Los indicadores económicos para el Ecuador son esperanzadores. Los datos compartidos por el Gobierno en sus redes sociales hablan textualmente de grandes resultados entre 2024 y 2025. Para que las cifras no solo sean un número el ciudadano debe sentirlas como bienestar y es ahí precisamente donde todavía hay una deuda.
Es cierto que, por primera vez desde febrero de 2018, el riesgo país de Ecuador se ubicó por debajo de los 500 puntos al alcanzar las 499 unidades al cierre de la jornada del 22 de diciembre. El viernes anterior se situó en 508 puntos.
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En noviembre de 2023, cuando Daniel Noboa inició su gestión, el riesgo país llegó a los 2.016 puntos, según el boletín informativo 035 del Ministerio de Economía y Finanzas. El indicador elaborado por el banco de inversiones estadounidense J. P. Morgan muestra desde entonces una reducción de 1.517 puntos.
Para hacer el cálculo los mercados internacionales miden la solidez económica, la estabilidad política y la capacidad de pago del Estado. Los resultados no solo tienen efectos en el sector público sino en el privado. Un riesgo país alto eleva para las empresas y bancos el crédito internacional y reduce el interés de inversión extranjera. Para la población implica mayores tasas de interés en créditos, la baja de la inversión se traduce en menos plazas de empleo. Es ahí donde radica el interés común y donde la gente sentirá los efectos de este indicador y los otros que spots del régimen repiten.
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La Presidencia muestra que en 2024 el empleo adecuado se situó en 33 % y cierra el 2025 en 37,4 %; la pobreza extrema estuvo el año pasado en 12,7 % y este, 10,4 %; en exportaciones no petroleras anota $24.849 millones frente a $ 29.073 millones... Y así sigue resaltando datos. A todos conviene que al Gobierno le vaya bien y tiene que reflejarse en la gente, donde está el verdadero sentido de las cifras y ejercicio del poder y será el mejor regalo de Navidad. Mientras sigan altas las cifras de inseguridad y fallas en la salud, por nombrar dos, la deuda continúa pendiente. (O)