Viajera de inmenso pasado, peregrina de todos los siglos y todas las eras atravesando misterios, arcanos y sombras. Esa es la mujer. Viene desde mar adentro, desde la oquedad honda del cráter y la cima de la montaña; viene desde la voz de los ríos y de la tormenta, viene desde el nido de las águilas y las tórridas arenas de los desiertos.
Es la que danza con la luna, es la roca sobre la que se edificó la humanidad y es la que cierra el círculo de la esencia planetaria: vida, muerte, vida.
Esa es la mujer.
Ella viene desde la palabra y todas las palabras cardinales de la creación son espejo de mujer: ternura, aurora, vida, cosecha, paz, fe y libertad; nacencia y madre, luz y oscuridad, paciencia y esperanza. Todo lo bello es femenino, todo lo esencial es femenino, como la rosa del Principito, la sal de los océanos, agua y tierra.
Y ella viene desde las entrañas de la tierra donde fue lapidada, desde la sequía de amor, de respeto y ternuras, desde los muros silentes del olvido y de las burkas que la invisibilizaron, que las convirtieron en nada, en nadie, en no natas. Desde allí viene para que a través de su lágrima se escuche el gemir del cosmos y como paridora de la vida su voz es el tallo de canela que perfuma el universo…
Pero hoy, ya no hay cabida para esa mujer invisible, ella tiene demasiada presencia, ya no camina de puntillas, como figura chinesca, como sombra que se desliza, ni se oculta detrás del miedo, ella es la hacedora de la historia, es el equilibrio y es la arquitecta de nuevas auroras… Esa es la mujer que hoy saludamos.
HOGAR es una publicación que en este año llega a su medio siglo de vida, ha recorrido un largo y apasionante camino, a veces cubierto de guijarros, pero especialmente, colmado de irrepetibles experiencias. Han sido 50 años de ir en pos de sueños y todos ellos con nombre de mujer. Esta es una revista que caminó junto a la mujer ecuatoriana, en un mismo sendero, contando sus historias, soñando sus sueños y compartiendo sus luchas. Es la revista que cantó el canto de las Manuelas…de Dolores Veintimilla, Matilde Hidalgo, de Araceli y Elsie Monge, de Yela y Nelsa Curbelo, y ahora de ustedes. Y por ello, es en nombre de Hogar que en esta tarde rendimos nuestro homenaje a mujeres admirables de nuestro país, quienes desde su espacio respectivo araron la tierra, sembraron en suelo fértil y están cosechando las mieses. Gracias a ellas –a ustedes– las mujeres ecuatorianas transitamos con la frente en alto y vestimos de esperanza a nuestro país y a nuestra colectividad.
Nuestra emocionada felicitación a todas las mujeres del año 2013, ellas nos enseñan que la vida es un desafío permanente y que nada, ni nadie, puede impedir o coartar el bello oficio de soñar.
Discurso de la directora fundadora de la revista Hogar, pronunciado el 8 de enero del 2014, durante el ‘Reconocimiento a las Mujeres
del año 2013’.