Dejo otros recuerdos para poner mis ojos en el 9 de julio de 1892 porque en aquel día el pueblo católico ecuatoriano se consagró al purísimo Corazón de María; esto es, se consagró al amor maternal de María Santísima, la primera intercesora del pueblo de Dios, es decir, que acudimos con toda confianza a la que es Reina de todos los santos.

Habían pasado dieciocho años desde cuando el pueblo católico del Ecuador con sus legisladores se consagró solemnemente al Sagrado Corazón de Jesús aquel miércoles 25 de marzo de 1874, siendo presidente ecuatoriano el insigne doctor Gabriel García Moreno, y como arzobispo de Quito, monseñor doctor José Ignacio Checa y Barba, que halló la muerte en el cáliz de la vida, pues fue envenenado por una mano sectaria mientras celebraba la eucaristía, en el año 1877.

Gobernaba la Arquidiócesis de Quito monseñor Dr. José Ignacio Ordóñez, 1882-1893, y siendo presidente el Dr. Luis Cordero, ilustre cuencano y laureado poeta, cuyo corazón de católico práctico era ejemplo de virtudes cristianas. No es de admirar, entonces, que el pueblo católico en unión de sus obispos se consagrara solemnemente al Purísimo Corazón de María el sábado 9 de julio de 1892, mediante una seria y fervorosa preparación a tan importante evento de fe.

Tal como sucedió hace 18 años antes de aquella fecha, esta consagración fue ratificada por el Congreso Nacional mediante Decreto Oficial de 5 de agosto de 1892. Como consecuencia la legislatura resolvió erigir en la Capital, en la cima del Panecillo y con fondos de la nación, una estatua de bronce de la Santísima Virgen, la misma que fue inaugurada el 28 de marzo de 1976 por Su Eminencia Pablo Muñoz Vega, S.J., XI arzobispo de Quito.

“Matemos a María” escribía en una pancarta cierta atrevida secta. En cambio, el pueblo católico ecuatoriano dice con San Bernardo: “Vayamos a Cristo por medio de María”. Esta es la causa por la que el ilustre y virtuoso doctor Julio Tobar Donoso escribía lo siguiente: “Pueblo de María es el nuestro... Quitad a María y se desvanece y esfuma el alma de la patria, porque Ella fue la filosofía suprema de la vida nacional y la esperanza de su porvenir”.

Mientras  que, en 1988, el canónigo Dr. Nicanor Corral y Bandera solicitó a la M.I. Municipalidad de esta urbe un terreno para la construcción del templo en honor del Purísimo Corazón de María, que es el templo parroquial de La Victoria, dirigido por los sacerdotes carmelitas. Recuerdo también que cuando la Virgen, en Fátima, pidió la consagración al Corazón de María, en 1917, los católicos del Ecuador ya nos habíamos consagrado hace 25 años. Y, ¡qué recompensa!, ya que 100 años después, el 25 de octubre de 1992, Juan Pablo II beatificaba solemnemente a nuestra connacional Narcisa de Jesús Martillo Morán.