Cuán importante es recordar… no permitir que la memoria sea frágil e inconsecuente… hay que recordar de dónde venimos… quiénes somos y para qué estamos aquí… recordar cada camino, cada piedra, cada rostro, cada palabra… volver atrás… porque recordar es un viaje, es un retorno a casa… es un caminar despacio, detenerse, cerrar los ojos y proseguir el viaje… Tal vez ya lo dijo Rabindanath Tagore: “Soy como un camino en la noche que escucha en silencio los pasos de sus recuerdos”.
Cuán importante es ser grato y respetuoso con el recuerdo… los que somos mayores es frecuente hacerlo… los que son jóvenes han de aprender a hacerlo… es un deber de vida. Y no es que vivamos del recuerdo, ello sería imperdonable, es tan solo buscar ese breve espacio, ese nicho de tiempo, para no olvidar el principio, el génesis de la jornada, recordar que la vida empieza con una página en blanco que debemos ir llenando con cierta dosis de eficiencia…
Cuán importante es evocar aquello y a aquellos que transitaron por nuestros recuerdos… que convivieron con nuestra circunstancia, con nuestras realidades en el escenario de la vida, según el pensamiento orteguiano…
evocar al padre de la vida breve, al de alma socrática y talla napoleónica… a la madre de ternuras llena… a los maestros que nos marcaron senderos… a los amigos que se ausentaron y dejaron huella… Manuel de J. Real, de la palabra sabia… Alberto Borges, el de las historias fantásticas… Pipo, el juglar de la vida… Chichí, la del glamour y el buen decir…
Cuán importante es recordar… que no estamos aquí por casualidad… que nada es un azar… que la vida está hecha de opciones y nos deja elegir el camino… recordar que todo sucede con un propósito… que somos parte de un extraño, indescifrable y fascinante engranaje… recordar que todos tenemos una tarea que cumplir… todos tenemos una enorme responsabilidad dentro de este gran dédalo del universo… que terrible es no ser consecuente con ese compromiso con el cosmos y con la creación… con la misión, que por el simple hecho de respirar, hemos adquirido… Por ello, luego de 45 años, aquí estamos para rendir cuentas de esa tarea encomendada… aquí estamos para recordar… que durante este tiempo cercano al medio siglo creamos un templo de la palabra, que como dice Octavio Paz: “La palabra es nuestra morada, en ella nacimos y en ella moriremos”.
Cuán importante es recordar… que nada viene fácil… que nada viene por inercia… que nada es blanco, nada es negro… nada es perverso, nada es perfecto, que somos apenas una partícula de infinito… Recordar que hay que perseverar, pero hay que soñar… que hay que creer firmemente en un ideal y escalar todas las montañas para alcanzarlo… que nada es para siempre, ni el dolor, ni la felicidad, ni el miedo, ni siquiera el odio… son instantes, son procesos… recordar que hay que ser humildes con el triunfo… hay que ser dignos con el fracaso y siempre volver a empezar…
Cuán importante es recordar… que han pasado 45 años… no ha habido silencios… pero parece que el tiempo, como la brisa, se ha deslizado sin darnos cuenta… sin pedir permiso… y como el agua entre los dedos, no hemos podido detenerlo… pero nos ha dejado llenos de memoria, porque nada puede arrebatarnos el recuerdo… 45 años, entrelazados entre dos siglos… parecen haber transcurrido velozmente… desde cuando un septiembre de 1964 nacía un magazine sencillo y sin grandezas, pero que representaba sueños, utopías… eran entonces pasos vacilantes con la juventud a cuestas… hoy la serenidad nos ha alcanzado… sabemos a dónde vamos… Cuán importante es recordar… que el génesis de este recuerdo asomó en un apacible Guayaquil, donde aún había serenatas bajo los balcones, carretillas con chocolate en el malecón y regatas en el Salado… escuchábamos el canto conocido de los pregoneros… había menos prisa… era una ciudad amable y pausada… era, en palabras de poeta, “la ciudad del río grande y del estero, con su sol domiciliado…”.
Cuán importante es recordar… que la vida tiene un significado esencial… que ella me ha permitido vivirla y paladearla lentamente, como se paladea un buen vino… y no perder esa capacidad mágica de maravillarme con infinidad de cosas pequeñas y grandes, nimias y esenciales que conforman mi memoria… como el perfume de mi madre… o ese pequeño rincón en el mundo llamado Hollis… o disfrutar el arte: las manos crispadas de Kingman… las mariposas de Tábara… o la voz de Beatriz Parra… o el color de la rosa… o quizás las callejuelas de Montmartre o ese azul tan azul del Mediterráneo… el humanismo comprometido de Pepe Gómez… o el verso de Neruda… todo ello lo tuve cerca… todo ello es mi vida, es un recuerdo y estamos aquí para recordar…
Cuán importante es recordar que la libertad es un canto… que sin ella no hay esperanza… que sin libertad el hombre muere de silencio. Que sin libertad el ruiseñor enmudece… recordar que no se puede encarcelar la palabra, ni los sueños , ni el pensamiento… Que la palabra es libre como el águila en pleno vuelo… responsable, honesta, diáfana, pero libre… es clarinada y es voz, pero libre… es trueno y es sentencia, pero libre… y también es poesía, y como tal es lenguaje de las voces infinitas… ¿Y qué pasaría entonces si la libertad se pierde? ¿Cómo se canta? ¿Cómo se sueña?
¿Cómo se disiente? ¿Cómo se desacuerda? ¿Cómo se ama? Sin libertad no hay voces… no hay luz… sin libertad de silencio morimos poco a poco… por 45 años, nuestra palabra ha sido libre, que así sea por siempre…
Cuán importante es recordar… aquí estamos esta noche, 45 años después… Hogar y esta poeta soñadora… la una enseñó a la otra esta hermosa y a veces compleja romería vivencial… tropezamos en los mismos guijarros… cantamos desde una misma partitura… mas la revista se rejuvenece siempre y se renueva, porque ella siempre será joven, siempre será esa damisela encantadora que subyuga, informa, crea y habla de la vida… su directora fundadora se irá vistiendo de paz y recuerdos… La diferencia es que la una seguirá haciendo caminos… la otra habrá de irse a sus asuntos… Cronos es justo con ambas… así es como tiene que ser…
Cuán importante es recordar… de allí que yo le diría a esta hermosa y joven revista de 45 años, en esta noche de su aniversario, prestando el verso de Benedetti:
“Con tu puedo y con mi quiero vamos juntas, compañera”.