Hace pocos días escuchamos un discurso conciso, fresco y renovador por parte del nuevo presidente del Ecuador, Daniel Noboa. Me quedo con las frases “No somos antinada, somos un pro-Ecuador. El anti tiene un techo y el pro es infinito. No podemos seguir repitiendo las mismas políticas del pasado esperando tener resultados distintos.
Invitamos a los ecuatorianos a trabajar en conjunto para acabar con el enemigo en común: la violencia y la miseria”.
Estamos sin duda frente a un liderazgo con mentalidad infinita. Uno de los primeros autores en proponer con claridad estilo de liderazgo fue Simon Sinek en su libro El juego infinito, publicado en el 2020. Para el autor, un liderazgo con mentalidad infinita es aquel que no se encasilla en esquemas viejos que hay que cumplir, en que el éxito se abre a infinitas posibilidades cuando apunta a objetivos claros y se es flexible teniendo en cuenta que lo verdaderamente importante para todos es una “justa causa”, una razón motivante más importante que los mismos actores y lo suficientemente poderosa para acoger. Es un liderazgo con mentalidad infinita porque ve a quienes no comparten la misma forma de pensar como “rivales dignos” con los cuales se puede construir equipos colaborativos para sinergizar en la “justa causa”, aferrándose a fuertes principios éticos y valores para no sucumbir ante intereses individuales.
El éxito del liderazgo con mentalidad infinita se mide por el deseo que tienen los demás de contribuir, por la realización y el viaje de cambio. Cuando el líder entiende que la clave del crecimiento es concentrarse en ser mejor de lo que ya es y no en ser mejor que su competencia. Los líderes que piensan con mentalidad infinita van más allá del antagonismo entre “corto plazo” y “largo plazo” y entre actores.
Esta invitación a un liderazgo con mentalidad infinita muy bien se puede extender a todos los ecuatorianos...
Hoy no solo estamos frente a un presidente joven, estamos frente a un liderazgo al estilo que propone Simon Sinek, con “valentía de liderar” para asumir los riesgos que sean necesarios, con un estilo moderno, práctico y orientado a la acción, y quien nos invita a los ecuatorianos a unirnos en torno a una “justa causa” y sobre todo a tomar decisiones difíciles que se alineen y mantengan la integridad con el propósito, respetando la libertad y la diversidad.
Hacia el norte, no al sur; no al este, al Oeste: La necesidad de una estrategia país
Hoy estamos frente a un liderazgo renovado que promueve una cultura de confianza, colaboración e innovación. Su éxito, como bien lo afirmó en su discurso, no es haber llegado, su éxito será lograr un mejor Ecuador. Escuchamos también en el acto de posesión al nuevo presidente de la Asamblea Nacional, Henry Kronfle Kozhaya, quien afirmó estar convencido de que el país “tiene un futuro luminoso” y que puede convertirse en “un modelo exitoso en democracia, seguridad, libertad e institucionalidad”. Y en un gran gesto le extendió la mano al presidente para trabajar en conjunto.
Esta invitación a un liderazgo con mentalidad infinita muy bien se puede extender a todos los ecuatorianos, cada uno es un espacio de decisión y acción. ¿Tendremos el coraje de aceptar la invitación? Yo pienso que sí, el país lo necesita. (O)