservador”, asumido como despectivo. “La ignorancia es atrevida”. Sugieren implícitamente que todo lo que sea conservar es malo; que toda novedad sería adelanto. (¿También los nuevos ingeniosos fraudes?)

La bruma de la indefinición cobija la ignorancia, la arrogancia, la irresponsabilidad, los derechos sin deberes. Un candidato no debe saber de todo; pero sí debe conocer los valores fundamentales de la humanidad, y servirlos; enfatizar algunos, sí; negar ninguno. Hay valores tan insertos en la identidad de la persona humana que no pueden ser excluidos. Cada partido insiste más en los valores que lo identifican, sin excluir ninguno fundamental, como el respeto a la persona humana, la vida, la verdad, la solidaridad, la responsabilidad. Tampoco es nuevo el menosprecio de la vida de los indefensos. Tampoco es nuevo usarla: se han renovado los pretextos; actualmente mejor difundidos. ¡Cuántos seres humanos mueren en una guerra actual, que pudo ser evitada!

¿Cuántos seres humanos mueren por aborto, cuántos en una guerra, que pudo y debió ser evitada? Quien afirma que la supresión de un óvulo fecundado (y) anidado es suprimir la vida de un ser humano es un retrógrado. La humanidad exige a toda persona consciente afrontar vejámenes por salvarla. Recuerdo una entrevista a un candidato. Qué bueno hubiera sido si, rehuyendo el atrevimiento de la ignorancia, hubiera respondido: ‘No conozco bien estas realidades; debemos juntar conocimientos acerca de ellas; todas son importantes; las debemos afrontar integrándolas, desde sus causas’. ¿Mucho pedir a un candidato? No es mucho; pues se debe suponer que todo candidato busca el bien común de los ciudadanos, no tanto llenar, al menos con una candidatura, su curriculum vitae. (O)