Por Lena Savelli, de ONU en Ecuador; Tatiana Villegas, de Unesco Ecuador; Jan Jarab, del Alto Comisionado de la ONU para los DD. HH.

Cada 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, proclamado por la Asamblea General de la ONU en 1993, en honor al aniversario de la Declaración de Windhoek. Este documento, nacido del impulso de periodistas africanos, consolidó principios fundamentales para el ejercicio de un periodismo libre, independiente y pluralista.

Este día es una oportunidad para reflexionar sobre la función esencial que cumple el periodismo en las sociedades democráticas. Una prensa libre garantiza el acceso a la información, promueve la rendición de cuentas, sostiene el Estado de derecho y permite a la ciudadanía tomar decisiones informadas, participar activamente y exigir sus derechos.

En las últimas décadas, el periodismo ha enfrentado cambios radicales. La revolución digital abrió nuevas posibilidades para democratizar la comunicación y conectar a personas y comunidades. Sin embargo, estos avances también han traído desafíos serios que amenazan la seguridad y el ejercicio profesional del periodismo.

Los y las periodistas enfrentan agresiones, censura, hostigamiento, precariedad laboral, vigilancia, violencias digitales –en especial hacia mujeres periodistas–, así como amenazas que ponen en riesgo su vida y la de sus familias.

En Ecuador, al menos 19 periodistas se han exiliado desde 2023 debido a amenazas. En marzo de 2025, el reportero Patricio Ernesto Aguilar Vásquez fue asesinado mientras cubría la violencia local, un crimen condenado por la Unesco y la Acnudh. Su muerte es un recordatorio doloroso de los riesgos que asumen quienes informan desde el territorio.

Aunque existen esfuerzos institucionales como el Mecanismo Estatal para la Protección del Trabajo Periodístico, persisten brechas preocupantes: falta de recursos técnicos, presupuesto insuficiente, escasa articulación interinstitucional y limitaciones en la atención oportuna a quienes ejercen esta labor en condiciones de alto riesgo.

Frente a este panorama, hacemos un llamado urgente a reforzar el compromiso del Estado, la sociedad civil, los medios de comunicación, la academia y la comunidad periodística.

Necesitamos fortalecer la cooperación, garantizar la protección y establecer entornos seguros para que el periodismo pueda desarrollarse libremente, sin temor y con garantías reales.

Este año, el Día Mundial de la Libertad de Prensa se enmarcó en un diálogo promovido por las Naciones Unidas sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el ecosistema mediático. En el contexto del Pacto Digital Global, reafirmamos que los medios libres, independientes y pluralistas siguen siendo pilares insustituibles para la democracia. La IA ofrece herramientas poderosas e innovadoras, pero también plantea retos éticos, legales y sociales que debemos abordar colectivamente para resguardar la integridad informativa y la calidad del debate público.

Reafirmemos hoy nuestro compromiso con la libertad de prensa como un bien público, fundamento de sociedades más justas, seguras, informadas y resilientes. (O)