Creadas por el ingenio humano, representan en forma didáctica las emociones positivas o negativas en relación con otras personas, animales o seres imaginarios; estos relatos concluyen con una moraleja y recomendación para la superación personal y una mejor convivencia social.

Esopo (s. VI a. C.), es el escritor griego de fábulas más conocido, relacionó en forma fantástica y sencilla, como para la mente de un niño, el comportamiento de los animales y extraños seres con las emociones del hombre. La más famosa: La cigarra y la hormiga, un relato del diálogo entre una hormiga, símbolo de trabajo y organización, y una cigarra perezosa y descuidada. Una moraleja sería: no malgastes el tiempo solo en ocio o placer, trabaja para cosechar lo suficiente para enfrentar épocas de escasez.

La mitología griego-romana está llena de historias fantásticas que relacionan los sentimientos de dioses, semidioses, hombres o híbridos (hombre-animal). La fábula de Cupido y Psique es muy conocida, en resumen: Venus celosa por la belleza de Psique envía a su hijo, Cupido, para que lance una flecha y termine con su vida, pero se enamoró y lanzó la flecha al mar. Una interpretación es que la envidia es castigada y el amor ciego.

Es importante explorar nuestra conciencia y hacer un chequeo tomando como referencia una lista escrita de las emociones positivas, como la gratitud, esperanza, alegría, amor, serenidad, etc.; y otra lista de las emociones negativas, como el miedo, terror, venganza, tristeza y otras. Las conclusiones serán moralejas y recomendaciones para ser una mejor persona.

Convivimos en sociedad, familia, barrio, ciudad y nación. Es imprescindible cumplir con el contrato social, diferenciando entre el bien o el mal; practicando los principios éticos y valores humanos de libertad, honestidad, justicia, responsabilidad, compromiso, respeto, tolerancia, profesionalismo, empatía, paciencia, humildad y gratitud.

Tenemos una fábula, referente a un reporte de que un animal feroz, no identificado, en algunas comunidades andinas ha matado cientos de ovejas, alpacas y terneros; funcionarios del ambiente intentan determinar si son pumas, perros ferales o cerberos –¿será quizás una quimera– mediante la instalación de cámaras ocultas entre la vegetación. Una interpretación es que la ferocidad animal hace huir a las cámaras. Otra es que ciudadanos, sus animales domésticos y bienes están en las fauces de ciertos políticos que tienen o aspiran al poder, además de permisividad con la delincuencia organizada; todo ante cámaras.

Muchos hablan de revolución y un hermoso camino a la felicidad; al respecto, George Orwell, novelista británico, en su obra distópica Rebelión en la granja, magistralmente describe cómo los cerdos se rebelan al granjero y lo expulsan, establecen un sistema revolucionario de gobierno con siete mandamientos que regirán el paraíso, el más destacado es “todos los animales somos iguales”, luego complementan “todos los animales somos iguales, pero algunos más iguales”. Interpreta la hipocresía política del totalitarismo.

¡Elijamos bien las autoridades, no distopías! (O)